La Chocita se hace ‘light’

Él, con 20 años recién cumplidos, compró dos entradas para ver a Goyo Jiménez en La Chocita del Loro. Ella, con 17, no pensó que no la dejarían entrar. En la puerta de la sala, minutos antes de la función, se enteraron de que no podrían disfrutar del monólogo. Los menores tienen prohibido el ingreso. Este problema, que deja desilusiones en el camino, sucede a menudo en La Chocita del Loro. Muchos se han quedado a un paso de ver a su monologuista preferido por no cumplir con la mayoría de edad. La sala, situada en la Gran Vía, ha querido remediar este problema. A partir de ahora, las mañanas de los sábados y los domingos —a las 12.30— serán para los más jóvenes, eso sí, a partir de 13 años.

La Chocita se ha hecho light. Nada de alcohol, tampoco para los adultos. Solo dosis altas de humor en textos previamente revisados, blanqueados y adaptados. "Hoy en día, los críos ven lo que quieren en YouTube. Y si tienen 16 o 17 años encuentran sitios donde les sirvan alcohol. Pero nosotros no queremos fomentar eso", asegura Laura Sánchez, una de las dueñas de La Chocita del Loro.

Los monologuistas que se suban cada fin de semana a las tablas serán los mismos que actúen en las sesiones adultas, aunque, según reconocen desde La Chocita, algunos de sus habituales no actuarán para los más pequeños. "Hay cómicos que son demasiado directos. Un ejemplo es Ángel Martín. ¡O imagina a Enrique San Francisco actuando para menores de edad!", exclama Sánchez. Así que la inauguración de los Monólogos en Familia la estrenará mañana el cómico José Andrés y continuará el domingo Danny Boy Rivera, los elegidos para la presentación de esta nueva actividad. "Cada fin de semana será diferente, exactamente igual que por las tardes. No queremos diferenciar al menor del adulto más de lo estrictamente necesario", explica Sánchez. "Así el niño siente que no se pierde nada", señala.

De este modo, La Chocita, antiguo cine Pompeya, aprovechará también esa parte del pastel. "Si buscas ocio para niños en Madrid encuentras ofertas muy infantiles. Los niños de 13 años ya quieren otras cosas", puntualiza.

Semana Santa, puentes, Navidad. Madrid se llena de familias, de abuelos con sus nietos paseando por las calles del centro, de parejas adolescentes que todavía no pueden acceder a salas de conciertos. Ahora tienen una opción. La risa está asegurada para pequeños y grandes.