La revolución Jarabo
Sobre El Cabanyal han surgido en la última década decenas de propuestas arquitectónicas. Es sin duda uno de los barrios más pensados. Al plan original del Consistorio, que prolonga Blasco Ibáñez hasta la playa cortando en dos el barrio, se unió luego la Pepri, propuesta articulada por el Grupo Municipal Socialista. Este plan alternativo proponía la rehabilitación de unos 400 edificios, la construcción de 2.500 viviendas y la restauración y uso de varios edificios como contenedores de cultura. Incluso la propuesta de Valencia Litoral, de Jean Nouvel, integraba este núcleo en su proyecto de Valencia al mar, el único gran espacio que queda por planificar urbanísticamente de Valencia.
La cercanía de los campus de la Universitat de València y de la Universidad Politécnica, en la avenida de Tarongers, ha convertido el distrito Marítimo en un área de influencia natural.
Se han ensayado algunas fórmulas y una de las últimas la firma el valenciano David Estal. Este arquitecto presentó el pasado febrero en un congreso sobre revitalización de conjuntos históricos la transformación del bloque de viviendas sociales Grupo Ruiz Jarabo, situado en la zona de ampliación de la avenida de Blasco Ibáñez y, por tanto, destinada al derribo. “Hace doce años ya se hablaba de crear residencias pero nunca se había concretado. Era más una voluntad”, explica.
Este profesional ha investigado los orígenes de este edificio por el que nadie daba ni un duro y lo ha reconvertido en planos y dibujos en un colegio mayor universitario, donde convivan viviendas y residencias para universitarios. Lo construyó en los años 50 el arquitecto Tatay como residencia para el personal portuario en pleno barrio del Clot, ahora desparecido.
“Son varios bloques de seis alturas, de aspecto exterior historicista y sin apenas espacios comunes”, describe Estal. El arquitecto insiste en que es más caro tirar que rehabilitar y que su proyecto es tan solo una idea, una manera de aprovechar un edificio icónico de El Cabanyal.
“Constructivamente, a simple vista, el bloque se halla en buen estado, aún el estado de semiabandono en el que se encuentran algunas viviendas vacías y algunos robos menores producidos en los espacios comunes”, describe el arquitecto.
Su propuesta consiste en liberar la planta baja para aprovechamiento comercial y de servicios, se dignifican los espacios comunes y los 168 pisos actuales —muchos de ellos vacíos—, se convierten en 36 viviendas. El resto se transformaría en 144 habitaciones para estudiantes. Del total de las viviendas, en la actualidad solo hay medio centenar ocupada.
Estal echa mano de referentes llevados a la práctica en otros países del mundo. Es el caso del bloque de viviendas sociales Tour Bois-le-Pêtre. Levantado en los años sesenta en la periferia de París, el bloque de 16 alturas estaba condenado a la demolición. Se aplicaron nuevo forjados, se crearon terrazas y las pequeñas ventanas se convirtieron en grandes ventanales. Los arquitectos titulares Frédéric Drouot, Anne Lacaton y Philippe Vassal.
Pero hay más referentes, señala Estal. En el barrio de Miraflores, en Lima, se llevó a cabo una actuación parecida. En Tirana, un edificio llamado Edi Rama adoptó una imagen totalmente diferente con una nueva decoración de la fachada. O incluso en la Favela Comunidad de Santa Marta, en Río de Janeiro, las casas apiñadas consiguieron cierta identidad gracias a una mejora de las fachadas.
La intención del proyecto de transformación para el Grupo Ruiz Jarabo de El Cabanyal es simplemente “llamar la atención sobre las grandes posibilidades que hay de aprovechar algo así para un proyecto de futuro como son las residencias estudiantiles”, subraya el arquitecto.
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