8 fotosUn compositor cámara en manoEl legado que custodia la Fundación Juan March contiene miles de postales de y fotografías realizadas por Turina que muestran a un compositor metódico con ansia de documentarlo todo.Miguel Pérez MartínMadrid - 02 mar 2012 - 09:17CETWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceTurina, excepto los años que pasó en París, intentó regresar a la Semana Santa sevillana siempre que podía. En su catálogo fotográfico hay una parte destacada para la fiesta sevillana. En la imagen, la hermandad de El Cachorro cruza Triana en la Semana Santa de 1913.JOAQUÍN TURINALa ciudad que cambió su estilo compositivo, París, fue la cuna de los músicos ilustres en los inicios del siglo XX. Lo que más echaba de menos en aquel París de la inspiración era a su entonces novia Obdulia, a la que escribía varias veces a la semana. En la foto, ante la Torre Eiffel en 1909.JOAQUÍN TURINALa Ópera de París fue el símbolo de una era histórica para la música en la que los nombres de Debussy, Ravel o Dukas fueron sinónimos de vanguardia. Con Vincent D'Indy y Seryeux estudió Turina Composición en la Schola Cantorum. En la imagen, la Ópera parisina.JOAQUÍN TURINALa colección de postales de Turina es notable. Algunas de ellas retratan el lado costumbrista y curioso del París de los compositores, como esta en la que se ve a los parisinos cruzando las calles a través de inestables pasarelas en las inundaciones en 1910.FUNDACIÓN JUAN MARCHEl París en el que vivió Turina junto a su amigo Manuel de Falla y Albéniz era una muestra de la época dorada que precedió a las guerras mundiales. Turina, afable y amante de la calle, solía pasear por la Ciudad de la Luz retratando aquella época dorada.JOAQUÍN TURINAJunto a la Cibeles estableció Turina su casa en Madrid, ciudad en la que pasó la mitad de su vida. La capital vio nacer a sus hijos, y desde su terraza captó la inspiración para escribir las últimas piezas de su vida. En la foto, en esa terraza en 1916.JOAQUÍN TURINATurina llegó en barco a Nueva York en 1929, meses antes de que se desplomara la bolsa de la Gran Manzana. Fue a dar unas conferencias, pero al contrario que otros compositores que quedaron enamorados de la ciudad, Turina se sintió en tierra extraña en Nueva York.JOAQUÍN TURINALlegó la Guerra Civil, y aquel mismo 18 de julio del alzamiento, Turina supo que su etapa como compositor glorioso y su etapa de madurez llegaban a su fin. Su obra 'En el cortijo' quedó a medias aquella noche de verano, y no se sintió con ánimos para terminarla hasta que la contienda terminó en 1939. En la foto, la obra interrumpida.FUNDACIÓN JUAN MARCH