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La nueva piel de un edificio patrimonial de 220 años

El lugar donde se presentaron las primeras obras de teatro en Antioquia vuelve a la vida y reabre como el Claustro Comfama. La restauración de su primera etapa abarcó 3.944 metros cuadrados, en un proceso que arrojó hallazgos artísticos y arqueológicos

CLAUSTRO SAN IGNACIO
Obreros trabajan en la remodelación del Patio Teatro del Claustro, en Medellín (Colombia).COMFAMA
Catalina Oquendo

El Claustro de San Ignacio es más que un edificio patrimonial cuya belleza se alzó durante siglos en el corazón del centro de Medellín, protegido por una ceiba Macondo y un guayacán rosado. Ha sido el lugar de muchas primeras veces para la ciudad. En 1803 se creó la primera institución de educación superior de Antioquia; se presentaron las primeras obras teatrales de la ciudad; se elevó por primera vez un globo aerostático y se impulsó la fundación de la Universidad de Antioquia.

Después de 25 meses de restauración ha vuelto a abrir sus puertas. La icónica pianista Teresita Gómez, cuya historia es a la música lo que el Claustro a la ciudad, un patrimonio invaluable, tocó junto a la Filarmónica de Medellín en el mismo espacio donde doscientos años atrás se veían obras de teatro. Ahora, además, se presenta allí el Festival de Teatro y Música Comfama y continúan los trabajos de restauración, que ya han dejado varios hallazgos.

Foto de archivo del ala sur interna del Claustro en los años 20.
Foto de archivo del ala sur interna del Claustro en los años 20.COMFAMA

“La restauración nos permitió ver las distintas pieles que ha tenido este edificio durante 220 años. Por acá ha pasado parte de la historia cultural de la ciudad, las grandes conversaciones, la formación, la política y también la guerra”, dice Sergio Restrepo, director del Claustro Comfama, como se llama ahora el edificio que en 2005 compró esa caja de compensación a la Compañía de Jesús.

Una de esas pieles que levantaron fue un mural de autoría desconocida que se ha ido develando. En el espacio donde se descubrió aún se ve a un grupo de restauradores raspando las paredes con cuidado quirúrgico para que vaya emergiendo la pintura. “El mural estaba oculto en el cielo, bajo cuatro capas de pintura, y en las paredes, bajo 12″, agrega Restrepo, que es un torrente de historias y anécdotas sobre el Claustro.

En el proceso de restauración, que abarcó 3.944 metros cuadrados, también hubo un hallazgo arqueológico. Bajo el edificio encontraron un alcantarillado hecho en tabla de barro y argamasa que, según la investigación, data de 1805 y es uno de los más antiguos del que se tenga registro en la ciudad. Además, en diferentes rincones del Claustro encontraron vestigios de diferentes épocas: cartas, recibos de pago, notas manuscritas enrolladas y escondidas en los ladrillos, nidos y hasta los restos de un pájaro que quedó atrapado.

Interior del tercer piso del Claustro de San Ignacio.
Interior del tercer piso del Claustro de San Ignacio.COMFAMA

Un centro cultural

El Claustro hace parte del conjunto patrimonial San Ignacio, que integran el Paraninfo de la Universidad de Antioquia, la iglesia y plazuela San Ignacio, y que es uno de los ejes de un distrito de artes que tiene Medellín en el centro de la ciudad, con teatros, organizaciones culturales y educativas en 67 hectáreas.

Ahora, según el director de Comfama, David Escobar, será un centro cultural al estilo del Sesc en Sao Paulo, cuyo origen también tiene relación con una caja de compensación familiar en Brasil (el Servicio Social de Comercio). “Inspirado en los más grandes centros culturales del mundo, queremos que sea el más importante de Medellín y por propiedad transitiva, el de Antioquia”, dice Escobar. Los ciudadanos podrán ingresar libremente a los jardines y terrazas y habrá eventos abiertos al público general; otros, con venta de boletería, tendrán descuentos para los afiliados a la caja de compensación.

Vista aérea del Claustro de San Ignacio.
Vista aérea del Claustro de San Ignacio.COMFAMA

La vocación del Claustro será el cine, las artes escénicas y las exploraciones sonoras. Además del Patio Teatro donde se presentó la pianista Teresita Gómez, que tiene capacidad para 600 personas, hay un estudio de grabación audiovisual, otro de grabación sonora y una sala de cine donde antes hubo una capilla. Todo se conecta a través de un puente con el Teatro Alfonso Restrepo Moreno.

La restauración del Claustro que abrió las puertas esta semana es la primera de tres etapas. De este momento a 2025 harán una intervención en el Patio Pichincha, ubicado en el segundo piso, donde habrá talleres de artes y oficios. Y en la tercera fase, planeada para 2026, se convertirá la torre en un espacio museográfico, se entregarán una biblioteca, cinco laboratorios de creación y el Pasaje de los Claustros, que servirá de conexión entre el edificio y el Paraninfo de la Universidad de Antioquia.

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Sobre la firma

Catalina Oquendo
Corresponsal de EL PAÍS en Colombia. Periodista y librohólica hasta los tuétanos. Comunicadora de la Universidad Pontificia Bolivariana y Magister en Relaciones Internacionales de Flacso. Ha recibido el Premio Gabo 2018, con el trabajo colectivo Venezuela a la fuga, y otros reconocimientos. Coautora del Periodismo para cambiar el Chip de la guerra.

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