Evocación del cabaret

El artista cubano Roberto Gasca ya antes había mostrado sus dotes escénicas entre la danza y el circo, y ahora, además de actuar, ha ideado este universo en forma de cameos donde se citan las cumbres del género del cabaret artístico. De su magisterio, estos artistas que le acompañan en Touch me!, muchos de ellos formados a su lado y desde el principio, así los ha modelado para que sean prismáticos y con sentido del riesgo.

Y se trata de un cabaret de cámara basado principalmente en la danza, articulado sobre números que oscilan de lo sicalíptico a lo humorístico o incluso a la tensión aérea de la acrobacia. Intermedio, el disfrute con canciones y sugerentes ambientes con un aire decadente muy propio de los tiempos gloriosos del género y una inteligente manera de aprovechar el magro espacio de la recoleta sala Charivari, hasta el punto, que el ingenio y la entrega de este grupo de artistas nos hace olvidar dónde estamos.

Luces, artesanía, música y algo de descaro actoral llevan al espectador a un guión circunstancial que, sin pretensiones trascendentes, habla de los propios ejecutantes, acaso sus cuitas y fracasos, esfuerzos e ilusiones llevadas más allá de unas bombillas de colores y un frac de pega.

Destaca por una parte Desko, un actor-bailarín con dotes diversas que se transforma ante los ojos incautos del público; o el joven Iván Garrido, todo un talento tanto en las telas aéreas o como partenaire de Gema Álvaro, una bailarina que muestra su bonita línea de piernas emergiendo del tutú evocador con sus orgullosas zapatillas de punta.