A reír, presidente Petro
Dice Irene Vallejo que, en el sexo como en la guerra, el humor puede ser tan crítico y profundo como la seriedad. Reír es una forma de repudiar las barbaridades y protegernos de nuestras vanidades
Como definitivamente los colombianos no nos vamos a poner de acuerdo en nada, toca dedicarse a mamar gallo, y para ello contamos con la colaboración del presidente de la República. Miren ustedes la casualidad de que el jefe del Estado y su comandante de las Fuerzas Armadas, el almirante Francisco Cubides, no se hablan. Entonces se comunican mediante declaraciones a los medios de comunicación. El almirante manifestó frente a la posibilidad de planear bombardeos en puntos estratégicos ubicados por la inteligencia militar contra el ELN en el Chocó lo siguiente: “Esos bombardeos se adelantarán [no “adelantarían”] en la medida que las condiciones se den y que no haya ninguna afectación a la población civil”.
El anuncio del comandante, recientemente designado para tan alto grado, inmediatamente produjo la reacción del presidente Gustavo Petro, su jefe, en otra declaración pública, no telefónica, ni a través de su ministro de la Defensa, en los siguientes términos: “Inventarse que el comandante de las Fuerzas Militares va a bombardear al ELN, cuando es posible la paz, es llevar a jóvenes a la muerte solo por destruir la política de paz de un Gobierno”. En otras palabras, el jefe del Estado le está diciendo a su subordinado más importante en el escalafón castrense que se está tirando la política de paz de su Gobierno. Eso no puede ser en serio, eso tiene que ser por mamar gallo.
Dice la gran escritora Irene Vallejo, la autora de El infinito en un junco y de Alguien habló de nosotros, dos libros de colección, que aprender a reírnos de nuestros propios desastres es un recurso elegante para momentos bochornosos. Ahora dijeron en la W Radio que el presidente Petro estaba pensando en concurrir a una de las presentaciones de Circombia, la historia de un país en que todo es un circo de Daniel Samper Ospina, en las cómodas instalaciones del teatro del Gimnasio Moderno. Eso sería lo máximo, porque es una excelente manera de morirse de la risa y así sacarle el cuerpo a las dificultades que nos atropellan.
Otro ejemplo podría ser la pelea con los alcaldes de Bogotá y de Medellín por tener una opinión diferente pero respetuosa con la del presidente y recibir una reprimenda fuerte por X, que no puede ser sino por mamar gallo, porque el jefe del Estado sabe perfectamente que los alcaldes pueden tener diferencias de opiniones con él sin que ello implique un velado golpe de Estado. Como dijo el editorial de El Espectador, esa discusión llegó a un punto inaceptable. Pero no. Es aceptar que hay que meterle risa a las diferencias de opinión para no desesperarnos. Y para cerrar con broche de oro: “Le gritan a Petro los ricos del país ‘Fuera Petro’. Son los asesinos. Porque es que no se pueden aguantar a alguien con café con leche en la piel”. Gran sentido del humor.
Agrega la española Vallejo que, en el sexo como en la guerra, el humor puede ser tan crítico y profundo como la seriedad. Reír es una forma de repudiar las barbaridades y protegernos de nuestras vanidades. Tal vez, concluye la zaragozana, no haya nada más ridículo que tomarse demasiado en serio. Es, sin duda, una contribución del presidente a matizar la polarización. Graduar con delicadeza expresiones conceptuales. La coincidencia perfecta entre Petro y Samper Ospina. Vénganos en tu reino.
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