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Dian
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La DIAN: otra entidad que ya no es lo que fue

La entidad, en cuestión de un Luis Carlos Reyes, se volvió la Dirección de Ineficiencia y Absurdos Nacionales

DIAN Colombia
El edificiio de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN).CORTESÍA

Atrás quedaron los años en que la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN) era una de las entidades modelo del Estado colombiano. Modelo por su capacidad de ir reduciendo poco a poco la cantidad de evasores de impuestos. Modelo por sus servicios modernos y eficientes para atender a las necesidades de ciudadanos del común y empresarios. Modelo por sus esfuerzos para tratar de ser la primera línea de lucha contra el contrabando. Atrás quedaron esos años dorados y ahora la DIAN, así como ocurrió con el servicio de pasaportes, así como pareciera estar pasando con Ecopetrol, es un recuerdo.

Hace unos meses, cuando el director de la DIAN era el hoy ministro de Comercio, vino el primer gran golpe al prestigio del organismo: en lugar de avanzar en la vía de un mayor y más efectivo recaudo en los tributos nacionales, se logró todo lo contrario, es decir reducir la cantidad de dinero que vía impuestos se suma a las arcas de la Nación. ¿Cómo se llegó a eso? En su momento el director (ahora ministro) dio las explicaciones de rigor. Sin embargo, queda el sinsabor de que a Luis Carlos Reyes se le vio más empeñado en ser una sensación de las redes sociales con sus ocurrentes apariciones y sus miles de Me gusta en lugar de hacer lo que corresponde en un cargo de semejante responsabilidad.

Pero eso ya pasó. Vamos al presente, pues estamos en aquella temporada del año en que los colombianos debemos presentar nuestra declaración de renta y una vez más un proceso que se lograba surtir de la manera menos engorrosa posible para los ciudadanos del común se ha ido convirtiendo en una pesadilla que sólo Kafka podría ilustrar.

Primero fueron los problemas en el sistema informático de la DIAN. Qué le vamos a hacer, la tecnología no es infalible, pero creería uno que en algo tan delicado como el manejo del recaudo de impuestos se debería conseguir un sistema que logre ser a prueba de fallos. Pero, bueno, esa crisis ya pasó.

La novedad llega ahora de la mano de aquellos que ya pagaron sus impuestos, pero que justo al cierre de la fecha correspondiente reciben mensajes señalando una mora en el pago de los tributos. El mismo mensaje remite al usuario a una línea de la DIAN en la que le indican la ruta digital para hacer la revisión del pago y esta última lleva a un callejón sin salida de la inscripción en un registro para recibir una asesoría personal por parte de la entidad.

¿Qué es lo que está pasando? ¿Cómo algo que funcionaba sin problema se convirtió en un problema? ¿Quiénes son los genios que en lugar de hacer la vida de los ciudadanos más fácil van por la vida (y los gobiernos) convirtiéndola en laberintos infinitos?

Pasó con la expedición de pasaportes, que de ser un servicio eficiente en cuestión de una Marta Lucía Ramírez se convirtió en el paraíso de los tramitadores. Y ahora pasa con la DIAN que en cuestión de un Luis Carlos Reyes se volvió la Dirección de Ineficiencia y Absurdos Nacionales. Porque si algo caracteriza estos dos ejemplos de la maldición que recae sobre nosotros es que tras los daños pasa mucho, muchísimo tiempo antes de que las cosas puedan siquiera volver al punto en que las dañaron.

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