El todo o nada de Quintero
La renuncia del alcalde de Medellín agita aún más el escenario político en Colombia a menos de un mes de las elecciones regionales del 29 de octubre
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Si la semana pasada fue el turno de posar los ojos sobre Bogotá y la carrera por la Alcaldía de la capital, en esta Medellín, la segunda ciudad del país, es la que nos ocupa. El domingo amanecimos con una noticia que, a pesar de rumorearse desde hacía un par de días, no dejaba de ser sorprendente: quien hasta ese momento era alcalde de Medellín, Daniel Quintero, renunciaba.
Fue un acontecimiento ―casi― sin precedentes. Varios políticos han renunciado al Congreso, pocos meses después de elegidos por un cuatrienio, para ser candidatos. Rodolfo Hernández, Gustavo Bolívar, Jorge Rey. En este caso, sin embargo, el ahora exalcalde dejó el cargo no para buscar otra posición, sino para poder incidir sin ataduras en la selección de su sucesor.
Quintero mismo lo admitió desde las redes sociales cuando confirmó su renuncia, apenas a tres meses de que se acabara su mandato. “Las razones que me llevaron a ser alcalde son las mismas que hoy me llevan a tomar la decisión de renunciar al cargo”, dijo en un video publicado en X, antes Twitter. Insistió en que se retira porque no puede quedarse “cruzado de brazos viendo como los políticos de siempre, a través de Fico, que antes era una persona alternativa, están usando todas las artimañas para volver al poder”. Y agrego que será “un soldado más” de la campaña de Juan Carlos Upegui, su amigo, a quien nombró secretario de No violencia —un cargo nuevo— y primo de su esposa Diana Osorio. “Upegui es la única alternativa para poder enfrentar al Fico-Uribismo, me despojo de la investidura de alcalde para salir a luchar. Mis armas serán Dios y estos volantes”, afirmó en el video, que ha sido visto cientos de miles de veces.
En realidad, Quintero ya estaba apoyando claramente a Upegui, transitando una fina línea para evitar que la Procuraduría lo suspendiera por hacer proselitismo desde un cargo público, algo prohibido por la Constitución. Ya sucedió en 2022, cuando apoyó al entonces candidato a la presidencia Gustavo Petro antes de la primera vuelta y la entidad, que vigila el comportamiento de los funcionarios públicos, lo sacó del cargo temporalmente. Con su renuncia ahora, se puede dedicar de lleno y de frente a la campaña de quien sería su sucesor político en la ciudad, aunque el riesgo de suspensión no se ha apagado del todo.
Y su presencia en campaña tampoco asegura nada. Al momento de dejar el cargo Quintero tenía la popularidad más baja de cualquier alcalde de Medellín en casi 30 años de medición de la encuesta Invamer: una aprobación del 28% y desaprobación del 61,9%. Además, los números del candidato Upegui también pintan un escenario muy cuesta arriba: en cinco encuestas hechas recientemente oscila entre el 11 y el 14,8% de apoyos; mientras Fico Gutiérrez es el claro favorito, con entre el 53 y el 68,7% de la intención de voto.
Con todo esto, no es fácil interpretar la renuncia de Quintero de una manera distinta a jugarse su última carta, apostando al todo o nada. Quedan cuatro semanas para ver si logra ese efecto. Pero, más allá de que pueda haber reservas por la ética de la movida, el futuro político de Quintero, que tiene aspiraciones muy poco secretas para las presidenciales de 2026, tal vez se queme irremediablemente mucho antes y logre, en cambio, lo inédito: que en 20 años de uribismo, por primera vez sea elegido alcalde de Medellín el candidato por quien hace campaña Álvaro Uribe.
Otras historias
Antes de despedirme, les comparto estos artículos publicados en la última semana para que no se pierdan nada:
- En este artículo, Inés Santaeulalia compara a dos presidentes con megáfono cuando el colombiano defiende que su presencia en las marchas pro Gobierno es similar a la participación del mandatario de Estados Unidos, pero Petro no es Biden.
- Siguiendo la línea de noticias sobre Gustavo Petro y otro de los grandes líderes del mundo, Xi Jinping se reunirá con el presidente de Colombia el próximo 25 de octubre, pero ya le ha hecho saber dos veces que no tiene intención de hablar sobre el metro de Bogotá.
- En este reportaje, Daniela Díaz cuenta la historia de Francie Mena, que ha pasado una década buscando justicia para su hija que murió por el estigma sobre el aborto tras practicársele un aborto incompleto en 2014.
- En este artículo Camilo Sánchez se adentra en el “efecto Ikea”, que desembarca en Bogotá con la apertura de la primera tienda de la empresa sueca en el país, mirando también los casos de los tímidos arranques en otros países de la región.
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