Se busca: chivo expiatorio
A partir de la fecha el Congreso será el culpable de todo, por no haber aprobado la ley de financiamiento, cuando no estaba obligado a hacerlo; será la excusa del Gobierno para no pagarles a los contratistas del Estado
En realidad, el título de este escrito solo busca llamar la atención, pues la búsqueda terminó: el gobierno ya tiene a quién echarle la culpa de todo lo que pase de aquí a fin de 2025. Hubo muchos candidatos, todos escogidos por el Gobierno haciendo caso a las pautas del tradicional manual del populista. Ese que indica que para consolidar el poder se debe culpar a alguien de todas las fallas, problemas y dificultades que enfrenta el país, incluso si aquellas son culpa del propio Gobierno, pues solo así se logra alinear a la población entera en una lucha que justificará el uso de todos los medios.
Por el proceso de selección pasaron los medios de comunicación, los líderes empresariales, un expresidente de la República, la Corte Constitucional y hasta los colombianos que salen a las calles en protestas opositoras. Sin embargo, fue el Congreso el que terminó sirviéndose en bandeja para llevarse el palmarés menos codiciado: ser desde la fecha el culpable de todo.
Ya desde el año anterior empezó el sambenito que los miembros del Gobierno recitarán cada vez que pase lo que sea. “Es que esto no hubiera pasado si el Congreso hubiera aprobado la reforma tributaria” será la excusa para que no le paguen a los contratistas del Estado; para que se hundan sectores completos de la economía (como el de la construcción); para que dejen en los huesos a entidades que llevan décadas ayudando a los colombianos (como el ICETEX); para que todo lo malo que haya de pasar, pase. El hundimiento de la dichosa ley de financiamiento fue el nacimiento del chivo expiatorio que se necesitaba.
Ahora que, con el pírrico incremento del dinero que el Estado gira a las EPS por sus pacientes, dicho sistema terminará de colapsar, empezaremos a verlo. ¡Y de qué manera!
Si a las EPS no les alcanza para entregar medicamentos, el Gobierno dirá: “No hay más plata porque se hundió la ley de financiamiento y, además, el Congreso no aprueba la reforma a la salud”. Si en los hospitales públicos empieza a escasear el dinero para pagar a sus proveedores o empleados, la respuesta será: “Es que el Congreso hundió la reforma a la salud y no hay plata porque tampoco quisieron aprobar la reforma tributaria”. Y de esta forma irresponsable, con olímpica lavada de manos, el Gobierno querrá dar a entender que ellos no tienen la culpa, sino que todo es responsabilidad del Congreso y más aún de la oposición.
Pero surge una pregunta: ¿a los gobiernos se les elige para que las cosas funcionen con el viento a favor o en contra? ¿Si esos gobiernos no logran que pasen sus reformas, por cuenta del sistema democrático y sus pesos y contrapesos, debe entonces desmoronarse el país?
Hace unas semanas, la brillante ministra de Ambiente del Gobierno, Susana Muhamad, dijo desde Bakú que un Estado no puede soltar una liana sin tener la otra asegurada; hablaba de transición energética. Sin embargo, parece que ni su jefe ni sus compañeros de Gobierno hablan el mismo idioma, pues para ellos es mejor saltar al vacío (junto a cincuenta millones de colombianos) en vez de esperar tener la nueva liana asegurada. Porque si no fuera así, el país no estaría ahogándose en múltiples angustias porque el Congreso no aprobó una reforma y el Gobierno nunca tuvo un plan B. ¿Quién fue irresponsable? ¿El Congreso que hizo su trabajo? ¿O el Gobierno que no quiso anticipar una (posible) negativa del Congreso?
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.