El poder en la sombra del ahijado de Marta Lucía Ramírez para hacerse con la Gobernación de Santander

La familia Aguilar es ama y señora de la política en Santander. El paterfamilias del hogar, el coronel Hugo Heliódoro Aguilar, saltó a la fama por ser el policía que dio de baja a Pablo Escobar en diciembre de 1993, luego de 17 meses de intensa búsqueda por parte de las fuerzas del Estado y sus enemigos criminales. La foto del coronel sonriendo junto al cadáver del capo abatido se convirtió en su carta de presentación, la cual aprovechó para abrirse camino en la vida pública y ubicar su apellido entre los más poderosos de la región.

Gobernó el departamento del nororiente colombiano entre 2004 y 2007, y dos de sus hijos, Richard y Mauricio, años más tarde ocuparon ese mismo cargo. Ambos también pasaron por el Senado en distintos periodos. El legado consiguió reelegirse en las urnas, pero ahora está en un callejón sin salida. Sobre Hugo pesa una condena por sus nexos con grupos paramilitares, Richard es investigado por la Corte Suprema en un caso de corrupción y Mauricio está a punto de finalizar su mandato como gobernador. Los Aguilar no tienen más sangre propia para lanzar como candidato y con las elecciones regionales tan cerca, se ven obligados a buscar por fuera de su árbol familiar.

Aunque se ve mayor, Héctor Mantilla no llega a los 30 años. En 2015, cuando tenía 21 y aún no se graduaba como abogado, ganó las votaciones para la Alcaldía de Floridablanca, el segundo municipio más importante de Santander, solo por detrás de la capital, Bucaramanga. Triunfó siendo el alcalde más joven de Colombia, pero no tenía mucho por mostrar en su hoja de vida. Más allá de desempeñarse en el consejo estudiantil del colegio jesuita San Pedro Claver, uno de los más exclusivos de la zona y en donde cursó bachillerato, brillaba por su parentesco con el excongresista conservador Jorge Humberto Mantilla, su tío.

Durante su mandato contrajo matrimonio y la ocasión sirvió para elevar a otro nivel sus conexiones. La entonces vicepresidenta Marta Lucia Ramírez, copartidaria de su tío, fue su madrina de boda. El vínculo no fue solo una cortesía y perduró; prueba de ello es que en 2020, cuando Mantilla terminó su periodo en Floridablanca, fue visto viajando como invitado en comisiones del Gobierno y acompañando a Ramírez.

La fortuna no le ha sonreído últimamente al joven exalcalde. Aspiró a la Cámara de Representantes en 2022 pero fracasó por muy pocos votos y tras la posesión de Gustavo Petro sonó para ser viceministro de Transporte —cartera que se le entregó a los conservadores en los primeros meses de la actual Administración— pero su nombramiento no se materializó. Ahora quiere ser gobernador del departamento, en una carrera electoral que lo enfrentará al excandidato presidencial Rodolfo Hernandez, al general en retiro Juvenal Díaz Mateus y al diputado Ferley Sierra, entre otros.

La disputa, de entrada, aparenta ser complicada y pareja, por lo que los apoyos que los candidatos puedan sumar de aquí hasta finales de octubre podrían resultar cruciales para determinar al ganador. Mantilla parece haber tomado provecho de la coyuntura. Su necesidad de sumar refuerzos, después de todo, coincide con la imposibilidad de los Aguilar de continuar postulando a uno de los suyos.

A lo largo de las últimas semanas, con las campañas formalmente andando, sus rivales lo han señalado como “la ficha de los Aguilar”. Luis José Aguilar, otro de los hijos del coronel, incluso compartió en sus redes sociales una imagen alusiva a la candidatura de Mantilla, quien intentó mostrarse distante, aunque sin mucho ímpetu. “No me hipoteco, ni me vendo”, señaló en esa oportunidad. Sin embargo, una investigación de Vanguardia, el principal periódico de la región, ha revelado cómo funcionarios y contratistas de la Gobernación están realizando proselitismo a su favor bajo el auspicio del actual gobernador Mauricio Aguilar.

Una grabación publicada por el medio de comunicación así lo comprueba. Ana Victoria Agón, directora de Rentas y quien se posesionó en junio, indica con nombre propio a los candidatos que el gobierno departamental está promoviendo. “Para nadie es un secreto que estamos apoyando, que en la administración en cabeza del gobernador, el apoyo es para el doctor Héctor Mantilla a la Gobernación”, se le escucha decir. Agrega que Edwin Vargas, aspirante a la Asamblea, y Gustavo Ardila, candidato al Concejo de Bucaramanga, son los otros ungidos por Mauricio Aguilar.

Agón recalca que votar por Mantilla es una forma de “ser agradecidos” con el gobernador y advierte que es importante que sus instrucciones se manejen con prudencia. “Yo también los invito a ser profesionales en lo que hacemos, tenemos que ser profesionales y no salir aquí al pasillo a decir que Ana Victoria los reunió para decirles esto o lo otro”. En otro aparte también comenta sobre la recolección de datos de potenciales votantes, a cargo de funcionarios y contratistas de la Gobernación, y sugiere que se les entreguen “detallitos” para convencerlos de sufragar por Mantilla, Vargas y Ardila.

El espaldarazo por debajo de la mesa de los Aguilar a Mantilla va en contravía de las lógicas partidistas. Aunque el gobernador no es reconocido precisamente por su militancia en el Partido Conservador, sí fue elegido hace cuatro años con el aval de esa colectividad, que hoy está secundando la candidatura de Juvenal Díaz, contrincante de Mantilla. El propio Díaz compartió la publicación periodística en sus redes sociales y solicitó la intervención del Consejo Nacional Electoral (CNE) y de la Procuraduría General de la Nación. “Necesitamos garantías para todos los candidatos”, exigió.

Mauricio Aguilar y Héctor Mantilla se pronunciaron igualmente. El primero afirmó que no ha dado “ninguna directriz de apoyar o presionar a funcionarios” y el segundo, a través de un comunicado, negó cualquier relación con la directora Agón, restándole así credibilidad a sus palabras. Los comicios del próximo 29 de octubre demostrarán si la aparente relación entre el candidato y la cuestionada familia sirvió o no.

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