Un asalto a una lancha en Buenaventura acaba con 34 turistas en el agua y un muerto
Los atracadores se hicieron pasar por pasajeros antes de hacerlos saltar al mar
Un paseo turístico por la costa Pacífica se convirtió este jueves en una pesadilla en pleno mar abierto. Dos pasajeros, que fingían ser turistas, asaltaron con armas de fuego a sus compañeros de excursión en lancha en las aguas cerca de Buenaventura. El barco se dirigía a las playas de Juanchaco cuando dos hombres robaron a la treintena de viajeros y los hicieron tirarse al océano. Para salvarse, las víctimas, incluidos tres menores de edad y varios extranjeros, nadaron aproximadamente 15 minutos hasta la orilla. Al llegar, informaron de la desaparición de un tripulante de la embarcación, según la Armada de Colombia. Horas más tarde, el hombre fue encontrado muerto por los guardacostas.
Los atracadores, que no han sido arrestados, se llevaron el barco de nombre Brisas Dos que pertenecía a la empresa Transportes Flórez. La Armada Nacional informó a EL PAÍS este viernes que no tiene información sobre el paradero de los responsables, ni sobre sus identidades. La Policía y la Fiscalía no han respondido las consultas al respecto hasta el momento de publicar este artículo. Las pérdidas en el robo superan los 400 millones de pesos, según un comunicado emitido este viernes por la Asociación de Transportadores Marítimos y Fluviales del Pacífico.
Los atracos en alta mar no son un fenómeno nuevo en Buenaventura, el puerto sobre el Pacífico más grande del país. Numerosos robos de embarcaciones turísticas han sido reportados en la zona a lo largo de los años. En junio de 2022, un crimen casi exactamente igual ocurrió cerca del sector de Maguïpi —precisamente donde se llevó a cabo el asalto de este jueves. Según la Armada Nacional, un grupo de piratas interceptó una lancha en las horas de la madrugada y robó a los pasajeros. En esa ocasión, las autoridades llegaron a tiempo para rescatar a las víctimas —que habían saltado al agua— e impedir que los ladrones se llevaran el barco, pero no alcanzaron a capturar a los responsables.
Pese a lo ocurrido este jueves, varias fuentes consultadas explican a EL PAÍS que los atracos marítimos en la zona no son tan comunes como fueron alguna vez. Miguel Ángel Valencia, un promotor de una agencia de viajes que lleva más de dos años en funcionamiento en Buenaventura, explica que la fuerza naval “ha venido controlando la situación”. Para Valencia, el atraco de este jueves fue algo que sorprendió. “No es común que pase”, afirma. Otro operador de tours náuticos que trabaja en el puerto desde hace más de 10 años y prefiere permanecer en el anonimato se muestra de acuerdo con Valencia. “No sabemos por qué pasó eso, pero no es normal”, asegura. La Armada coincide en que el ataque fue una excepción.
Sin embargo, no todos en Buenaventura están de acuerdo con esta versión de las cosas. Javier Torres, candidato a la Alcaldía de la ciudad y presidente de la Asociación de Transportadores Marítimos y Fluviales del Pacífico, asegura que ya van tres robos similares este año. El aspirante del partido de izquierda Fuerza Ciudadana cuenta que el mes pasado 20 hombres armados robaron dos lanchas cerca del puente del Piñal, que conecta la isla en la que nació la ciudad con la parte continental. Afirma que ese crimen nunca se resolvió y que de muchos delitos no quedan registros: “La gente no se motiva a denunciar porque no surte efecto. Y si te animas a denunciar, las pandillas te vienen a buscar”.
Torres, quien fue miembro de la dirigencia del paro cívico que congeló el puerto en 2017, lleva 14 años reclamando la situación de inseguridad que viven los marineros en la costa Pacífica. Explica que los robos diarios tienen efectos desastrosos para la economía de una de las ciudades con mayores índices de pobreza de Colombia. “El comercio se afecta, los restaurantes se afectan, los hoteles se afectan, y por supuesto la imagen del turismo se afecta”, asegura. Es más, puede llegar a ser una cuestión de vida o muerte. “Cuando una persona se toma una embarcación y lanza a la gente al mar, ese es un intento de asesinato masivo. La gente se puede morir por hipotermia o porque no sabe nadar”.
Buenaventura es una ciudad de contrastes. Desde el muelle turístico los pasajeros se suben a lanchas con destino a las playas paradisíacas cercanas como La Bocana, a media hora, o Juanchaco y Ladrilleros, a unas tres horas. Los visitantes llegan a conocer las ballenas, las playas de arena negra y los acantilados cubiertos de una vegetación selvática. Su naturaleza es digna del eslogan Colombia es país de la belleza. Sin embargo, la violencia azota a la ciudad y, pese los avances puntuales de la paz total urbana, en ocasiones golpea directamente a esos turistas. Fue precisamente lo que ocurrió este jueves.
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