Fabra se reivindica para atajar las críticas a su liderazgo
Ciscar advierte a los críticos del PP que todos van en el mismo barco
La falta de entusiasmo ha terminado por instalarse en los últimos meses en el PP valenciano. La calle se ha vuelto hostil y el desconcierto se ha instalado en el partido. Tanto, que el presidente de la Generalitat y del PP regional, Alberto Fabra, pronunció ayer un discurso ante la militancia para reivindicar su liderazgo y atajarlas críticas. Y es que la cena de inicio del curso político que los populares celebraron ayer en Elche fue un reflejo de esa situación. Fabra llegó al cónclave popular sin el calor de sus predecesores y si bastantes caras serias. Especialmente, después de que unas horas antes la alcaldesa Rita Barberá, hubiese evidenciado sus discrepancias con el Consell sobre el futuro de la F1 en Valencia.
En este ambiente, Fabra se vio obligado a reivindicarse. “¿Cómo pueden decir que aquí no hay rumbo?”, se preguntó el presidente valenciano, “Nuestro rumbo es salir de la crisis y nuestro reto los valencianos”. Fabra se anotó la consecución del corredor mediterráneo de ferrocarril y el déficit asimétrico. “No nos importó, incluso, enfrentarnos a compañeros para defender los intereses de la Comunidad Valenciana”, remachó mientras acusaba a la izquierda de servir a los intereses de los independentistas catalanes. Fiel a su discurso, el presidente se comprometió a obtener mejor financiación y defender la ejemplaridad de los cargos del PP. Sin embargo, el discurso, en el que insistió en que “nadie puede negar” que ha intentado conseguir “lo mejor” pareció insuficiente para el malestar latente.
Y es que, tras los lugares comunes de ánimo a la militancia y crítica a la oposición, los discursos evidenciaron buena parte de los conflictos que arrastran los populares valencianos.
El presidente provincial del PP de Alicante y vicepresidente del Consell, José Ciscar, fue muy claro al advertir: “Todos vamos en el mismo barco y, con eso, ya sabéis lo que quiero decir. Nuestro destino es el destino del PP”.
En su intervención, Ciscar ensalzó a Fabra y justificó el desgaste del Consell. “Los dos últimos años no han sido fáciles para el presidente Fabra”, prosiguió, “ni para la mayoría”. “Nos está costando sangre, sudor y lágrimas mantener la educación, la sanidad y las politicas de bienestar social”, prosiguió Ciscar, que elogió la valentía del presidente regional: “Y eso es responsabilidad del presidente Fabra”.
Elogios que no derrochó el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, que, aunque se mostró dispuesto a colaborar, dejó claro que la frialdad de su relación con Fabra es inversamente proporcional a la calidez que le profesa a Barberá. “He hablado con el presidente Rajoy”, continuó el ministro, “Y me ha encargado que transmita un saludo a Fabra y a Rita, que es especialmente querida en el Gobierno”.
Un comentario que torció el gesto de varios comensales de la mesa presidencial, en la que nadie es ajeno a la existencia de corrillos donde se especula con la debilidad del liderazgo de Fabra y la posible alternativa de Barberá, que también recibió los piropos del vicesecretario Esteban González Pons.
No es esta la única cuestión de controversia en el seno del PP. Ciscar, que ostenta las competencias en materia de agua en el seno del Consell, dedicó parte de su discurso a intentar hilvanar una de las costuras que tiene abiertas en la provincia: la distinta manera de abordar el futuro del trasvase Tajo-Segura. Especialmente después de que la Diputación de Alicante, que controla Luisa Pastor, haya decidido presentar alegaciones al plan de cuenca del Tajo. Una decisión que supone enmendar al propio Ciscar, que ha negociado un memorándum con el Gobierno y la Región de Murcia por el que el Ejecutivo se compromete a mantener el trasvase. “El presidente Fabra no hará nada que no esté consensuado con los agricultores”, recalcó Ciscar, y auguró “una nueva regulación” que mejorará las condiciones del trasvase.
Margallo brinda su apoyo en la financiación
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, se empleó a fondo en construir una historia para que los militantes y cargos del PP puedan hacer pedagogía y explicar que el Gobierno Rajoy no está haciendo “un sumatorio de reformas” sino que está diseñando y trabajando en un cambio “radical y profundo de modelo” en el que se priorizará la exportación y la internacionalización de las empresas, y dejar atrás la etapa del ladrillo y del gasto fácil. El ministro concluyó que ese nuevo modelo “irá bien para la Comunidad Valenciana”.
Margallo comparó la crisis española y valenciana. Y admitió que la Comunidad Valenciana arrastra “una injusticia histórica con la financiación”. Y acto seguido agregó: “Y te ayudaré a que eso se repare”. El ministro aseguró que estamos “empezando a salir de agujero”. En general, explicó que tres situaciones provocaron que en España la crisis fuera más severa. Y la atribuyó a un endeudamiento masivo de las familias, la inversión en el sector inmobiliario, la pérdida de competitividad y los costes laborales subieron.
El ministro admitió que el desempleo está en tasas “intolerables”, habló del deterioro de las cajas de ahorro, y recordó que en ese panorama el Gobierno tuvo que hacer un programa de ajustes sin precedentes porque “no se puede gastar más de lo que se ingresa”. Y como muestra un botón. “En cooperación internacional tengo la quinta parte que tenía mi antecesora socialista”, dijo Margallo, que enumeró la reforma del sistema financiero, la laboral y la energética aunque todo esto haya obligado a “repartir el sacrificio entre el presupuesto y las familias”.
Margallo advirtió de que las próximas elecciones europeas son importantes porque serán el “test que medirá la fortaleza del PP; será una encuesta real que condicionará” las elecciones generales y autonómicas. El ministro alertó que se trata de una cita “peligrosa” porque la Unión Europea se “ve de lejos y se aprovechan para darle un coscorrón al partido en el Gobierno”. Por eso el veterano político instó a los populares a “escuchar, recuperar el pulso de la sociedad civil y elaborar un buen programa”.
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