Los objetivos mundiales de biodiversidad no se alcanzarán si se ignora a las personas más cercanas a la naturaleza
Es necesario enfocar los esfuerzos en los cientos de millones de personas cuya vida y bienestar dependen de ecosistemas saludables
A partir de esta semana, más de 190 naciones se reúnen en Colombia para la 16a Conferencia de las Partes sobre Biodiversidad o COP16. Tienen mucho de qué hablar. A más de tres décadas de que las naciones acordaran tomar medidas para proteger, conservar y restaurar la biodiversidad mundial, esta sigue disminuyendo a un ritmo alarmante. En la COP16, los países deben ir más allá de las negociaciones y “revertir la tendencia” de la pérdida de biodiversidad.
Al igual que otras crisis mundiales, la pérdida de biodiversidad es impulsada por la actividad humana. La mayor amenaza son nuestros insostenibles modelos económicos de producción y consumo de alimentos y energía. Transformar la economía extractiva mundial en una economía sostenible debe ser una prioridad fundamental. A pesar de años de compromisos nacionales para conservar la biodiversidad y promover su uso sostenible, las medidas adoptadas han sido insuficientes.
Una de las principales causas de la ineficiencia de estos compromisos es que a menudo son impuestos de forma vertical a las personas más cercanas a la naturaleza. De manera que es necesario enfocar los esfuerzos en los cientos de millones de personas cuya vida y bienestar dependen de ecosistemas saludables.
Además, se presta poca atención a los consumidores urbanos, cuya creciente demanda de alimentos ultra procesados, así como de productos animales y “exóticos”, genera un impacto perjudicial lejos de las mesas donde se consumen. De igual forma afecta a los consumidores locales que viven cerca de ecosistemas tropicales arrasados para la producción de aceite de palma, pastizales y soya. Un estudio efectuado en la Amazonia peruana reveló que la deforestación está asociada con la disminución de la seguridad y diversidad alimentaria en las comunidades locales.
La transformación del sistema alimentario debe ser la prioridad de los países en la COP16 ―y no solo por el bien de la naturaleza―. La conservación eficaz de la biodiversidad y su uso sostenible contribuirán a combatir el cambio climático, reducir la pobreza, el hambre y la malnutrición, además de mejorar los medios de vida y la igualdad de género en áreas rurales, sobre todo en países de ingresos bajos y medios.
Cada vez hay más estudios que demuestran que la transformación de los sistemas alimentarios es posible, especialmente cuando las soluciones equilibran las necesidades de las personas y de la naturaleza. Esto lo reconoce la Meta 10 del Marco Mundial de Biodiversidad, que considera a la agroecología como una estrategia eficaz para reducir el impacto negativo de los sistemas agroalimentarios sobre la biodiversidad. Científicos, financiadores y organismos de desarrollo internacional son fundamentales para respaldar el éxito, pero las soluciones creadas en laboratorios, ministerios o juntas directivas corren el riesgo de fracasar si se ignora a los protectores locales de la biodiversidad
Mis colegas de la Alianza de Bioversity International y el CIAT, miembro de CGIAR, han demostrado de manera sistemática que un enfoque de la biodiversidad centrado en la comunidad es efectivo. Gran parte de nuestras investigaciones sobre biodiversidad ofrecen evidencias y recomendaciones que los gobiernos pueden utilizar para proteger los medios de vida y la naturaleza. Además, hemos colaborado durante mucho tiempo con representantes gubernamentales en el Convenio sobre la Diversidad Biológica.
Hacer las paces con la naturaleza
Colombia, el país anfitrión de la COP16, eligió “Paz con la Naturaleza” como el tema central de la conferencia. El primero de sus tres componentes refleja la carga que soporta la naturaleza debido a los conflictos armados y la recuperación posconflicto. Un proyecto liderado por la Alianza está contribuyendo a la consolidación de la paz y el desarrollo económico inclusivo y sostenible al mejorar las cadenas de valor del cacao y lácteos, reduciendo a la vez la pérdida de bosques y biodiversidad. Otro estudio ayudó a consolidar la paz y desarrollar una actividad económica y sostenible en áreas forestales.
El llamado de Colombia incluye poner fin a la “guerra” que las economías extractivas libran contra la naturaleza; una guerra que tanto la naturaleza como las personas pierden invariablemente. Al enfocar nuestros esfuerzos de investigación en la construcción de economías circulares, tanto en Colombia como en otros países, nuestro trabajo contribuye a eliminar los modelos económicos agrícolas lineales.
La biodiversidad se ha demostrado fundamental para las investigaciones, herramientas y recursos que las comunidades utilizan para restaurar paisajes degradados y mejorar la seguridad alimentaria. Entre ellas, figuran la restauración forestal con especies autóctonas y los bancos comunitarios de semillas que ofrecen los incentivos económicos y ambientales necesarios para restaurar paisajes degradados y mejorar la seguridad alimentaria.
Estos proyectos comparten un denominador común: se construyeron sobre el conocimiento local de la biodiversidad. Este enfoque aborda el tercer componente: poner fin a la exclusión y marginación de los pueblos indígenas, las comunidades locales y las minorías rurales en los procesos de toma de decisiones relacionados con la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad. Una investigación reciente demostró que las mujeres de la cuenca amazónica de Colombia valoran más la biodiversidad que los hombres, en parte porque están más involucradas en la actividad agrícola cotidiana y son testigos del impacto de la degradación ambiental en la productividad de sus fincas.
Ya contamos con muchas de las evidencias necesarias para actuar y alcanzar las metas de biodiversidad. Solo necesitamos un mayor compromiso político y financiero para implementar medidas a gran escala, y cada paso cuenta.
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