El mago deconstruido en San Simón
La isla acoge un debate sobre la base científica de los trucos de ilusionismo
Una regla general de los magos e ilusionistas es la de hacer reír al respetable durante sus números. No se trata de caer bien, que también, sino de relajar la atención del personal, porque lo de que la risa despista es un conocimiento que consta al gremio, pero su explicación científica no está clara. Esa conexión es una de las incógnitas que debaten esta semana en la isla de San Simón, en la ría de Vigo, un grupo de científicos expertos en neurociencia y magos que participan en el II Encuentro Neuromagic, organizado por la Fundación Illa de San Simón.
“Debemos conocer los secretos de las manipulaciones, de qué manera afectan al cerebro”, explica Susana Martínez-Conde, coordinadora del encuentro y científica formada en las universidades Complutense, de Santiago y de Harvard. No hay entre los participantes nadie que se las dé de especial ni de tener cualidades extrasensoriales, y de hecho uno de ellos es James Randi, que pasa de los 80 años pero se pasó buena parte de las últimas décadas desmontando las patrañas de numerosos charlatanes, entre ellos Uri Geller y sus cucharillas. “Lo que buscamos es aprovechar las técnicas que en principio están reservadas al ámbito de la magia y llevarlas al laboratorio sobre las bases de la atención, la conciencia y la percepción", detalla Martínez-Conde, coruñesa de origen.
La investigación sobre los efectos de la risa está todavía en una fase preliminar dentro del campo de la relación entre las emociones y el grado de atención, pero en otras se ha avanzado más. El estadounidense Apollo Robbins es un carterista consumado que basa parte de sus espectáculos en birlarle la cartera, el reloj y el móvil a quien se le ponga por delante, incluso después de avisarle de sus intenciones. De los shows de Las Vegas ha pasado al laboratorio. “Empezamos a medir las posiciones de los ojos de los observadores, y descubrimos que los movimientos en curva que hacía en sus amagos con las manos para despistar provocaban respuestas distintas en el movimiento de los ojos que los que hacía en línea recta”, señala Martínez-Conde, que ve potenciales aplicaciones del descubrimiento en publicidad, deportes o incluso en la estrategia de tácticas militares.
El propio Robbins no teme que prestarse a que le desmenucen los trucos perjudique a su negocio. “A los científicos no les interesan los trucos sino los principios generales. Nosotros aportamos una perspectiva distinta", comenta. Explica que uno de los ardides que usa para despistar a sus víctimas es inducirles al monólogo interior, algo así como provocar que se queden mirando a las musarañas. “Se trata de nublarles los sentidos, es una técnica que uso mucho”, apunta, y se muestra ambicioso. “Sabemos que a la hora de fijar la atención la mente tiene una serie de prioridades, pero no sabemos cómo funciona. Hubo un hombre en los años treinta que era capaz de pasar una aguja por la mano de otra persona sin que se diese cuenta. Si descubriésemos ese filtro sería una herramienta muy poderosa".
Martínez-Conde, que, junto a su marido, Stephen Macnick, realiza sus investigaciones en el Barrow Institute de Arizona, en EE UU, asegura que no hay escepticismo entre sus colegas especialistas en el funcionamiento del cerebro y el sistema nervioso sobre su campo de trabajo. “Me hace gracia, porque al principio alguno se extrañaba, pero tras asistir a algún congreso todos se preguntaban cómo no se les habría ocurrido antes la idea. La acogida en el mundo científico ha sido enormemente positiva, y a uno de los congresos que organizó la Society for Neuroscience asistieron 700 científicos”, presume. Ahora han publicado un libro, Los engaños de la mente, en el que explica sus descubrimientos.
En los encuentros, que se celebran esta semana entre la isla y Redondela, participan seis personas provenientes del mundo científico y otras tantas del del ilusionismo. En este último hay mayoría de participantes estadounidenses en el campo de la magia, aunque también concurre representación patria de la mano del coruñés Kiko Pastur. Los científicos vienen de universidades de prestigio de Canadá, Reino Unido y los Países Bajos, entre otras, moderados por la editora de la revista de divulgación científica Scientific American, y en sus conferencias se analizan desde la memoria visual partiendo del truco de fingir el corte de un dedo con la mano hasta las posibles aplicaciones terapéuticas de la magia en casos de autismo. Martínez-Conde insiste en cualquier caso en que las aplicaciones y conclusiones son muchas. “La multitarea, por ejemplo, es un mito. Y eso de que las mujeres pueden hacer más cosas a la vez que los hombres también. Quizás sea un invento de ellos para que trabajemos más”.
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