Laura Mora, la cineasta de la belleza marginal

“Siempre he encontrado belleza en el margen”, explicaba Laura Mora (42 años) en Nombrar lo innombrable, el pódcast de la Comisión de la Verdad, dedicado a hablar de arte, paz y memoria. Aunque sencilla, la respuesta condensa a la perfección la obra de una de las cineastas contemporáneas más relevantes del país, que está dirigiendo para Netflix varios capítulos de la serie Cien años de soledad, la adaptación de la obra de Gabriel García Márquez para televisión.

Es la directora de Los reyes del mundo, película que la proyectó en el exterior. Con ella obtuvo, en 2022, la Concha de Oro a Mejor Película de la 70ª edición del Festival de San Sebastián, entre otros galardones internacionales, y seis Premios Macondo, los reconocimientos al cine nacional, que incluye el de Mejor Película.

Nacida en Medellín, en 1981, y heredera del cine de Víctor Gaviria, Mora creció durante uno de los periodos más tumultuosos y violentos de la ciudad. En Los reyes del mundo y Matar a Jesús, su ópera prima, orbitan preguntas alrededor de temas fundamentales del contexto colombiano, como la injusticia y la violencia, que han tocado su propia vida.

“Era rebelde, me gustaban mucho el punk y el cine. No quería perderme nada. Tenía afán de la vida, de comerme el mundo, de saberlo todo, de vivir realmente. No quería aprender todo solo de los libros, sino tener una experiencia muy profunda, y en eso crucé y atravesé la ciudad de una manera impresionante”, contaba en el mismo pódcast.

Por eso, cuando un sicario mató a su padre, en 2002, Mora, que había crecido en un hogar que aplaudía su carácter, que velaba por una relación horizontal y equitativa, y que la rodeó de arte y literatura, sintió rabia contra la ciudad. Un año después decidió irse a vivir a Australia para perseguir el sueño de estudiar cine, idea que venía rondándole desde los 15 años.

Al otro lado del mundo, aprendió aún más sobre los sentimientos humanos y sobrevivir en la marginalidad: para ir a la universidad tenía que pasar por una zona de vivienda de interés social habitada por inmigrantes, con los que terminó compartiendo dolores y que, como ocurre en Medellín, el resto de la sociedad se niega a ver. De esa experiencia surgió Brotherhood (2006), su primer gran cortometraje, ganador a Mejor corto de ficción en el festival InVitro Visual, de Bogotá.

En Australia llegó su catarsis cuando, entre sueños, comenzó a tener conversaciones con un joven de su edad que se presentaba como Jesús, el asesino de su padre. De esa experiencia, y tras dos años de no escribir, surgieron una serie de textos descriptivos que más adelante se convirtieron en la base de Matar a Jesús (2017), que recibió el premio Roger Ebert en el Festival de Cine de Chicago, el de la Juventud en San Sebastián, dos en La Habana y cinco Macondo.

Cinco años después de su primer largometraje, llegó Los reyes del mundo, con el que Mora profundiza sobre el papel de los más vulnerables en la sociedad y se apalanca en los actores naturales para darles vida. Según explicó a Colombia visible, de Caracol Radio, lo que propone la cinta “es mirarnos desde un lugar más horizontal y a partir de esto plantear la justicia. A Colombia le hace falta mirar al otro desde la igualdad y la compasión, de respetar y darle ese lugar digno de existencia al otro”.

Con todo, sus películas han reivindicado el dolor y las luchas de los colombianos más afectados por el sistema. Mora sueña con un país en el que más colegios implementen programas de arte y cine como una herramienta de construcción de pensamiento, sensibilidad y tolerancia.

*Apoyan Ecopetrol, Movistar y Fundación Corona.