‘Prosopopeya’ en el Teatre Lliure: una clase de secundaria con demasiada información
La nueva obra de Pablo Macho Otero tras ‘A fuego’, recién estrenada en Barcelona, es una propuesta corta que se acaba alargando
Pablo Macho Otero es un joven creador al que le gusta escribir en verso, una rareza como cualquier otra. Después de Enterrando a Dodot, Loco Amoris y A fuego, el dramaturgo y actor debuta en el Lliure con su compañía La Bella Otero. Prosopopeya, con dirección de Emma Arquillué y él mismo, es el segundo texto de la nueva colección Llum de guàrdia, editada por Comanegra y el Lliure. Celebramos desde aquí que Julio Manrique haya decidido volver a publicar textos teatrales.
El Espai Lliure se convierte en un taller de escultura (escenografía de Yaiza Ares): mesa de madera, grandes ventanales, fluorescente, bustos y yeso. Pablo Macho ejerce el papel de escultor/orador y nos ofrece una reflexión sobre el yo, la identidad y la máscara. Tal como pasaba en A fuego, la cosa empieza como una conferencia performativa, charla informal con el intérprete hablando directamente al público. El texto, escrito en castellano en octosílabos y endecasílabos, es totalmente rimado, y a veces se comenta jocosamente a sí mismo. Prosopopeya nos propone que el mundo es un cerebro, y hablando de neuronas, personas y personajes nos cuenta la historia de Narciso Prosopopoulos para, de propina, cascarnos una clase de mitología griega. Hefesto, Afrodita, Ares, Narciso o Eco salen a la palestra en forma de máscaras en blanco y gris: algunas son tan parecidas que a ratos cuesta distinguirlas y seguir la historia.
Macho Otero no está solo en escena, ya que dos sombras lo acompañan: una es cuerpo (Arnau Comas), la otra es música (Santiago Aguilera), y sus rostros están cubiertos por una media negra. El autor sigue, en cierto modo, hablando de los mismos temas que en A fuego, pero aquí el verso no vuela tan alto y el didactismo acaba convirtiendo la obra en una clase de secundaria con demasiada información (otro día hablaremos de la tendencia de nuestro teatro en parecer estar dirigido a un público adolescente). Prosopopeya es una propuesta corta que se acaba alargando, algo que no deseamos a ningún montaje. “Ponte la máscara, la máscara”, cantaba Marisol en 1964. La gran Pepa Flores ya sabía, hace 60 años, que todo el año es carnaval.
‘Prosopopeya’. Texto: Pablo Macho Otero. Dirección: Emma Arquillué y Pablo Macho Otero. Teatre Lliure. Barcelona. Hasta el 9 de febrero.
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