Fontenla se despide de la patronal pero cuestiona la limpieza de las elecciones
El reparto del dinero de la CEG abre una batalla entre A Coruña y el resto de provincias. El presidente acusa a sus rivales de atender a intereses particulares.
Antonio Fontenla ha decidido cerrar sus 12 años al frente de la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG) con un ruidoso portazo que pretende pillar los dedos de los que han sido sus rivales en este tiempo. Tras ver cómo Construcciones Fontenla, la constructora sobre la que corrió su carrera empresarial, era liquidada hace unos meses con una deuda de más de 40 millones de euros y mientras un juzgado investiga si fue favorecido ilícitamente por el exalcalde coruñés Francisco Vázquez en una operación urbanística, quien fue uno de los reyes del ladrillo en A Coruña anunció ayer que no se presentará a la reelección como presidente de la CEG sembrando dudas sobre la limpieza del proceso electoral y cargando contra el aspirante que más papeletas tiene para tomar el testigo de la organización.
El coruñés dice que Alvariño ya repartió “cargos y fondos” entre quien le apoya
Según Fontenla, el vigués José Manuel Fernández Alvariño, presidente de la Confederación de Empresarios de Pontevedra, está boicoteando la posibilidad de que se presente una candidatura alternativa que pueda derrotarle por tercera vez al frente de la CEG. Asegura que Alvariño, que ha recibido ya el respaldo público de las agrupaciones provinciales de empresarios de Pontevedra, Lugo y Ourense y de algunas asociaciones sectoriales, se ha repartido ya con quienes le apoyan “cargos y fondos” mediante “componendas y arreglos”. “Lo que están haciendo es defender intereses particulares de unos cuantos en contra de otros”, acusó el aún presidente de la patronal, que cuenta con el respaldo de la Federación de la Construcción, los empresarios del polígono del Tambre de Santiago y la asociación empresarial de Ferrolterra. En declaraciones recogidas por Europa Press, Alvariño replica que lo que ha repartido en su candidatura es “juego” para que “Lugo, Pontevedra, Ourense y, por qué no, A Coruña” participen en su “proyecto empresarial”. “Menos presidencialismo y más colaboración”, pide el empresario vigués.
El pontevedrés replica que la “gente inteligente” evitará una fractura
Fontenla afirma que se retira pese a haber recibido “presiones” de “numerosos” empresarios de las cuatro provincias alarmados ante el comportamiento de la candidatura de Alvariño y la posibilidad de que conviertan la CEG en una “organización debilitada y hueca”. “De esta candidatura, antes de conocer sus propuestas concretas en los temas que afectan al empresariado, se conocía con todo lujo de detalles el reparto de los nombramientos y cargos y, lo que ha creado gran temor, la distribución de los fondos que recibe la organización”, denunció el presidente saliente de la patronal gallega.
Alvariño estima que cuenta con el apoyo de 76 de los 180 votos que se emitirán en las elecciones del próximo 30 de julio, un proceso en el que el plazo para presentar candidaturas expira esta tarde a las 16.30 horas. Según desveló Fontenla, no es descartable que hoy in extremis se registre una candidatura que plante cara a la del pontevedrés. El constructor tampoco despeja el peligro de una ruptura interna: “Es muy grave pensar en una escisión, pero si se plantea aplicar un rodillo, no digo que no pueda haberla”, advierte Fontenla, quien acusa a Alvariño de plantear “promesas totalmente incumplibles” porque su “único” objetivo es llegar a la presidencia de la CEG. El pontevedrés apela a la “inteligencia” para evitar un cisma: "Estoy convencido de que no habrá ninguna fractura, sino que todo el mundo querrá empujar. La gente que es inteligente, porque la gente que no lo es seguirá empecinada en otras cosas”.
La batalla entre estas dos facciones de empresarios amenaza con convertirse en una secuela menor de la gran guerra localista que se libró con la fusión de la coruñesa Caixa Galicia y la pontevedresa Caixanova, que fueron en sus días de gloria brazos financieros del empresariado del norte y sur de la comunidad gallega. La propuesta de la candidatura de Alvariño es que los fondos que alimentan las arcas de la CEG —desde cuotas hasta subvenciones— se repartan de forma “más equitativa” entre las confederaciones provinciales. Fontenla censura esta posibilidad porque “desgraciadamente para algunos, como la Confederación de Ourense y la de Lugo, A Coruña tiene más del doble de sus trabajadores”. “Es ridículo que tenga para formación o desempleo casi cinco veces más un trabajador de la provincia de Lugo o de Ourense que uno de la provincia de A Coruña”.
El coruñés acusa a sus rivales de querer “usurpar” fondos a su provincia para “llevárselos a otras”. “No sé si los empresarios de A Coruña estamos dispuestos a que nos saqueen los fondos”, se preguntó ayer, para luego recordar que los estatutos de la patronal le reservan al presidente saliente una vicepresidencia y que solo una modificación de esas normas podría descabalgarlo de la futura dirección de la organización. “No creo que A Coruña quiera renunciar a la vicepresidencia”, se apuró a avisar, subrayando que los socios de esta provincia pagan “la mitad de los impuestos”.
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