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Derechos de la niñez
Tribuna
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La violencia contra la niñez, una pandemia pendiente de solucionar

La transformación que debemos hacer como sociedad tiene que ver con hacernos conscientes de la importancia de tratar bien a los niños, niñas y adolescentes y de reconocer y respetar sus derechos

Derechos de la niñez
Un grupo de jóvenes durante la clausura de la Primer Conferencia Ministerial Mundial para poner fin a la violencia contra la niñez, en Bogotá (Colombia). El 8 de noviembre 2024.Carlos Ortega (EFE)

Hace 35 años se dio un gran hito en el derecho internacional: se aprobó, en el seno de las Naciones Unidas, la Convención sobre los Derechos del Niño. Ratificada por 196 países, es el tratado de derechos humanos que más acuerdos ha generado en la historia. Este instrumento planteó un avance significativo: reconocer que los niños y niñas tienen derechos, que los derechos de la niñez son también derechos humanos y que los Estados tienen la responsabilidad de garantizarlos de manera prevalente.

Solo en 1989 los Estados pudieron ponerse de acuerdo sobre ese concepto importante que subyace a la protección de los derechos de la niñez: la prevalencia del interés superior de la niñez. Esto ha permitido que muchas leyes y proyectos en Colombia prioricen los derechos de la niñez, incluyendo la Constitución Política, y, bajo ese mismo espíritu, se expidió el Código de la Infancia y la Adolescencia en 2006.

Nacida como millenial, la Convención ha permitido grandes logros en la mejora de la supervivencia infantil y la reducción de la desnutrición en muchos lugares, por ejemplo, pero le seguimos fallando a los niños y niñas en estos y muchos otros asuntos.

Son aún muchísimos los que no tienen una oportunidad justa en Colombia para salir adelante. Más de la mitad de los niños y niñas en Colombia viven en pobreza monetaria, mientras que se prevé que 2,4 millones de niños necesitan asistencia humanitaria.

El conflicto armado, la violencia física y sexual y las crisis o emergencias afectan también de manera desproporcionada a la niñez. Hace dos semanas, Colombia albergó la primera Conferencia ministerial para poner fin a la violencia contra la niñez y la adolescencia. Ministros de 91 países y representantes de 20 organizaciones se comprometieron a tomar acciones para atender esta, la que se considera una pandemia: la violencia contra niñas y niños.

Las cifras globales, regionales y nacionales ratifican esta afirmación. Cada cuatro minutos, un niño o niña muere en un acto violento en el mundo. En América Latina, dos de cada tres sufren castigos violentos en sus hogares. En Colombia, cada día, 100 niños y niñas llegan a Medicina Legal por un hecho de violencia.

Muchos casos nunca son denunciados. Por eso, estas cifras son apenas una muestra de un problema mayor que tiene raíces, entre otras, en costumbres arraigadas y que muestran cómo hemos fallado en proteger a la niñez de la violencia generalizada que enfrentamos. Son miles las niñas, niños y adolescentes que no encuentran espacios seguros en sus hogares, al lado de sus seres queridos, tampoco en sus colegios, en sus barrios, en sus comunidades.

Por esto, UNICEF Colombia decidió priorizar este año, en la conmemoración del Día de la Infancia, la necesidad urgente de eliminar la violencia contra la niñez y la adolescencia: porque es un tema del que debemos hablar y para el que tenemos que buscar soluciones colectivas.

Decidimos lanzar la campaña Trátame al derecho (www.tratamealderecho.org), en la que buscamos sensibilizar sobre este tema fundamental para la vida y el desarrollo de la niñez y de Colombia, y ofrecer herramientas prácticas a padres, madres, cuidadores, y comunidad general, para que empecemos a cambiar comportamientos que vulneran sus derechos.

La transformación que debemos hacer como sociedad tiene que ver con hacernos conscientes de la importancia de tratar bien a los niños, niñas y adolescentes y de reconocer y respetar sus derechos: en el mismo espíritu de la Convención, de darles prevalencia.

La violencia se extiende porque la hemos naturalizado, incluso algunas formas de violencia parecen invisibles. Por eso, el primer paso es reconocerlas y dejar de reproducirlas en nuestros hogares, en las escuelas, en las comunidades y en todos los lugares que deben ser los entornos protectores de los niños, niñas y adolescentes.

Como UNICEF hemos sugerido a los Estados, y con estudios basados en evidencia, trabajar en tres frentes para eliminar la violencia contra la niñez: fortalecer la educación a padres, madres y cuidadores con programas universales de educación en la crianza; que las escuelas sean lugares de protección, y fortalecer los servicios de respuesta y protección para que funcionen adecuadamente para hacer frente a estas violencias.

Eliminar la violencia contra la niñez es urgente y depende de todos y todas. Este Día Mundial de la Infancia, al conmemorarse el 35º aniversario de la Convención sobre los Derechos del Niño, hacemos un llamado a los gobiernos, al sector privado, a los aliados y a las familias para que escuchen y defiendan los derechos de la niñez y la adolescencia. Apoyando una conversación significativa entre generaciones y escuchando a los niños, niñas y adolescentes, podemos cumplir sus derechos en todas partes. Tratémoslos al derecho: cambiemos entre todos la historia.


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