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La AVT reúne en Benidorm a la mitad de sus asociados en Alicante

Las víctimas del terrorismo podrán adelantar la solicitud de las nuevas ayudas

Pascual Grasa, secretario general de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) ha reunido hoy en Benidorm a 23 de sus 50 asociados residentes en la provincia de Alicante para informarles de las nuevas prestaciones y ayudas a las que podrán acogerse tras la aprobación de la Ley de Reconocimiento y Protección Integral a las Víctimas del Terrorismo, en vigor desde el 23 de septiembre del año pasado. Casi todas las víctimas residentes en Alicante sufrieron la violencia de ETA en el País Vasco, excepto los afectados por la bomba que la banda terrorista colocó el verano de 2003 en el hotel Nadal de Benidorm.

Aunque el texto no se ha desarrollado reglamentariamente, Grasa ha adelantado que el Gobierno les ha confirmado que pueden ir cursando la solicitud de las nuevas ayudas a las que podrán acceder, más allá de las mejores económicas, como el reconocimiento de los amenazados a acceder a una vivienda de protección pública o las prioridades académicas en la educación de sus hijos. “Hay personas que por desconocimiento no han accedido a los derechos que les corresponden porque la mayoría de las veces las víctimas quedan desorientadas” tras haber sufrido un atentado, asegura Grasa.

Las reuniones que la AVT celebra con sus afiliados, dice Grasa, también sirven “de terapia”. “En grupo, la gente se atreve a comentar las cosas de otra manera”, comenta, porque “la cercanía es primordial” para ellos. Grasa, de 56 años, que estaba de guardia en el cuartel de Zaragoza cuando ETA mató en diciembre de 1987 con un coche bomba a 11 personas (entre ellos cinco niñas) e hirió a otras 88, asegura: "No perdono a alguien que me vio, no tuvo compasión por mí, ni tampoco por las personas que vivían en el cuartel”.

Aunque dice que no tiene "interés ni intención" de entrevistarse con el que me fue a matarle, es igual de categórico cuando afirma: "Siempre tienes la esperanza de que se acabe el terrorismo, nosotros somos los más interesados”. Para llegar a ese punto, Grasa asegura: "Yo veo el mundo al revés, entiendo que debería haber entrega de armas, puesta a disposición de la justicia, y luego ya hablaremos”.

Las secuelas físicas que le ocasionó el atentado apenas son visibles. Su aspecto exterior no las refleja. "Vivo con aquella película en mi cerebro permanentemente. Cada uno de nosotros tenemos una historia marcada por asesinos”, concluye.

 

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