Un defensor de derechos humanos será el comisionado para la Paz de Colombia
Danilo Rueda, director de la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, ocupará un cargo clave para la agenda del gobierno de Gustavo Petro
Gustavo Petro ha designado a un defensor de derechos humanos como el nuevo comisionado para la paz en Colombia. Danilo Rueda, director de la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, tendrá la nada fácil misión de acompañar la reanudación del proceso de diálogo con la guerrilla del ELN y el acercamiento con otros grupos armados.
Rueda ha liderado, desde la ONG que dirige, procesos con desmovilizados de organizaciones paramilitares y guerrilleras en busca de reparación y verdad para las víctimas. Su trabajo le ha costado amenazas y persecuciones, como le ocurre a la mayoría de defensores de derechos humanos en Colombia, el país más peligroso para serlo. Aunque su nombre es conocido desde finales de los años noventa entre comunidades que han sufrido la violencia, saltó a los titulares de la prensa local en abril pasado cuando protagonizó uno de los momentos más difíciles de la campaña de Gustavo Petro.
El nuevo comisionado y Juan Fernando Petro, hermano de mandatario electo, visitaron en plena contienda electoral a presos de la cárcel La Picota. Se reunieron por varias horas con algunos sentenciados por corrupción, como los hermanos Iván y Samuel Moreno, exgobernador de Santander y exalcalde de Bogotá, o por paramilitarismo, como el exsenador Álvaro García. El episodio tuvo que ser aclarado por todos. Gustavo Petro aseguró que ese tipo de visitas [esa no fue la primera] no tenían nada que ver con su candidatura ni eran a nombre de él, y Rueda tuvo que explicar que de eso también se trata su trabajo como de defensor de derechos humanos. “Nosotros desarrollamos una dinámica de conversaciones extrajudiciales con diversos actores que han tenido responsabilidad en la violencia, esos diálogos pueden ser dentro o fuera de las cárceles, para generar una confianza que pretende construir el escenario de la verdad”, decía en abril pasado en una entrevista a El Espectador.
Con su designación, el presidente electo reitera su compromiso con su propuesta de “paz total”, que pretende no dejar por fuera a ningún actor del conflicto armado, pero que busca, sobre todo, responderles con verdad a las víctimas que han sufrido la guerra. Rueda llega a un cargo que durante los últimos cuatro años tuvo poco protagonismo. Juan Camilo Restrepo, el comisionado de Iván Duque, ha sido crítico con el Acuerdo de Paz con las FARC. Al inicio de su mandato señalaba que era equivocado pensar que un proceso con la guerrilla sería suficiente para poder pensar en una paz estable y duradera; sin embargo, su gestión no buscó, al menos públicamente, ningún tipo de acercamiento con otras organizaciones armadas y tampoco impulsó el cumplimiento del pacto firmado con la guerrilla. Más de 300 hombres que dejaron las armas han sido asesinados.
La Misión de Apoyo de la OEA para el Proceso de Paz (MAPPOEA) ha sido una de las primeras instancias en saludar la designación del nuevo comisionado. La representación diplomática ha valorado su “amplia trayectoria en la construcción de paz territorial y la defensa de los derechos humanos” en el país como clave para el camino que Colombia empieza a recorrer con el nuevo Gobierno.
Danilo Rueda será la cabeza de una entidad cuya misión conoce muy bien. Estuvo cerca al proceso de paz de La Habana, que permitió el desarme de las FARC, y en el pasado ha liderado misiones humanitarias para escuchar las condiciones en las que se están detenidos jefes paramilitares extraditados en Estados Unidos. Rueda ha sido amenazado por grupos armados y su trabajo le ha valido enemistades políticas, como la del expresidente Álvaro Uribe, que lo llegó a señalar de utilizar esos encuentros para buscar testigos en su contra.
El nuevo nombramiento de Gustavo Petro golpea nuevamente al uribismo. Como ocurrió con la designación de Iván Velásquez como ministro de Defensa, la elección de Rueda ha generado críticas en la derecha, que se opone a cualquier posibilidad de diálogo con los grupos armados, una puerta que el nuevo gobierno abre de par en par con su comisionado de paz.
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