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Bernie Moreno y Carlos Giménez, los congresistas republicanos que lideran la campaña contra Petro en Washington

El senador de origen colombiano y el representante por Florida son las caras más visibles de la oposición contra la izquierda colombiana en el Congreso de EE UU

Diego Stacey

21 de octubre de 2025. Las tensiones entre Estados Unidos y Colombia están por los cielos: dos días antes, Donald Trump acusó a Gustavo Petro de ser un “líder del narcotráfico”. Toda Colombia teme de una dura represalia arancelaria, un golpe que afectaría a miles de empresarios y a toda una economía que depende de las exportaciones a su socio del norte. Pero Bernie Moreno, un senador republicano por Ohio de origen colombiano, lo descarta. Ese martes, en una entrevista con Fox News, avisa: el país no debe temer a una guerra comercial porque las sanciones serán dirigidas a Petro y a su círculo más cercano. Lo vuelve a repetir el miércoles en medios colombianos: Petro, “la raíz del problema”, será incluido en la lista OFAC.

Dos días después, el viernes 24 de octubre, la promesa se cumple. Petro, dos de sus familiares y el ministro del Interior, Armando Benedetti, son incorporados por el Departamento del Tesoro estadounidense en la llamada lista Clinton, en la que están también terroristas, mafiosos o narcotraficantes. Moreno se gana la atención de Petro: “Efectivamente, la amenaza se cumplió”, dice el presidente colombiano. El republicano le responde: “FAFO”, un acrónimo de la expresión en inglés Fuck Around and Find Out (Ponte a joder y vas a ver).

Moreno y otros congresistas republicanos, como Carlos Giménez (representante por Florida) se han convertido en las últimas semanas en las caras visibles de una campaña contra Petro en Washington. Sus declaraciones han ganado gran espacio en los titulares de los medios nacionales: han comentado desde la descertificación hasta los ataques militares contra supuestas narcolanchas en el Caribe y el Pacífico, pasando incluso por el caso judicial contra el expresidente Álvaro Uribe Vélez. Una fuente académica enterada de las relaciones entre Washington y Bogotá afirma que los republicanos tienen una gran afinidad y una línea directa con varios políticos de derecha colombianos, incluido el exmandatario Uribe. El propósito es evidente: que la izquierda pierda en las elecciones presidenciales del próximo semestre.

Sergio Guzmán, director de la consultora Colombia Risk, explica que Moreno, Giménez y María Elvira Salazar (también representante por Florida) “son personas muy influyentes dentro del Partido Republicano y su ala de extrema derecha”, en la que se reconoce gran parte del trumpismo. “El presidente Trump da relevancia a cada congresista por los temas que trata. Además, los quiere tener contentos porque son oficiales de estados muy importantes como Florida y Ohio”, señala en un intercambio de mensajes. Por eso, las declaraciones de estos congresistas han tenido réplicas en la Casa Blanca.

María Claudia Lacouture, presidenta de la Cámara Colombo Americana (AmCham), que ha tenido múltiples contactos con el sector republicano del Congreso estadounidense en los últimos meses, indica: “No es aleatorio. Se ha hecho un trabajo mutuo desde enero [la primera vez que Trump amenazó a Colombia con aranceles] de llevar el mensaje a Washington de la necesidad de una buena relación. Allá han determinado que hay mucho más país que Gobierno”. Y apunta en una conversación telefónica: “Bernie Moreno ha sido crucial dentro de este proceso y ha adoptado la bandera de defender a los colombianos”.

El congresista por Ohio acusó la semana pasada, en una audiencia del comité del Senado de EE UU sobre control internacional de narcóticos, a Petro por confrontar “la actividad de Hezbolá en Colombia” y por mostrar simpatía con Hamás. Ambos grupos, libanés y palestino, respectivamente, han sido designados como organizaciones terroristas por Washington. En otro golpe de opinión, Moreno envió este jueves una carta al Departamento de Estado, en cabeza de Marco Rubio, para que designe como terroristas a tres grupos armados colombianos: el Estado Mayor de Bloques y Frentes (EMBF), las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (o Clan del Golfo) y las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada (o Los Pachencas). Son tres organizaciones con las que el Gobierno de Petro está negociando, en distintas instancias, la paz.

Petro no es ajeno a la influencia de Moreno en los altos círculos de Washington. “Trump ha sido incentivado por el senador estadounidense Bernie Moreno para chocar contra nosotros. Eso no le nace a Trump. [...] Moreno trata de echarnos el agua sucia de todo, le va diciendo [a Trump] que soy narcotraficante”, dijo el mandatario en un Consejo de Ministros televisado. Según él, la férrea oposición surge de los nexos del norteamericano con la derecha colombiana. Petro acusa a Roberto Moreno, hermano de Bernie y presidente de la constructora Amarilo, de estar vinculado a un supuesto caso de lavado de activos que habría beneficiado al expresidente conservador Andrés Pastrana, de quien otro hermano, Luis Alberto, fue ministro.

El mandatario y el senador se reunieron en agosto, durante una visita de Moreno a Colombia, para tratar la cooperación en seguridad y la relación comercial bilateral. “Fue bien”, dijo entonces el senador sobre el encuentro. “No tenemos que estar de acuerdo en todo”. No fue suficiente para limar las asperezas.

Cercanía con el uribismo

La buena gracia de la derecha colombiana con los republicanos también se hace evidente con el representante Carlos Giménez, uno de los congresistas de EE UU más vocales en favor del uribismo. No son pocas las publicaciones en X en las que alude al expresidente. “Estoy contento sobre la noticia, creo que la convicción era injusta, se ha comprobado con esta decisión, que ha rechazado esa convicción y felicito al expresidente Uribe en su triunfo en las cortes y espero verlo lo más pronto posible”, dijo cuando este fue absuelto en segunda instancia del caso en su contra por manipulación de testigos, al que calificaba de ser “una persecución política”, la misma expresión que ha usado el secretario Rubio.

En sus más recientes publicaciones sobre Colombia, Giménez cuestionó la elección de Iván Cepeda como candidato presidencial de la izquierda. “Dudo que los colombianos quieran vivir en un país como la dictadura asesina en Cuba, que ha obligado al pueblo a vivir en la miseria total, sin derechos y sin libertades. ¡Qué Dios ampare a Colombia del cáncer comunista!”, manifestó.

Para el analista Guzmán, Giménez “está muy involucrado en la política doméstica y tiene un interés explícito para que no quede nadie de izquierda en Colombia”. El país, según el experto, es central para los intereses de su electorado. En su distrito, el número 28 de Florida, que incluye el condado de Miami-Dade, siete de cada 10 habitantes son de origen hispano. En una entrevista que concedió a la revista Semana, Giménez se burló de Petro por decir que luchaba contra el narcotráfico. “Incautar 2.700 toneladas de cocaína nos hace el Gobierno que más ha incautado cocaína en la historia del mundo. Cretinos los que no ven las cuentas”, le respondió el presidente.

Durante el más reciente choque entre Petro y Trump, muchos políticos opositores pusieron de manifiesto su respaldo al estadounidense, una figura que muchos analistas creen que jugará un rol en las elecciones de 2026, como ya lo hizo en Ecuador, Canadá o Argentina. La precandidata uribista María Fernanda Cabal aseguró que “el tiempo le dio la razón” después de haber apoyado a Trump desde su primera presidencia. Mientras, el precandidato ultra Abelardo de la Espriella llegó a afirmar que si Trump lo pidiera, extraditaría a Petro (aunque a la fecha no se le haya probado ningún delito). El efecto Trump en los próximos comicios es todavía incierto: más de un 60% de los colombianos tiene una imagen desfavorable del estadounidense, según la encuestadora Invamer. Por ahora, son sus aliados en el Congreso los que encabezan el esfuerzo desde Washington para que la derecha vuelva al poder en el país.

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Sobre la firma

Diego Stacey
Periodista de la sección Internacional. Anteriormente trabajó en 'El Tiempo', en Colombia. Es licenciado en Comunicación Social por la Universidad Javeriana de Bogotá y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.
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