La aerolínea de bajo costo Viva Air desaparece
El anuncio de la Superintendencia de Sociedades pone fin a una larga agonía financiera en la que el proyecto de fusión empresarial con Avianca tampoco funcionó para evitar la quiebra total
La Superintendencia de Sociedades de Colombia ha anunciado en la mañana del jueves el embargo y secuestro de todos los bienes y derechos de la aerolínea de bajo costo Viva Air. Una decisión que da por terminada todas las actividades empresariales después de 14 años de existencia. También pone punto final a un largo proceso de agonía financiera en el que la compañía se ha servido de todos los salvavidas a la mano para evitar la quiebra total. De nada han servido el fracasado proyecto de integración empresarial con Avianca ni el fallido intento de acogerse a un proceso de reorganización empresarial.
La compañía fundada en Medellín y que cuenta con una filial en Perú solicitó el 20 de junio iniciar el proceso de liquidación. Una decisión tomada por la asamblea de accionistas, en cabeza de su presidente Francisco Lalinde, tras llegar a la conclusión, a finales de mayo, de que a pesar de todos los esfuerzos Viva no cuenta con la capacidad financiera para seguir volando, según se recoge de la resolución de la Supersociedades. De esta forma desaparece una compañía que llegó a ocupar el segundo lugar por volumen de operación en el mercado local y dejó, tras suspender sus actividades, a más de 16.000 pasajeros afectados en tierra.
Tras el duro golpe para el mercado aeronáutico colombiano, el ente regulador ha indicado que el “proceso inicia con un activo de $452.818.480 en miles de pesos”. Un valor, añade, que deberá ser ajustado y “determinado realmente al momento de aprobarse el inventario de bienes por parte del juez del proceso, en la etapa procesal correspondiente”. La auditoría de la Superintendencia también ha precisado que el acuerdo de recuperación empresarial ha sido inútil tras la negativa de Avianca de continuar con un proceso de fusión en el que ha habido de todo ―especulaciones, demandas de competidores, violación de las reglas de competencia o cambios en la junta directiva de la aerolínea bandera―.
Los analistas valoraban la posibilidad de este desenlace desde hace meses y deja a Ultra Air, la otra compañía de bajo coste que lucha por salir del precipicio, en una situación muy delicada. Se cierra en todo caso un capítulo importante de la historia de la aviación en Colombia en el que las compañías low cost abrieron el mercado a viajeros que no habían podido acceder a él. Y a pesar de que aún quedan otras empresas en el mismo segmento como Easy Jet, o la recién llegada Jet Smart, las condiciones y funcionamiento del negocio, según los analistas, deben ser replanteadas por las autoridades.
La resolución de la Superintendencia de Sociedades subraya que la decisión busca “proteger los pocos activos de la sociedad” y “los derechos de los acreedores más vulnerables, como es el caso de los trabajadores”. Entre los factores que han bloqueado la posibilidad de que Viva remontara el vuelo también se hallan los embargos y otras presiones ejercidas por los acreedores que atenazaron la posibilidad de gestionar los activos; o la cancelación de los contratos de arrendamiento de las aeronaves y la exigencia de devolverlos.
Una amalgama de obstáculos para una empresa que salió renqueante después de la pandemia. Ahora se avecina una puja comercial entre las aerolíneas activas para copar las rutas que abandone Viva, y un posible encarecimiento de los pasajes. Un final amargo para los pájaros amarillos y los más de 4.000 empleados, directos e indirectos, que durante más de una década hicieron posible su operación.
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