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Estados Unidos
Columna
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Carter vs Trump: de construir puentes a patear el tablero

La actitud y práctica de Jimmy Carter hacia América Latina se centró en la promoción de los derechos humanos, la democracia y la cooperación multilateral

Jimmy Carter
El expresidente Jimmy Carter durante una entrevista en Egipto, en 2012.Amr Dalsh (REUTERS)
Diego García-Sayan

Con los desafíos históricos que se le han presentado -y presentan- a América Latina, quién ejerce (y cómo) la presidencia de Estados Unidos suele ser un asunto crucial para cualquier país de la región. O, al menos, muy importante.

Y, en días como estos, son (somos) muchas las personas que honramos la memoria del presidente Jimmy Carter y lamentamos profundamente su fallecimiento esta semana. Como propulsor activo de la democracia siendo mandatario y, luego, a la cabeza del Centro Carter, desde Atlanta, Georgia, Carter fue siempre un faro de sabiduría y entrega a la causa de la democracia latinoamericana. Lo pude constatar varias veces de manera directa.

En defensa de la democracia

El expresidente Jimmy Carter ha jugado un papel activo en la defensa de la democracia y los derechos humanos en América Latina. Durante años, fue un defensor de la observación electoral internacional independiente, promoviendo la transparencia y la justicia en los procesos electorales. También desempeñó un papel crucial en el seguimiento de la Carta Democrática Interamericana. Su compromiso con la democracia y los derechos humanos fue fundamental para fortalecer la democracia en la región.

Carter, un latinoamericanista, abordó aspectos esenciales de la democracia, supervisando y promoviendo el funcionamiento de la Carta Democrática Interamericana, una pieza clave para la defensa de la democracia.

Esto lo detectó con claridad Carter quien impulsó, desde hace más de diez años, el grupo llamado Amigos de la Carta Democrática Interamericana, buscando aumentar la visibilidad de la Carta así como detectar y prevenir crisis democráticas. Tuve el honor de ser convocado para integrar el “Grupo de Amigos”, en compañía de demócratas continentales como César Gaviria, expresidente de Colombia, Jorge Castañeda, ex ministro de Relaciones Exteriores de México, Joe Clark, ex primer ministro de Canadá, Humberto de la Calle, ex vicepresidente de Colombia, Osvaldo Hurtado, ex presidente de Ecuador, Luis Alberto Lacalle, expresidente de Uruguay, John Maisto, exembajador de Estados Unidos ante la OEA y Andrés Pastrana, expresidente de Colombia.

El nuevo contexto: amenazas

Como se sabe, en la honrosa memoria latinoamericana ocupa lugar prominente no solo la integridad democrática de Carter sino su papel crucial en la devolución a Panamá la soberanía del Canal. Impulsando, durante su gobierno, los pasos cruciales para hacerlo: el crucial Tratado Torrijos-Carter de 1977. Que devolvió el control del canal a Panamá y estableció su independencia en la administración del mismo.

Este tratado es de obligatorio cumplimiento y debe ser respetado por todas las partes. Pero pesan amenazas y mentiras. Las de Trump sobre el Canal de Panamá: “manejado por soldados chinos”. América Latina enfrenta, pues, una serie de desafíos significativos debido a las políticas confrontacionales de Donald Trump.

Respuestas proactivas

La región está llamada a adoptar estrategias proactivas y colaborativas para mitigar los efectos negativos de planteamientos como el de Trump, y promover un desarrollo sostenible y equitativo. Que, entre otras cosas, incluye el respeto y vigencia de los tratados internacionales. América Latina, pues, está y estará del lado de Panamá ante las amenazas de Trump.

Trump ha mostrado intenciones imperialistas al cuestionar la independencia de Panamá en la administración del Canal de Panamá. Las afirmaciones de que el canal está “manejado por soldados chinos” son infundadas y buscan desestabilizar la región. Es crucial recordar la vigencia del Tratado Torrijos-Carter de 1977, que devolvió el control del canal a Panamá y estableció su independencia en la administración del mismo. Este tratado es de obligatorio cumplimiento y debe ser respetado por todas las partes.

Con estrategias proactivas y colaborativas, la región puede mitigar los efectos negativos y promover un futuro resiliente y sostenible. A través de componentes como los siguientes: unidad regional, diversificación de relaciones comerciales, diálogo diplomático, cooperación con otros actores globales, movilización de la sociedad civil, el aprovechamiento del marco legal internacional, fomento del multilateralismo, inversión en cala transparencia y la adaptación creativa a las necesidades regionales.

Coordinación latinoamericana

Sin embargo, ante la crisis de organismos regionales como Celac y Unasur, y la debilitada autoridad de la OEA, es crucial afinar las estrategias de coordinación latinoamericana. En torno a cuestiones fundamentales como las ocho siguientes:

1. Fortalecer la Unidad Regional: los países latinoamericanos deben coordinar sus esfuerzos para presentar un frente común. Esto incluye la creación de alianzas estratégicas y la cooperación en foros internacionales.

2. Diversificar las Relaciones Comerciales: reducir la dependencia económica de Estados Unidos diversificando las relaciones comerciales con otros países y regiones, como la Unión Europea, Asia y África. Esto puede ayudar a mitigar el impacto de las políticas comerciales agresivas de Trump.

3. Promover el Diálogo Diplomático: mantener canales de comunicación abiertos con la administración de Trump para abordar y resolver disputas de manera pacífica y diplomática. Esto incluye la negociación de acuerdos que beneficien a ambas partes y la búsqueda de soluciones a través del diálogo.

4. Fortalecer la Cooperación con Otros Actores Globales: como China y la Unión Europea, para contrarrestar la influencia de Trump y buscar apoyo en la defensa de los intereses latinoamericanos.

5. La Sociedad Civil: Involucrar a la sociedad civil y a las organizaciones no gubernamentales en la defensa de los derechos y los intereses de América Latina. La presión pública y el activismo pueden desempeñar un papel importante en la resistencia a las políticas confrontacionales.

6. Afirmar el Marco Legal Internacional: hacer uso y promover la aplicación efectiva de los mecanismos legales internacionales vigentes, como la Organización Mundial del Comercio (OMC) y la Corte Internacional de Justicia, para impugnar políticas que violen el derecho internacional y los acuerdos comerciales.

7. Multilateralismo: es clave para construir un orden internacional más inclusivo y equitativo. América Latina debe promover y participar activamente en foros multilaterales que incluyan a países de la región y otros actores globales. Esto ayudará a fortalecer la cooperación internacional y a abordar los desafíos globales de manera conjunta.

8. Fortalecer la Transparencia y la Rendición de Cuentas: mecanismos de transparencia y rendición de cuentas es esencial para garantizar que los acuerdos multilaterales sean justos y beneficiosos para todas las partes. La transparencia en la toma de decisiones y la rendición de cuentas pueden ayudar a construir confianza y promover la cooperación efectiva.

Gran contraste

La actitud y práctica de Jimmy Carter hacia América Latina se centró en la promoción de los derechos humanos, la democracia y la cooperación multilateral. Carter firmó el tratado Torrijos-Carter en 1977 para devolver el control del Canal de Panamá a las autoridades panameñas, y buscó mejorar las relaciones con Cuba y otros países de la región.

En contraste, la política de Donald Trump ha sido confrontacional y proteccionista. Ha amenazado con retomar el control del Canal de Panamá debido a lo que, unilateralmente, considera tarifas “injustas” y la supuesta “influencia” china.

Trump, además, amenaza con imponer aranceles del 25% a las exportaciones de México y otros países latinoamericanos, haciendo uso político del sistema arancelario. Esto ha generado -y seguirá generando- tensiones comerciales y económicas. Mientras Carter buscaba construir puentes y fomentar la estabilidad, Trump ha adoptado una postura agresiva y unilateral. Gran contraste.

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