Giro peligroso

Ángel Corella salió a escena en la última coreografía del programa, Suspenden in time, y giró con una seguridad y rapidez deslumbrante. Su público, que llenaba el Teatro Coliseum, la noche del martes, estalló en unos bravos cálidos y reconfortantes y perdonó al magnífico bailarín que el nivel artístico de su compañía, ahora el Barcelona Ballet, no hubiera sido el de otras ocasiones. Los problemas económicos por los que atraviesa la formación que le han forzado a un ERE han pasado factura al producto artístico. Los miembros de la compañía bailaron con entusiasmo y entrega pero la falta de ensayos y clases perjudicó el estilo y disciplina del grupo. Además hay que sumar que dos de sus figuras principales Momoko Hirata y Aaron Robison han dejado la compañía.

No obstante lo dicho el público se lo pasó bien ya que el programa fue entretenido y transcurrió con gran dinamismo. El Barcelona Ballet realizará 12 funciones en el teatro de la Gran Vía; una heroicidad que debe ser secundada por el público barcelonés, para que no quede en una heroicidad casi suicida.

El programa presentaba el estreno de Facing the ligth, una coreografía para tres parejas del bailarín de la compañía Kirill Radev, con música de Vivaldi. Es un trabajo íntimo sobre los sentimientos humanos cuya estética y vocabulario gestual recuerdan a los trabajos de Kylian y Duato, sin bien las frases coreográficas no poseen la riqueza y fluidez de los citados creadores. La pieza no carece de un talento artístico interesante. Sus seis intérpretes realizaron una nítida ejecución destacando por su personalidad escénica de la madrileña Ana Calderón y el cubano Dayron Vera.

En Paquita la coreografía de Joseph Mazilier y Marius Petipa con música de Edouard-Marie Ernest Deldevez y Ludwing Minkus, en la que se recrea la España de la invasión napoleónica, sus intérpretes no exhibieron el depurado estilo clásico que requería la obra y evidenciaron ciertas inseguridades técnicas. Las diez bailarinas se entregaron con bravura a las variaciones pero no alcanzaron el virtuosismo necesario. En cuanto a la pareja principal, María José Sales y Alejandro Virelles, ella es una bella y correcta bailarina, pero carece de la técnica que necesita la intérprete del famoso paso a dos de Paquita, la coreografía del mismo quedó limitada a las condiciones de la intérprete. Por su parte Alejandro, un excelente bailarín surgido del Ballet Nacional de Cuba, bailó con gran precisión y técnica arrancando los aplausos del público.

El programa finalizó con la dinámica coreografía Suspended in time de Ángel Corella, Rusell Ducker y Kirill Radev, que interpretó todo el Barcelona Ballet y en la que Corella realizó una gran exhibición de su magníficos dotes de bailarín. Un intérprete que en el plazo de unos días en Nueva York, ciudad que le adora, se despedirá como bailarín del American Ballet Theatre, compañía de la que ha sido bailarín solista desde 1995.