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El ministro de Defensa de Colombia anuncia que no se bombardeará donde pueda haber menores reclutados

Iván Velásquez, que viene del mundo de los derechos humanos y la lucha contra la corrupción, da un primer anuncio para concretar la política de la seguridad humana

Catalina Oquendo
El presidente Gustavo Petro junto al comandante general de las Fuerzas Armadas, Helder Giraldo Bonilla (izquierda), y el ministro de Defensa, Iván Velásquez (derecha), el pasado 20 de agosto.
El presidente Gustavo Petro junto al comandante general de las Fuerzas Armadas, Helder Giraldo Bonilla (izquierda), y el ministro de Defensa, Iván Velásquez (derecha), el pasado 20 de agosto.LUISA GONZALEZ (REUTERS)

La política de seguridad del naciente Gobierno de Gustavo Petro se empieza a concretar. La seguridad humana, el concepto que Petro ha explicado que engloba esa política, incluirá suspender los bombardeos de campamentos de grupos ilegales en los que pueda haber menores de edad, según explicó este jueves el ministro de Defensa, Iván Velásquez. El ministro hizo la declaración al responder a una pregunta en un desayuno con periodistas de varios medios de comunicación, incluyendo a EL PAÍS.

Con la declaración de Velásquez, se entiende que los militares mantendrán esa herramienta operativa, pero sujeta a un freno sustancial, dado que el reclutamiento de menores es una práctica constante. “Los bombardeos deben ser suspendidos. Vamos a evaluar el momento específico en que, como una directriz absoluta, se pueda disponer. Pero hacia allá es que tenemos que tender”, dijo el Ministro.

La muerte de menores de edad en bombardeos realizados por las Fuerzas Armadas ha sido tema de fuerte polémica en Colombia en los últimos años, pues por lo menos 29 niños y niñas murieron en ese tipo de operativos. El Gobierno anterior, del uribista Iván Duque, enfrentó varios debates en el Congreso liderados por la que fuera la bancada de oposición que hoy es el eje de la bancada de gobierno de Petro. El primer ministro de Defensa de Duque, Guillermo Botero, dimitió a su cargo cuando era claro que las mayorías de la Cámara de Representante iban a votar su salida del gabinete, haciendo uso del mecanismo de la moción de censura que poco ha funcionado en el régimen presidencialista colombiano. También el entonces ministro de Defensa, Diego Molano, estuvo en la mira de la opinión pública por decir que los menores reclutados eran “máquinas de guerra”.

La idea misma de los bombardeos ha sido objeto de críticas, ya que se trata de operativos que hacen uso de fuerza letal sin permitir antes el desarme o la rendición. En la lógica de conflicto interno colombiano, sin embargo, las Fuerzas Armadas tienen autorización legal de hacerlos para los llamados grupos armados organizados (GAO). Según información revelada en julio por el senador Iván Cepeda, durante el cuatrienio de Iván Duque hubo por lo menos 31 bombardeos.

El ministro reiteró que los menores reclutados son víctimas. “Por lo tanto toda acción militar que se desarrolle respecto de miembros de organizaciones armadas ilegales no pueden poner en peligro la vida de estas víctimas de la violencia. Naciones Unidas verificó que solo en 2021, 123 niños y niñas de entre 12 y 17 años fueron reclutados y usados por grupos armados. Los mayores reclutadores, según el último informe del Secretario General, presentado en junio pasado, fueron las disidencias de las FARC, con 75 menores. El Ejército de Liberación Nacional, ELN, la última guerrilla activa en Colombia, reclutó a 17 niños y niñas; las Autodefensas Gaitanistas de Colombia o Clan del Golfo, otros 17 menores;, autores no identificados reclutaron a 8; y Los Caparrapos, a 6 más.

El informe de la ONU menciona cifras que pasaron desapercibidas en medio de la magnitud de la crisis humanitaria reciente: en el periodo analizado, 70 niños y niñas fueron víctimas de violencia en medio de reclutamiento: 31 menores de edad resultaron muertos y 39, mutilados. “Las bajas infantiles se produjeron por disparos de armas de fuego (31), minas terrestres, artefactos explosivos improvisados y restos explosivos de guerra (30), ataques aéreos (seis) y tortura y tratos inhumanos (tres)”, dice el documento.

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“Hay que privilegiar siempre la vida sobre la muerte. No se pueden desarrollar operaciones que pongan en peligro la población civil, pero tampoco en la consideración de estos menores forzosamente reclutados. No se pueden repetir hechos dolorosos del pasado”, reiteró Velásquez. Sobre la búsqueda de la “paz total”, a través de negociaciones con el ELN y otros grupos criminales, el Ministro dijo que “la paz no significa debilidad ni rendición delas fuerzas militares”, sino que se trata de un proceso de construcción colectiva.

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Sobre la firma

Catalina Oquendo
Corresponsal de EL PAÍS en Colombia. Periodista y librohólica hasta los tuétanos. Comunicadora de la Universidad Pontificia Bolivariana y Magister en Relaciones Internacionales de Flacso. Ha recibido el Premio Gabo 2018, con el trabajo colectivo Venezuela a la fuga, y otros reconocimientos. Coautora del Periodismo para cambiar el Chip de la guerra.

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