‘No hi ha fills innocents’: el fascismo nunca pasa de moda
La obra despliega un cabaré escénico auspiciado por san Pier Paolo Pasolini y magníficamente interpretado por Oriol Genís junto al músico Pau de Nut
A veces se producen extraños encuentros que, cuando suceden, uno se pregunta cómo es posible que no hubieran ocurrido antes. El actor Oriol Genís y el músico Pau de Nut coinciden felizmente estos días en la Sala Atrium con el espectáculo No hi ha fills innocents (no hay hijos inocentes). Una velada de palabras y música, un cabaré escénico auspiciado por san Pier Paolo Pasolini. A partir de la Carta a los jóvenes infelices y el tratadillo Gennariello, Genís y De Nut transportan al mejor poeta italiano del siglo XX a nuestro presente, demostrando que sus ideas siguen más vigentes que nunca. Giorgia Meloni no aprueba este espectáculo.
Oriol Genís se enamoró de Pasolini con ppp (Teatre Lliure, 2005), el muy recordado espectáculo de Xavier Albertí y Lluïsa Cunillé que nos demostró la extrema teatralidad del pensamiento pasoliniano. A ratos también vi destellos de Kabarett Protokoll (El Maldà, 2015), y es que el actor no se resiste ante una boa de plumas: como una vedete septuagenaria, sabe bajar una escalera con gracia y retranca, y al mismo tiempo cascarse un monólogo de aúpa. Genís es un intérprete “con imagen cultural”, según la expresión de Ricard Salvat, que siempre aporta una mirada propia a sus creaciones. El feliz encuentro con Pau de Nut funciona porque el violoncelista también es un músico creador, y cuando ambos cantan Una notte a Napoli a pleno pulmón el mundo se detiene.
La vigencia de los textos de Pasolini es terrorífica: hablar del viejo y el nuevo fascismo está a la orden del día. Su descripción de los adolescentes (“son auténticos criminales”) y de la culpa de los padres que sobrellevan los hijos no tiene época. La dirección de Mia Parcerisa llena el montaje de acciones, cuando solo las palabras ya bastarían. Tampoco me acaba de convencer una escenografía (Castells Planas) a la que no se le saca mucho provecho: la promesa de un mecanismo que no lleva a ninguna parte. Pero esto son minucias. Es un auténtico placer disfrutar de la interpretación de un gran actor en un teatro pequeño. Oriol Genís sabe que un personaje empieza en los calzoncillos, y No hi ha fills innocents son 65 minutos de Pasolini bien entendido y muy bien interpretado. Poco más se puede pedir.
‘No hi ha fills innocents’. Texto: Pier Paolo Pasolini. Dirección: Mia Parcerisa. Sala Atrium, Barcelona. Hasta el 2 de junio.
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