RTVC: el abandono de Gustavo Petro al sistema de medios públicos colombiano

El presidente Gustavo Petro es un twittero de tiempo completo, un líder que entiende que comunicar convincentemente sus reformas es casi igual de importante que aprobarlas, un presidente que lideró la creación de un noticiero diario desde la presidencia, y un político que no duda en criticar abiertamente a los medios privados que no comulgan con su programa. Por eso es un enigma por qué, para ser un político que entiende el enorme poder de la comunicación, y que defiende lo público, no ha asignado en ocho meses de gobierno al nuevo gerente de RTVC: la enorme empresa pública de radio y televisión de Colombia.

Los rumores dicen que es porque no pudo nombrar allí a uno de sus amigos más cercanos; o porque aún no encuentra a alguien de su confianza; o porque ahora le importa más la comunicación por redes sociales que la radio y televisión pública. El presidente no ha dado explicaciones. Hasta su madre ha publicado videos dándole ideas al mandatario para el nuevo gerente. “Yo apoyo a Raquel Sofía Amaya para RTVC”, dijo ella en un video que publicó la exesposa de Petro en redes, esta semana, en referencia a una actriz que estuvo hace unas décadas en la antigua Comisión Nacional de Televisión. Aunque en enero se rumoró que la gerente sería otra actriz, Jennifer Steffens, esa información nunca fue oficial en RTVC y no se confirmó.

Mientras el presidente se decide por la recomendación de su madre, las de sus amigos, o las de sus aliados políticos, cientos de reporteros siguen esperando qué nueva visión les aportará el gobierno del cambio. RTVC no es tan grande como Ecopetrol, pero tampoco es una empresa pública cualquiera: puede llegar a contratar hasta 1.500 personas en periodos de mucho movimiento, difunde información en casi 68 frecuencias de radio alrededor del país y en dos canales de televisión que llegan a las regiones donde no llega Netflix o HBO—porque no hay wifi, o porque no hay cómo pagar una plataforma.

“Generalmente cuando llega un nuevo presidente no se tarda más de dos meses en nombrar al nuevo gerente, mientras que acá vamos ocho meses con gerente de la presidencia anterior de Iván Duque”, dice una periodista de RTVC que ha trabajado varios años allí pero prefiere no revelar su nombre porque no es vocera oficial. Explica que la gran mayoría de los trabajadores de RTVC son contratistas temporales —por prestación de servicios— y la interinidad actual les ha significado una incertidumbre de meses sin saber si van a seguir cuando llegue la nueva dirección. Otra de sus colegas que habló con El PAÍS dice que la interinidad también ha hecho más difícil ampliar la planta de personal en la radio nacional, como se había prometido en el Gobierno anterior. Recientemente una periodista de W Radio publicó una denuncia, con fuentes anónimas, según la cual se están privilegiando contratos a aliados de Iván Duque y se han rechazado a los cercanos de Petro.

RTVC niega que esto sea cierto. “Ningún proceso de contratación está ligado a la afinidad política de las personas”, asegura a EL PAÍS Adriana Vásquez, quien ha sido la gerente encargada de RTVC y está en la empresa desde el gobierno anterior. Cuenta que aunque su puesto es temporal, en su equipo han logrado trabajar fluidamente con el nuevo Ministerio de Tecnologías y Comunicación (MinTIC) en un proyecto piloto para llevar internet a las zonas rurales donde ya llega RTVC; y que también han puesto en operación recientemente cuatro nuevas emisoras de paz como lo ordenaba el Acuerdo de Paz del 2016 con las extintas Farc. “La empresa está funcionando normalmente”, asegura Vásquez.

Las dos periodistas que hablaron con El PAÍS bajo la condición de no revelar su nombre confirman que Vásquez ha intentado mantener la calma en la contratación, pero que su gerencia igual tiene límites: no cuenta con la libertad para ampliar el personal ni para inventarse proyectos ambiciosos nuevos. En otras palabras: ni va para atrás, pero tampoco para adelante.

“Sí es muy perjudicial esa interinidad para la gobernanza de RTVC y también para que Petro defienda su idea de cómo esa empresa pública puede prestar un mejor servicio público y descentralizado a su país; ojo, a su país, no a su gobierno”, dice Santiago Rivas, analista de medios y presentador en televisión cuyo programa ‘Los Puros Criollos’, en RTVC, fue censurado en el Gobierno de Iván Duque. Ocurrió justo después de que Rivas criticara una reforma al sistema de medios público. “Esa fue una ley que deterioró la calidad de la televisión pública, así que vale la pena que el nuevo Gobierno le de una pensada a qué cambios se necesitan. Si en ocho meses Petro no pone una persona que tenga una visión nueva, está perdiendo una gran oportunidad”, explica Rivas.

Dos analistas coinciden que buena parte del problema tiene nombre propio: Hollman Morris, un experiodista de derechos humanos, muy cercano a Petro, que carga con dos grandes frenos. El primero, políticamente costoso para Petro, es que ha sido denunciado por maltrato y violencia intrafamiliar en el pasado, y su nombramiento sería una condena de su Gobierno frente a las feministas. El segundo es que Morris tiene mala reputación entre varios periodistas por haber utilizado la dirección de Canal Capital, durante la alcaldía de Petro, como un instrumento de propaganda. “Mi sensación es que los periodistas de RTVC prefieren quedarse en la interinidad que con un gerente que haga más propaganda que periodismo”, dice una de las periodistas de radio.

Morris no se ha rendido en tener algo de influencia en ese puesto, como demuestran mensajes que comparte ocasionalmente en Twitter sobre cómo deben manejarse los medios públicos. “¿Que hace la Radio y la TV pública repitiendo el relato de los medios privados?”, escribió en diciembre cuando Canal Institucional informó sobre unas críticas del Fiscal General a Petro.

“Creo que Petro ya entendió que Hollman no puede ser el nuevo gerente”, dice Carlos Andrés Arias, experto en comunicación política y docente en la Universidad Externado de Colombia. Él explica que RTVC ha vivido un proceso de frenar las dinámicas de sexismo en los medios, donde muchas mujeres sufren el acoso o la violencia sexual de funcionarios hombres, sobre todo después de que se denunció en noviembre pasado que el famoso director de la emisora Radiónica acosaba a jóvenes seguidoras. “Por eso poner a una persona como Morris sería enviar a RTVC el mensaje equivocado: sería revictimizar a esas personas que vienen denunciando”, dice Arias.

Él considera que RTVC sí necesita nuevo gerente, pero uno que entienda algo que ya entendió Petro: que las redes sociales son fundamentales. Es decir, que la radio y la televisión pública deben innovar en los sistemas digitales y expandirse aún más en contenidos, en la línea de lo que ya ha avanzado por ejemplo con la plataforma gratuita RTVCPlay. Pero, para Arias, que Petro no le haya dado prioridad a RTVC demuestra su talón de Aquiles: las redes no lo son todo. “Petro no ha entendido el enorme poder de persuasión de los medios públicos, no ha entendido que este sigue siendo un país periférico, de territorios, donde los medios públicos siguen siendo importantes y son importantes para ese país que le dio una vuelta al poder, el país que lo eligió”, dice Arias. “No estoy diciendo que RTVC se vuelva ‘Radio Cadena Petro’, pero creo que Petro hubiera hecho mucho más intentando explicar sus reformas sociales allí que solo defendiéndose en Twitter; y eso, aún, no lo ha entendido el presidente”, añade.

RTVC no tendrá el rating de los canales privados pero ha hecho enormes esfuerzos en los últimos años para mantenerse relevante. En la radio tiene varias estaciones descentralizadas con su propia parrilla, y en la televisión intenta inventar personajes pedagógicos que le compitan a las telenovelas de RCN o Caracol. Una victoria reciente fue su programa infantil titulado Frailejón Ernesto Pérez, cuyo personaje principal es una planta que defiende el medio ambiente cantando una canción pegajosa que tararearon por meses tanto adultos como niños por toda Colombia. Lo que muchos periodistas y productores de televisión no entienden es que, en la visión de Petro, no ha habido aún tiempo en ocho meses ni siquiera para Ernesto Pérez.

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