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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Por fin el siglo XX llegó a Cartagena de Indias

A pesar de los avances tecnológicos, los taxistas de la Ciudad Heroica manejan los precios como si se tratara de una tienda de barrio

Un taxi en el barrio de Getsemaní, Cartagena, en 2019.
Un taxi en el barrio de Getsemaní, Cartagena, en 2019.Jeff Greenberg (Universal Images Group via Getty)

Cartagena de Indias: nuestra joya turística, nuestra Ciudad Heroica, nuestro destino favorito, nuestro mágico encanto, nuestra ciudad señorial. Siempre habrá un epíteto positivo para hacer referencia a la más famosa de nuestras ciudades a orillas del Mar Caribe, no solo por la belleza y singularidad de su centro histórico y amurallado, que parece salido de los libros de historia como si no pasaran los años, sino también por su importancia en la construcción de la nación y su riqueza cultural.

Pero de nada sirve en Colombia estar lleno de adjetivos, cuando quienes se dedican a la gestión de la ciudad parecen personajes salidos de esos mismos libros de historia donde campea la desigualdad y entre señores, vasallos y esclavos se marcan inmensas diferencias que para muchos son un deber ser de las cosas.

Afortunadamente para Cartagena la actual administración está muy cerca de hacerla entrar en el siglo XX (sí, el siglo pasado) con una decisión que podría estarse tomando en cualquier momento si el plan piloto que se anunció este fin de semana se concreta: a los taxis les van a poner taxímetros.

La noticia parece de no creer, pero es cierta. A pesar de los avances tecnológicos, a pesar de que ahora las distancias las mide un teléfono celular con una simple aplicación, a pesar de que estamos en 2024 y no en 1954, los taxistas de Cartagena manejan los precios como si se tratara de una tienda de barrio. Cobran según como se vea y como vista el pasajero que extiende la mano para pedir que se detenga.

Si es blanco, rubio y con acento extranjero, se le aplica una tarifa exagerada e inverosímil. Si suena a colombiano, pero no a cartagenero, también habrá tarifa alta, pero no tanto como al foráneo. Si suena a local, pues le cobrará (a ese sí) lo que corresponde según una tabla de precios que la alcaldía lleva décadas estableciendo. Como lo lee: décadas.

De ahí que el anuncio hecho por la administración del actual alcalde parece ser un chiste, pero en realidad es algo que hace muchísimo tiempo se debió hacer: obligar a que todo vehículo de transporte público individual cobre según la distancia recorrida y no según lo que el conductor considere. ¿Cómo pudo pasar tanto tiempo para que alguien por fin se atreviera a tomar semejante decisión? ¿Presión política del gremio de los taxistas? ¿Negligencia de las administraciones? ¿Un poco de ambas?

Lo que resulta llamativo es que antes de decretar la obligación del taxímetro se anuncia un plan piloto del mismo, como si poner un taxímetro fuera algo similar a un viaje a la luna. Como si se necesitara probar que algo que ya sirve en el planeta entero puede funcionar en Cartagena. ¿Acaso en esa ciudad la fuerza de gravedad altera el movimiento? ¿O qué es lo que hace que el paso no se dé de inmediato y de forma definitiva? Esperemos que el llamado “piloto” no termine siendo una excusa para luego justificar el no dar el paso hacia el futuro y dejar una vez más a la histórica ciudad con unos taxis que cobran como si estuviéramos en el siglo XIX.


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