UE-Celac: una cumbre importante
La simple celebración del encuentro convocado en noviembre en Santa Marta, Colombia, ya es un éxito que debemos empujar

Las expectativas de la cumbre que se celebrará los próximos 8, 9 y 10 de noviembre en Santa Marta (Colombia) entre la Celac y la Unión Europea no son destacables. El conjunto de circunstancias que la hacen imprevisible es conocido. Por empezar por las logísticas, la coincidencia con la cumbre de Belém (Brasil) de la COP-30 de Naciones Unidas, sobre el cambio climático, parecía, en principio, una inteligente coincidencia, pero puede no serlo tanto. Las circunstancias políticas en el país anfitrión no son demasiado estables. En este momento- todavía es muy pronto- hay una gran incertidumbre sobre el número de presidentes y jefes de Gobierno de ambos lados del Atlántico que acudirán. Estamos en el típico momento en el que las agendas de los dirigentes políticos ultiman compromisos y los asumen en función de las asistencias recíprocas.
Tampoco ayudan las notables diferencias políticas entre los países de la región. No es preciso señalarlas ni acentuarlas, pero es sabido que algunos presidentes latinoamericanos ni quieren ni pueden coincidir. Podría decirse que también en Europa hay grandes tensiones políticas entre países, pero la diferencia es que habitualmente se encuentran y dialogan en el órgano supranacional común que es la Unión Europea.
Sin duda, la debilidad organizativa de la Celac y la falta de integración del conjunto de la región es un obstáculo objetivo para que la asociación estratégica entre Europa y América Latina y el Caribe sea más profunda y para que algunos planes conjuntos se concreten y se materialicen. Hay cierta decepción, por ejemplo, sobre el desarrollo de la agenda global gateway, anunciada con gran solemnidad en julio de 2023, en la anterior cumbre. Este sentimiento se percibe en sectores empresariales europeos que reclaman a la Unión Europea una arquitectura financiera de apoyo para avanzar en inversiones en América Latina vitales para su conectividad (eléctrica, digital y espacial). Hacia esos temas avanza la organización de un Business Forum que se celebrará paralelamente a la cumbre y que está organizando con grandes perspectivas la CAF-Banco de desarrollo de América Latina y el Caribe.
No será fácil que la declaración política de la cumbre produzca grandes novedades. Las diferencias políticas entre nuestros respectivos países sobre los grandes -y graves- acontecimientos de la escena internacional dificultarán pronunciamientos rotundos de la asociación UE-Celac. Son preferibles algunos descartes de países que no suscriban la declaración (ocurrió así con Nicaragua en Bruselas en 2023) antes que farragosos y retóricos párrafos que no dicen nada.
Con todo y a pesar de estas dificultades, la cumbre es importante y su simple celebración ya es un éxito que debemos empujar.
Es importante que Europa y América Latina y el Caribe actualicen y reafirmen su asociación en un mundo cada vez más hostil a nuestros mutuos intereses .Cuando se está imponiendo un mundo desordenado y multipolar en el que la ley de la fuerza ha desbancado al derecho y a la cooperación. Cuando algunos pretenden establecer una especie de delineación imperial del planeta, en base a su poderío militar. Cuando se destruyen las alianzas comerciales y políticas. Cuando todo esto y mucho más transforma nuestro entorno geopolítico, América Latina y el Caribe y la Unión Europea deben trasladar a la comunidad internacional su vocación común de construir el mundo sobre otras bases y sobre otros principios.
Es importante que América Latina y el Caribe den pasos para consolidar su comunidad integrada frente a la agresividad recibida desde el norte por Estados Unidos. Cuando las políticas de Trump humillan a la población inmigrante latinoamericana, lesionan sus economías con las tarifas, agreden a sus sistemas políticos y judiciales en función de sus legítimas decisiones y amenazan su soberanías,América Latina y el Caribe abre sus radares estratégicos y ratifica sus convergencias democráticas, geopolíticas y hasta humanitarias con Europa.
Es importante porque frente a las tarifas y las concepciones cutres y egoístas de las balanzas comerciales, Mercosur firmará su gran acuerdo con Europa y México la modernización del suyo, en clara muestra de su apuesta por el comercio libre de gravámenes y por las inversiones respectivas reguladas.
Es importante porque Europa es un país amigo de América Latina y el Caribe y quiere aumentar su presencia económica y política en la región. Quiere hacerlo superando la vieja concepción extractivista y desea cooperar transfiriendo tecnología, talento y capacidades para que América Latina supere sus viejos problemas de productividad. Quiere hacerlo desde una concepción coincidente con América Latina en la sostenibilidad y en la transición energética necesarias para combatir el cambio climático. Quiere hacerlo trasladando su modelo de calidad y protección laboral en defensa del trabajo decente.
Es, finalmente, importante porque no hay alternativa. Lo vimos cuando estas cumbres estuvieron suspendidas entre 2016 y 2023. Entonces no hubo nada y esto no nos lo podemos permitir en los momentos actuales. Por eso, esta cumbre es como los cumpleaños: a cierta edad molestan pero es peor la alternativa. Su simple celebración es un éxito. Deseamos que también lo sean sus contenidos y nos alegra saber que ya está prevista la celebración de la siguiente cumbre en Bruselas dentro de dos años, en 2027.
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