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El Ejército señala al ELN por el secuestro de una sargenta y sus dos hijos

La familia desapareció el lunes, mientras se movilizaba por el departamento de Arauca

Lucas Reynoso
La sargento colombiana secuestrada Ghislaine Karina Ramírez.
La sargento colombiana secuestrada, Ghislaine Karina Ramírez.Ejército de Colombia

El Ejército de Colombia ha señalado este miércoles al Ejército de Liberación Nacional (ELN) por el secuestro de una sargenta y sus dos hijos en Arauca. “Se presume que la familia habría sido plagiada por integrantes del Frente Domingo Laín Sáenz del grupo armado organizado ELN”, se lee en un comunicado. Según la Octava División, la familia fue secuestrada el lunes, cuando se movilizaba por Fortul (Arauca) en dirección al municipio que le da su nombre al departamento.

“Responsabilizamos de la vida e integridad física de nuestra suboficial y de los menores de edad al Frente de Guerra Oriental del ELN”, se lee en el texto difundido. Además, el Ejército ha informado que la sargenta secuestrada es Ghislaine Karina Ramírez y que es familiar de un oficial de la Octava División. Sus dos hijos tienen seis y ocho años y uno de ellos tiene autismo. Las fuerzas armadas mantienen la cautela respecto al manejo de la información. Se refieren a los pocos detalles conocidos como parte de una “investigación”, utilizan términos conjugados en condicional y subrayan que “de forma preliminar” se “presume” el secuestro.

El padre de la sargenta comentó este miércoles con Caracol Radio que tuvo comunicación con su hija hasta el lunes por la noche. “Me escribió que iba por los lados de Castilla llegando a Yopal, algo así. Me dijo: ‘Esto por acá es feo. Es peligroso. La carretera es sola. Se ven solo motos’. Desde ahí no sé nada más de ella”, relató. Además, contó que la sargenta trabajaba en Melgar. “No había recibido amenazas, que yo sepa”, agregó.

Varias entidades se han pronunciado sobre el secuestro. La Oficina del Alto Comisionado para la Paz ha pedido al ELN que se pronuncie sobre el hecho y que libere a las víctimas, en caso de que sean los responsables. El ministro de Defensa, Iván Velásquez, ha señalado las contradicciones del grupo armado: “No puede hablarse de paz y simultáneamente secuestrar a una mujer y a sus pequeños hijos”. Mientras, el presidente del Senado, Alexander López, fue el más duro con la guerrilla, al afirmar que el país ya no quiere más “mensajes contradictorios”. “Colombia está cansada de ustedes y de su absurda guerra”, subrayó en Twitter.

El secuestro ocurre en momentos de dudas sobre cómo se llevará a cabo la implementación del cese al fuego bilateral entre la administración de Gustavo Petro y la guerrilla. El lunes, el ELN anunció un paro armado en San Juan (Chocó), una región que se disputa con el Clan del Golfo. “Vemos seriamente comprometido el inicio del cese al fuego pactado con el Gobierno Nacional”, dijo en una grabación un hombre que se identificó como miembro del Frente de Guerra Occidental Omar Gómez. Entonces, la guerrilla responsabilizó al ministro de Defensa y a las fuerzas militares por las acciones del Clan del Golfo contra la población civil.

El cese al fuego bilateral se firmó a principios de junio, en La Habana. El martes, el grupo armado dio la orden para cesar todas las operaciones ofensivas a partir del 6 de julio, como estaba previsto en el acuerdo con el Gobierno. No obstante, el alto al fuego adquiere plena vigencia, de 180 días, a partir del 3 de agosto. Asimismo, hay interpretaciones encontradas sobre los alcances. El jefe negociador del ELN, Pablo Beltrán, dijo horas después de la firma del acuerdo que los secuestros de civiles y las extorsiones forman parte del financiamiento de la guerrilla y que su suspensión no ha sido incluida dentro de los diálogos que hasta ahora se han realizado.

El ELN, fundado en 1964, es la última guerrilla activa de Colombia. Cuenta con unos 2.350 combatientes —se duplicaron en el Gobierno de Iván Duque— y presencia en los departamentos de Norte de Santander, Arauca, Nariño y Chocó. Negociar con ellos presenta varios desafíos, entre ellos la fragmentación de los mandos y el surgimiento de cuadros medios que se han distanciado de los líderes históricos.

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Sobre la firma

Lucas Reynoso
Es periodista de EL PAÍS en la redacción de Bogotá.

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