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LIGA EUROPA | IDA DE LAS SEMIFINALES

Choque de estilos

Al Sporting no le importa ralentizar el juego y dejarse dominar a la espera del contragolpe mientras el ritmo del Athletic es frenético

Los jugadores del Athletic en el entrenamiento.
Los jugadores del Athletic en el entrenamiento.WEB ATHLETIC

La colección de halagos continúa. Para Ricardo Sá Pinto, exjugador de la Real y técnico del Sporting de Portugal, "España debe estar muy feliz al contar con los tres mejores entrenadores del mundo: Guardiola, Mourinho y Bielsa. Para el hombre que se puso la txapela festejando un 4-1 al Athletic en Anoeta, el equipo bilbaíno tiene poco que ver "con el que yo conocí, basado en la cultura de la entrega, de la lucha, del sacrificio, al que ahora Bielsa ha dotado de una identidad futbolística nueva, que le hace ser vertical, tirar diagonales, poner un ritmo frenético y atacar hasta con seis o siete jugadores mezclando distintas formas de hacer la transición". "Si leo la prensa o escucho los comentarios de televisión el Athletic es un equipo magnífico que ya está en la final", dijo con un poso de ironía y realismo, "pero nosotros debemos confiar en nuestra calidad", añadió. Y sin embargo, en la otra orilla, el Athletic desconfía de su rival, de su oficio, de su pasmosa tranquilidad para ralentizar los partidos, para enredarlos si es el caso, para dejarse dominar y soñar con un contragolpe que resuelva el crucigrama.

Lo cierto es que el Sporting y el Athletic, que hoy se enfrentan en semifinales de la Liga Europa (21,05) en el remozado José Alvalade tienen poco o nada que ver. El Athletic es vehemente y el Sporting, reflexivo. El Athletic marca muchísimos goles en las primeras partes de los partidos europeos y el Sporting en las segundas. El Athletic le aventaja en goles europeos 24 frente a 18 y seguramente, aunque el dato no consta, en posesión del balón. Lo que más preocupaba a la prensa portuguesa es la facilidad del equipo de Bielda para golear en terreno contrario frente a la gestión más austera del equipo de Lisboa "aunque la eliminatoria se juega doble Partido" recordó Sa Pinto, aquel delantero volcánico que tuvo su papel en la historia de Portugal al que siempre le faltó un nueve de garantía para ser lo que parecía que podía ser.

Es un choque de estilos. Poco le importa al Sporting dormir el partido, aunque juegue en su estadio, en busca de la inspiración de Matías Fernández, aquel chileno del Villarreal, o del ruso Izmailov, goleadores habituales a la sombra poderosa del holandés Van Wolfswinkel, el Llorente del Sporting, la referencia, a sus 23 años, y el arma arrojadiza de un equipo que controla su pulso con la fe puesta en su nuevo estilo. Los leones verdes miden muy bien el esfuerzo de sus ataques. No se gastan en carreras vanas. Menos aún ante un Athletic "que nunca parece cansado", como dijo Sa Pinto, aludiendo al ritmo frenético que impone Bielsa a la identidad de cada partido.

Quizás por eso el protagonismo del exsevillista Capel es comedido. Menor, mucho menor, es del exbarcelonista Jeffren, el peluquero de Muniain en el Europeo sub21 de Dinamarca, que tiene un papel bastante testimonial entre “las cebras” de Lisboa.

En el Athletic han viajado todos, incluido Carlos Gurpegui, que se lesionó en la primera vuelta ante el Valencia, el mismo día que Canales, aunque su presencia es más anímica que real. Quizás revela el trato sentimental que Bielsa le da a un encuentro que le puede poner al Athletic a las puertas de su segunda final de la temporada. Viaja también Javi Martínez, que no puede jugar por acumulación de amonestaciones, y viaja Muniain, con gafas de sol bajo la llovizna de Lisboa por su lesión ocular que no le impedirá alinearse en el Alvalade. Y viajan cuatro mil aficionados en lo que la prensa portuguesa ha revelado como la mayor presencia de aficionados rivales en toda la historia del estadio lisboeta.

Las tornas han cambiado. La pasada campaña, las semifinales de la Liga Europa las disputaron tres equipos portugueses y uno español. Ahora es a la inversa, aunque Sa Pinto recordó que "para algunos serán dos equipos españoles, uno vasco y otro portugués". El pasado marca.

La euforia rojiblanca es tal que en el avión de ida a Lisboa volaban los percebes y el champán francés. Literal. La euforia contrataba con el sosiego de Bielsa leyendo la prensa en sus páginas no deportivas. ¿Lo del Rey? Quizás.

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