El piadoso y salvaje oeste
China ha descubierto la atracción del Tíbet para Occidente. El monte Kailash, un 'seismil' sagrado para 1.500 millones de hindúes y budistas, se promocionará como destino turístico con vistas a los Juegos Olímpicos de 2008. ¿Será el fin del último bastión de la cultura monástica?