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Reportaje:TECNOLOGÍA

Luz para un pueblo en sombra

Un espejo gigante iluminará una oscura aldea de los Alpes italianos

Andrea Rizzi

Luchar contra la sombra puede parecer a primera vista empresa de locos o de héroes mitológicos. Sin embargo, en la pequeña aldea italiana de Viganella, en los Alpes, al norte de Turín, hay un hombre que ha hecho de ello su personal cruzada desde el año 1999. Y está a punto de ganarla.

Pierfranco Midali, 47 años, maquinista de trenes y alcalde de Viganella, decidió hace siete años que había que acabar con esa desafortunada circunstancia por la que su pueblo se queda sin sol cada año desde el 11 de noviembre hasta el 2 de febrero. Entre esas dos fechas, durante 83 largos y oscuros días, Viganella vive perennemente en la sombra de los montes de la Colma, a cuyos pies se encuentra ubicado; el sol pasa demasiado bajo por el otro lado de las montañas como para que los rayos alcancen el fondo del valle.

El espejo mide 40 metros cuadrados, vale 99.000 euros y funcionará desde el 17 de diciembre

Siempre fue así desde que existe el pueblo. Pero el próximo 17 de diciembre un megaespejo de 40 metros cuadrados cambiará las cosas. Colocada en una ladera del valle que permanece iluminada a diario por lo menos durante seis horas, la estructura empezará ese día a reflejar los rayos del sol hacia el centro de la aldea,rompiendo las sombras que lo envuelven.

El nuevo sol invernal de Viganella pesa algo más de una tonelada y vale 99.000 euros, IVA incluido. "Ya está instalado", cuenta Midali en una conversación telefónica. "La estructura fue transportada arriba con un helicóptero. Ahora sólo falta ponerlo en marcha", explica. El pasado jueves el espejo estaba completamente montado, pero todavía no se habían realizado pruebas, debido a las malas condiciones metereologicas de los últimos días.

Cuando entre en función, el espejo -ubicado a 1.050 metros de altura y a unos 800 de distancia del pueblo- iluminará una superficie de 250 metros cuadrados. No mucho, pero lo suficiente para devolver la alegría al "corazón de Viganella", la piazza central. "Ya me imagino a las abuelitas salir de la misa y quedarse un rato al sol, o a los niños jugando por fin un poco al aire libre sin tener que estar a oscuras", dice Midali.

Al principio la cruzada del alcalde tuvo una acogida tibia. "Algunos estaban a favor, pero muchos titubeaban. Hay que entender que en este pueblo hay muchas personas mayores, que suelen resistirse un poco a las novedades", cuenta Midali. Pero el hombre insistió en su causa y logró poco a poco el apoyo de todos, y "ahora el pueblo entero espera con entusiasmo la puesta en marcha".

El proyecto que convenció a Viganella fue elaborado, a petición de Midali, por el arquitecto Giacomo Bonzani. Se barajó, entre otras, la hipótesis de colocar varias pequeñas superficies reflectantes, como en el plan todavía sin realizar del pueblo austriaco de Rattenberg, que sufre problemas parecidos al de la aldea italiana. Pero la filosofía de Midali es clara y coherente. El sol es uno, el espejo también tenía que serlo. Un brazo mecánico garantizará que el reflejo se produzca siempre en la dirección correcta.

Logrado el apoyo de Viganella, a Midali le quedaba el problema de la financiación. Casi 100.000 euros son muchos para un pueblo de sólo 200 habitantes. La constancia del alcalde pudo con el obstáculo y el espejo está ya en el monte gracias al dinero de la provincia de Verbano-Cusio-Ossola y de la Fundación Cariplo (Cassa di Risparmio delle Provincie Lombarde), además del Ayuntamiento.

Midali y Viganella tendrán su sol de invierno. Con sus rayos, probablemente, también llegará un buen número de turistas. El sol llevará vida en muchos sentidos.

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Sobre la firma

Andrea Rizzi
Corresponsal de asuntos globales de EL PAÍS y autor de una columna dedicada a cuestiones europeas que se publica los sábados. Anteriormente fue redactor jefe de Internacional y subdirector de Opinión del diario. Es licenciado en Derecho (La Sapienza, Roma) máster en Periodismo (UAM/EL PAÍS, Madrid) y en Derecho de la UE (IEE/ULB, Bruselas).

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