Milena Lopera: “Ya no me molestan los comentarios, acepté mi cuerpo”

A Milena Lopera no le sobra tiempo para estar revisando cada cosa que dicen de ella en redes sociales, pero su nombramiento como secretaria de Salud de Medellín fue tan ruidoso que algún mensaje leyó. Suponía que podía pasar lo que pasó. No es la primera vez que le señalan su peso sin ella haber pedido ninguna opinión. “Por ser una persona obesa me han tocado varias situaciones desagradables en la vida”, cuenta por Zoom, la mañana de este viernes. Son las 8.00 y ya lleva varias horas trabajando.

Lopera, de 42 años, ha dedicado casi toda su vida al cuidado de otros. Siempre quiso ser enfermera, en su casa, de niña, era la que se pedía hacer las curaciones cuando alguien las necesitaba. “Mi primera paciente fue mi mamá cuando yo tenía ocho años”, dice riéndose. Se siente orgullosa de su profesión y lamenta que en Colombia no se le reconozca como merece. “Es un honor poder estar representando a las enfermeras del país en este tipo de cargos”, dice. Era obvio ―asegura― que alguien que reúne ciertas características, como ella, iba a despertar reacciones con un nombramiento como el que recibió esta semana. “Cuando llegó la primera secretaria de Salud la juzgaron porque era mujer y enfermera. Yo soy esas dos cosas, pero adicional tengo un físico que no es muy agradable para algunas personas, para algunas, aclaro. La belleza es subjetiva”.

Antes de llegar a la jefatura de salud, Lopera hizo parte del equipo que lideró la vacunación en su ciudad durante la pandemia. “Logramos que hoy Medellín tenga al 99% de personas vacunadas con al menos una dosis”, comenta sobre uno de sus retos. También habla de su experiencia en los hospitales. “Los pacientes necesitan de empatía y de mucha ayuda y para eso he trabajado siempre. En broma, muchos me decían: ¡Enfermera, usted vale lo que pesa!”, cuenta con una sonrisa. Pero no siempre habló tan tranquila de su peso. Dice que ha sido con el tiempo que ha aprendido a no tomarse tan en serio las opiniones sobre su físico. “Ya no me molestan los comentarios, acepté mi cuerpo. En mi casa nunca nadie ha sido delgado. Es más, en la época que yo fui flaca era talla 12. Nunca he sido una mujer sin curvas”.

Lopera reconoce que el sobrepeso puede ser un problema de salud, pero asegura que no es necesariamente un indicador del estado de una persona. En su caso, es la suma de varios factores y un problema hormonal con el que ha aprendido a convivir. “No soy sinónimo de estar totalmente saludable. Como enfermera tengo que ser coherente. Sé que hay un índice de masa corporal que uno debe tratar de lograr, más por salud que por estética. A todos les digo que no es sano estar obeso”.

La nueva secretaria de Salud ha aprendido a lidiar con una sociedad que juzga a quienes no cumplen con los estándares de belleza. En Medellín, una ciudad que es reconocida por una alta demanda de servicios estéticos, se vive peor cuando se es mujer con sobrepeso. “Tenemos que soportar cosas como que le saquemos la mano a un bus y no pare, o que pasemos muy apretaditos por la registradora de un bus y todo el mundo se quede mirándonos o se ría. Siempre nos están juzgando”, asegura.

Lopera piensa con preocupación en las mujeres menores o en los niños que también son acosados por su peso. Para ella ya no es un problema, pero sabe que no es fácil. “Sé que muchas personas viven esto, el reto de la sociedad es educar mejores seres humanos, que entendamos que todos tenemos los mismos derechos sin importar cómo nos vemos. A mí nunca me van a ver flaca y es que no quiero ser flaca, quiero ser saludable”, asegura.

Le causa gracia que las fotos que se publicaron en redes el día de su nombramiento sean las que hayan despertado tantos comentarios. “Le cuento que en la foto que usted ve ahí, yo ya había bajado un poquito de peso, antes estaba un poquito más grandecita”. Las imágenes generaron comentarios en redes sociales odiosos como el del hijo de la senadora María Fernanda Cabal. “No romanticemos la obesidad y el sobrepeso, son el quinto factor de riesgo de muerte a nivel mundial. Secretaria, con todo respeto, cuide la salud de los paisas y la suya”, escribió Juan José Lafaurie. Sobre el mensaje, al que Lopera respondió por Twitter, la funcionaria asegura que se sintió maltratada. “Es una opinión que puede hacerle daño a otro, es opinar basado en prejuicios. He tenido que soportar que prejuzguen mi rendimiento porque soy más voluminosa que otra persona. Pero finalmente, cuando me han conocido, se han dado cuenta de que ha sido buena idea tenerme en su equipo de trabajo”, dice con humor.

Lopera señala como una de sus prioridades en el nuevo cargo lograr que los índices de obesidad disminuyan. “Existe una prevalencia en la ciudad de Medellín del 37,7% de personas que tienen y padecen sobrepeso u obesidad. Es un tema que nos preocupa”. También le interesa la salud mental. Su experiencia como enfermera la llevó a trabajar en estrategias para cuidar la salud mental de los medellinenses. Una de las ideas que ejecutó y que ahora recuerda orgullosa fueron los llamados ‘Escuchaderos’, unos espacios fijos e itinerantes donde los ciudadanos acuden gratuitamente para que un psicólogo los escuche.

La nueva secretaria de Salud de la segunda ciudad más importante de Colombia es de un barrio popular, el Robledo Aures, hija de una ama de casa y de un obrero. “Me educaron con un salario mínimo, siendo niña en algún momento me desmayé literalmente de hambre en el colegio. Esas situaciones me han hecho crecer mucho y entender que detrás de cada persona puede haber algún sufrimiento”. No parece que sea una mujer que durante días ha sido noticia por su cuerpo, sobre el que todos han opinado. La secretaria de Salud de Medellín se muestra tranquila y muy segura de sí misma, aunque no siempre haya sido así. “No soy fuerte, pero he aprendido. Un divorcio aplazado por casi 20 años me cambió. Las mujeres a veces somos inseguras porque pensamos que si estamos solas no vamos a ser felices, ahora mi mayor misión es ser feliz”, asegura Lopera, madre orgullosa de una estudiante de educación física de 19 años. “Mi hija se ríe porque le digo: ‘Mi amor, tú tienes una mamá gordita, pero bonita”. Dice que le encanta usar ropa ajustada y que ya no trata de esconderse en ropa más grande. “En este momento puedo decir que yo he aceptado mi cuerpo a un nivel de que no me pongo ropa ancha, mis curvas son más grandes que las del resto, pero siempre ando con mi camisita bien puesta y mi pantalón pegado”.

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