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El pan con chicharrón, campeón del ‘Mundial de desayunos’: el triunfo peruano que se convirtió en una cuestión de Estado

El ‘ streamer’ español Ibai Llanos tuvo durante un mes en vilo al continente con una disputa en la que personalidades y autoridades llamaron al voto masivo en redes sociales

El pan con chicharrón peruano.
Renzo Gómez Vega

Duró un mes, como los Mundiales de fútbol, no fue televisado pero se reprodujo una y otra vez en las pantallas de millones de personas. Compitieron dieciséis países a dedo, en una elección arbitraria que nadie impugnó, donde a los europeos les dieron tres cupos, a los asiáticos uno, y a los africanos ninguno. El organizador: Ibai Llanos, un streamer español que hizo negocios con Gerard Piqué y que en el último tiempo ha despertado aplausos por haber perdido más de cincuenta kilos en un año, sin haberse rebanado el estómago. El motivo de la contienda: conocer al país que tiene el mejor desayuno del mundo.

Ibai no le encargó la delicada tarea a un prestigioso jurado que, seguramente, hubiese sido funado. El influencer le cedió la potestad a la gente y, sin anunciar cuál sería el premio, los echó a jugar en su propio tablero. En tiempos donde todo se monetiza, millones se abalanzaron a votar en sus redes sociales, incrementando —probablemente sin saberlo— su cuenta bancaria. Cada elector podía votar hasta en tres ocasiones, en sus cuentas de Instagram, YouTube y TikTok. Mientras España, Francia e Inglaterra dieron muestras de no haberse enterado del concurso, Sudamérica lo tomó con seriedad. Autoridades, cocineros, deportistas, empresarios, músicos, y faranduleros llamaron al voto, como si se acabara el mundo.

Decía Galeano que “América Latina es la región que más alimentos produce, pero al mismo tiempo es la que más hambrientos tiene”. En el 2022 se calculó que, de 660 millones de personas que viven en América Latina, 60 millones se van a dormir con hambre a pesar de liderar la producción de frutas, verduras, pescado y carne a escala mundial. La paradoja es clara y dolorosa: quienes empiezan la jornada sin la seguridad de contar con tres comidas son los que más orgullosos están de su comida. No se descarta entonces que en el Mundial de desayunos haya votado gente con el estómago vacío.

La añoranza suele envolver a los platillos de los latinos, acostumbrados a la comida casera y a sentarse a la mesa por lo menos unas cuantas veces a la semana. Cada bocado los remite a un pasado más dulce, donde generalmente las abuelas y las madres cobran protagonismo con la magia de sus manos. La comida es memoria, pero en países como el Perú además es una razón para inflar el pecho. Es el primer peldaño de una autoestima en construcción. Un asunto sensible que no admite críticas. El eslogan turístico de un país que pretende no solo ser visitado por sus ruinas o sus montañas. Pero al mismo tiempo la trampa de una sociedad que se vanagloria de una alta cocina que recibe cada vez más galardones, en una cruda realidad donde la anemia infantil en menores de tres años registra un 43.7% y la desnutrición crónica en menores de cinco años supera el 12%. Básicamente, niños que nunca toman desayuno.

Este sábado, tras varias semanas de incertidumbre, Perú se coronó en el Mundial de desayunos con su pan con chicharrón. Derrotó en la primera ronda a los chilaquiles de México, luego se impuso en cuartos de final al bolón de verde ecuatoriano, después a la marraqueta con palta, jamón y huevo frito de Chile y, finalmente, venció a la arepa reina pepiada de Venezuela y su suculento relleno de pollo deshilachado, aguacate y mayonesa. Perú ganó gracias a 12,8 millones de votos, apenas 200.000 más que su contendor. Definitivamente hubo más fervor que en las últimas elecciones generales de 2021, cuando Pedro Castillo alcanzó la Presidencia con menos de nueve millones de votos.

Existen algunos reparos sobre el campeón. Por su elevado costo (entre los tres y los cinco dólares), el pan con chicharrón no se desayuna a diario. Mientras que para las familias con más recursos es un desayuno dominical, para la clase media es un manjar esporádico que se come principalmente en alguna ocasión especial como el Día de la Madre. Eso sí, su preferencia no está en discusión. Crocante por fuera y jugoso por dentro, el chancho aliñado combina perfectamente con el dulzor del camote frito, la acidez de la salsa criolla (cebolla en juliana, limón y hierbas aromáticas) y el picor de una crema de ají. Todo apretujado en un pan crocante llamado francés que nos remonta a la inmigración de los galos en el siglo XVIII.

Curiosamente, el chancho —traído por los españoles durante la época colonial— no es la proteína más consumida por los peruanos. Tan solo 11 kilos al año. Muy lejos de los 56 kilos de pollo e incluso de los 17,3 kilos de pescado por habitante anualmente. De hecho, las grandes empresas dedicadas a la venta de porcinos deben hacer campañas constantemente para incrementar su consumo, remarcando la calidad de la carne. Durante mucho tiempo, los cerdos que se ofertan en los mercados peruanos han estado bajo sospecha, debido a su dudosa alimentación.

Desde la ciudad norteña de Eten, en un acto protocolar, Dina Boluarte celebró el triunfo del pan con chicharrón en el Mundial de desayunos, destacando la unidad nacional. “Quiero felicitar la muestra de unidad de todos los peruanos y de todas las peruanas que han hecho posible que nuestro pan con chicharrón sea reconocido como el mejor desayuno del mundo. ¡Aplausos para nuestro pan con chicharrón!”, exclamó la mandataria con menos aprobación de la región. Boluarte se siente parte de la victoria: pidió el voto desde las cuentas oficiales del Ejecutivo.

En los días previos, la municipalidad de Magdalena organizó la preparación del pan con chicharrón más grande del mundo. El sándwich midió cuatro metros de largo por tres de ancho y se elaboró con cien kilos de chicharrón, cincuenta de camote y veinte kilos de cebolla. Los municipios de Lince y La Victoria fueron más generosos: regalaron 500 porciones a sus vecinos en sus plazas principales. El alcalde de Lima Rafael López Aliaga, conocido como Porky —el cerdito de los dibujos animados— también se subió a la ola, en días donde le ha deseado la muerte al periodista Gustavo Gorriti. En tanto, Alfredo Barnechea, un político que perdió en las elecciones de 2016 por rechazar un pan con chicharrón, subió un video donde sostuvo, con arrepentimiento, que “nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde”. Después le dio un par de mordidas, en una rectificación que llegó con una década de retraso.

El sábado por la tarde se produjo una escena en simultáneo que cuestiona si verdaderamente todos los peruanos nos unimos para ganar el Mundial de desayunos. Mientras en el parque Kennedy, del turístico distrito limeño de Miraflores se anunció la conquista por una pantalla gigante, en el centro de la ciudad una masa de jóvenes protestó con fiereza por la reforma del sistema de pensiones (una ley que obligará a todos los trabajadores independientes a aportar a un fondo sin que ello les asegure una pensión digna para su vejez). “Celebremos esta fugaz alegría digital, no nos sobran alegrías. Pero no creamos que el país se volverá decente gracias al triunfo de un pan con chancho”, ha descrito el periodista Jaime Bedoya.

Este domingo, Llanos se ha dirigido a sus seguidores para pedirles que elijan a qué peruano debería entregarle el trofeo del mundial de desayunos: una sartén dorada. Es más, ha prometido que visitará el país para hacerlo personalmente. Las interacciones están aseguradas. No es la primera vez que los peruanos ganamos un concurso por Internet. Cuando de teclear se trata, estamos un paso adelante. Sucedió cuando Machu Picchu se erigió como una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo en el 2007 gracias a una votación global. Carente de trofeos en las vitrinas, el hambre de gloria nos devora. Eliminado del mundial de fútbol —otra banalidad para algunos—, hoy el Perú tiene la oportunidad de decir que es campeón en algo. Hasta el próximo concurso.

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Sobre la firma

Renzo Gómez Vega
Periodista y escritor. Ha escrito en los medios peruanos 'El Comercio', 'La República', el semanario 'Hildebrandt en sus Trece' y 'Salud con Lupa'. Fundador de la revista digital 'Sudor'.
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