Héctor Riveros: “Por fortuna, en Colombia los presidentes son muy débiles”
El abogado y analista celebra una Constitución que limita los poderes y señala que aún está por conocerse cuál será el asunto sobre el que girará la campaña de 2026


Gustavo Petro ha anunciado una ruptura entre su Gobierno y el Legislativo colombiano, así como la convocatoria a una inédita consulta liderada desde el Ejecutivo. Héctor Riveros (Bogotá, 63 años), abogado y analista político, explica los antecedentes y las consecuencias de esos hechos que han ocupado titulares a lo largo de la semana. “Petro busca que las elecciones de 2026 giren alrededor de los derechos sociales”, explica desde su estudio, una amplia biblioteca con vista a la capital colombiana.
Pregunta. ¿Empezó la campaña de 2026?
Respuesta. Sí, pero falta lo central. En las campañas el gran juego es definir el asunto contencioso, el tema de la elección. Para 2026, algunos impulsan que sea más Petro o no más Petro, pero él busca cambiarlo. Lo está girando a la puja por los derechos sociales, por llamarlo así. Dice: “¿Usted está con los trabajadores o contra ellos? ¿Le molesta que a la gente le paguen un poquito más?”.
P. Pone al país a conversar del tema...
R. Exacto, y arrinconar a la oposición, porque ir contra a él es ir contra los avances sociales.
P. ¿Por qué los senadores archivaron la reforma? Podían enmendarla, reducirla...
R. Creo que se debe a algo muy importante: la relación Congreso-Ejecutivo cambió completamente con Petro. Aun cuando él ha tratado de mantener la relación clientelista, nunca habla con los congresistas de los cargos... bueno, de nada. Permite que sus ministros hagan ese trabajo, pero los congresistas cada vez confían menos. Luis Carlos Reyes dejó el Gabinete y mostró un excel con cada persona que le envió una hoja de vida, ha publicado algunas pruebas, y la Corte Suprema empieza a llamar a los congresistas para ver si cometieron un delito. A los congresistas que estaban comprando en la Unidad de Gestión de Riesgo, los han terminado vendiendo en la justicia. Se rompió la confianza en esa forma tradicional, muchas veces ilegal, de hacer acuerdos. La política en Colombia funcionaba de una manera hasta Petro, y ahora funciona de otra. No porque él sea un héroe y esté cambiando el sistema, sino por la manera en que se relacionan los actores políticos y las élites con él. Antes reducían la importancia de esos escándalos, ahora aprovechan para criticarlo.
P. ¿Ese cambio se mantendrá en el futuro?
R. Sí, porque los presidentes cada vez tienen más difícil armar mayorías en el Congreso. Duque incluso perdió ministros por la amenaza de la moción de censura. Antes, Fernando Cepeda decía que en Colombia había un sistema de partido único, el presidencial. Después de cada elección los congresistas apoyaban al ganador. Ya no, y eso hace difícil mantener la estabilidad política. En América Latina, en los últimos 20 años los legislativos han tumbado presidentes en Perú, Argentina, Brasil, Honduras, Paraguay... Acá un día de estos va a pasar. En ese pulso, Petro convoca la consulta para resolverlo, y para eso está pensada en la Constitución.
P. Entonces quien venga tampoco lo va a tener fácil...
R. Claro. También por el rompimiento entre los electores y los partidos políticos. Tras años de desgaste del bipartidismo, con Samper [presidente acusado de recibir dineros del narcotráfico en su campaña de 1994, exonerado por el Congreso] la gente sintió que todos son politiqueros. Empezaron a votar distinto, ganó Uribe en 2002 y arrasó con los partidos. Ahora ocurre un fenómeno parecido, que será muy determinante en las elecciones. La gente odiaba a los políticos en general, pero sacaban de ahí a la izquierda y a cierto sector independiente. Votaban por el Polo, por Ingrid Betancourt o Antanas Mockus. Eso se acabó: tras la Alcaldía de Claudia López y el Gobierno de Petro, todos ellos también son políticos.

P. En 2022 eso se notó con Rodolfo Hernández y Petro en segunda vuelta.
R. Claro. Creo que Rodolfo perdió porque se dejó apoyar por los políticos. Si se hubiera mantenido creíble como una alternativa novedosa, es probable que hubiera ganado porque había un votante no ideologizado al que le daba lo mismo votar por cualquiera de ellos, a condición de que estuviera lejos de los políticos. Eso va a ser clave en 2026. Cuando hago este análisis, alguien dice, “entonces va a ganar Vicky, la única que no está en esa bolsa”. Y sí, pero ahí confío —un poco pensando con el deseo— en la sofisticación del electorado. Hay casi unanimidad en que lo de Petro era un experimento de que gobernaran personas sin experiencia, y creo que la gente no está dispuesta a nuevos experimentos.
P. Dificilísimo: ni los políticos de siempre, ni experimentos...
R. Sí. La única persona que tiene una opción de cumplir con esos requisitos es Sergio Fajardo. Duque o Santos le han propuesto ser ministro, Petro lo hubiera recibido feliz y él se ha negado. No por cálculo, sino porque su vanidad le impide tener un jefe.
P. ¿Entonces lo ve como candidato sólido?
R. No sé, porque en campaña parece que él hiciera un listado de lo que no hay que hacer y lo va haciendo. No hay que reunirse con políticos, pero se reúne con Uribe, dicen que lo hizo con Claudia, y con otros. Le preguntan y responde que hay que hablar con todo el mundo ¡No, no hay que hablar con nadie! Que ese sea su patrimonio muestra que han cambiado las reglas del sistema político.
P. ¿Y la gente se ha dado cuenta?
R. Los congresistas, y un poco los electores, notan que la elección legislativa es tan importante como la presidencial, porque la gente se da cuenta de que los presidentes son muy débiles. Mire a Petro. Es cierto que no ha podido hacer nada. Nombra un cónsul en Ciudad de México o en Buenos Aires y se lo tumban. Los alcaldes le rebaten todos los días y no puede hacer nada. Intentó nombrar rector en la Universidad Tecnológica de Pereira, una universidad pequeña, y le ganó el hermano de César Gaviria. No pudo nombrar a quien quería en la Cámara de Comercio de Cali. Quiere bajar las tasas de interés y no puede, bajar las tarifas de energía y no puede, aumentar el gasto público y no puede...
P. ¿Y eso a qué se debe?
P. Al diseño de la Constitución del 91, que es muy bueno y acabó el presidencialismo. Antes el presidente nombraba por decreto al rector de la Universidad Nacional. A Petro le tocó una pelotera para lograrlo, y es probable que el Consejo de Estado anule la elección. Antes decretaba sin límites el estado de sitio; ahora Petro decreta la emergencia económica en La Guajira y la Corte se la tumba. Antes tenía fija la mayoría del Congreso, y ahora Petro tiene el 25% o el 30%. Ese diseño se nota en reglas como la junta directiva autónoma en el Banco de la República, las limitaciones a los estados de excepción o la creación del vicepresidente, pensado como un contrapeso interno al presidente. Entonces, la elección de Congreso se ha vuelto muy importante porque saben que pueden tumbar al presidente. No será tan fácil como en Perú, que tienen una sola Cámara. Acá la Constitución quedó muy bien hecha. Es un sistema tan enrevesado de controles que nadie puede abusar.
P. También dejó límites grandes a mecanismos de participación como la consulta...
R. Son requisitos muy exigentes. El umbral de 13 millones de votos fue pensado: el presidente tiene el gran poder de convocar a una consulta, pero le exige mucho apoyo popular. Además, según el mecanismo, tiene que pasar por el Congreso o por la Corte Constitucional. La idea no era una democracia plebiscitaria, sino unos mecanismos que funcionen para unos asuntos importantes con apoyo ciudadano arrasador. Por eso fracasaron el referéndum de Uribe y el plebiscito de Santos. Ahora la consulta puede servir es para definir el tema electoral, más que para una decisión ciudadana. Sin embargo, creo que Petro aún duda de la consulta. Sabe que si pierde se pega un tiro en la sien.
P. ¿Y si su apuesta es que el Senado la hunda y así refuerce su discurso antipolítico?
R. Podría hacer ese cálculo, pero si se lo aprueban, queda en un lío. Creo que le apunta a convocarla en octubre, el día de las primarias. Si coinciden, su partido, el Pacto Histórico, se beneficiaría de la gente que salga a votar por los derechos laborales y de paso apoye a alguno de sus candidatos. Podría no lograr el umbral, pero quedar con un candidato presidencial arropado en millones de votos.
P. ¿Cree que el Senado avalará la consulta? La ley exige que apruebe llevarla a las urnas
R. Cambio Radical ya anunció formalmente que se opondrá, al igual que varios senadores individuales. Si la niegan, le dan una victoria ahora a Petro pero evitan otra más adelante. Claro, todo puede cambiar. Especialmente porque, creo, va a estallar un escándalo contra Carlos Ramón González, que fue mano derecha de Petro en la Presidencia y de quien la Fiscalía dice que rastrea los teléfonos y las cuentas por el caso de la UNGRD. Una orden de detención contra un ex secretario general de Presidencia dejaría al Gobierno muy comprometido.
R. Eso le daría fuerza a la corrupción como tema de las elecciones, pero ¿no podría serlo la salud? Petro eligió esa reforma como su prioridad y la oposición dice que el sistema, intervenido por el Ejecutivo, está en crisis...
R. Es difícil contestar esa pregunta. La salud es un tema muy sensible para la gente. Aunque el sistema es complejísimo, y uno no sabe quién es el culpable de qué —además de las EPS están los médicos, los laboratorios clínicos, las ambulancias, los hospitales—, como el Gobierno ha intervenido todo, le cae toda el agua sucia. El peor error político de Petro fue haber asumido la responsabilidad del sistema de salud. Él ha sobrevivido a todo, pero no sobreviviría un colapso en la salud, y tampoco a un apagón generalizado. Son dos responsabilidades que decidió asumir y que se le pueden devolver.
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