Otros 360°: una década de arte y un nuevo espacio

En la oficina de Angela Royo, codirectora de la Galería Otros 360°, hay un recuerdo permanente de la pandemia que conmocionó al mundo. Corona Chronicles, una espectacular serie de dibujos que la artista Luisa Adelfio hizo sobre la edición del periódico The New York Times del 24 de mayo de 2020 que publicó los nombres de 100.000 muertos por el coronavirus, cuelga impactante en las paredes del lugar.

La pandemia fue determinante también en la historia reciente de esta galería. Después de ocho años de trabajo promoviendo “el arte joven” y llevarlo por ferias en todo el mundo, Royo y su socia, Iliana Hoyos, habían conseguido trasladarse a un nuevo espacio, una sede más grande de dos pisos con 600 metros cuadrados en el barrio Quinta Camacho de Bogotá. Pero entonces llegó el coronavirus y a las siete exposiciones que tenían planeadas se les atravesó la cuarentena. “Solo pudimos hacer una y fue un éxito. Alcanzamos a montar la segunda de las siete individuales que teníamos listas para inaugurar el espacio”, contó Royo.

Pasaron dos años en los que se volcaron al mundo digital, a mostrar al público la vida de los artistas que apoyan, cómo funciona una galería, cómo se crea un cuadro. Hasta que aflojó el virus y reabrieron con bríos renovados y una exposición que llevaba la calle a la galería.

Lo hicieron con Toxicómano Callejero, cuya firma es marca de muchísimas paredes bogotanas. Un nombre que alude a la historia del grafiti o, visto de manera más amplia, al Street Art de Bogotá. “Nos apasiona apoyar artistas jóvenes, personas con una trayectoria mediana pero que tiene una apuesta decidida en el arte”, explicó Royo, durante un recorrido por el espacio, que tiene también una tienda para la venta de arte.

La obra Metáforas esenciales, de Toxicómano, era entonces el símbolo de un nuevo comienzo. Una obra dedicada a esa línea entre el arte y la publicidad que atraviesa la obra de Andrés Montoya, como se llama el artista, con esos personajes y trazos reconocibles por cualquier bogotano. Una serie de puertas intervenidas, varios cuadros y un mural, que el artista hizo especialmente para la galería y que permanece en el patio o jardín de la sede.

“El grafiti es una acción transgresora que es cuando se pinta en la calle, de manera anónima y sin permiso, pero hay algo que viene luego que es el post grafiti y el Street art, está el muralismo. Un montón de manifestaciones ligadas a la pintura en la calle que todos llevamos bajo la bolsa del grafiti pero no lo es”, ha explicado el artista a EL PAÍS.

Su obra se caracteriza por “el uso de imágenes acompañadas de crítica e ironía, que juegan con elementos populares y actuales, armando piezas de alto contenido simbólico que incluso pueden ser mezcladas entre sí generando nuevos contenidos y significados”, señala la galería.

Ciudades divididas

En Otros 360° hay espacio para la heterogeneidad del arte. Junto a Metáforas esenciales, pero en otra de las salas, una mirada diferente, la de bogotano Joel Grossman y sus obras que recuerdan la leyenda del Dorado. Pinturas, esculturas en las que se destacan hojillas de oro y figuras geométricas.

“Otra de nuestras premisas es que no vendemos muy caro. Queremos el arte sea accesible”, agrega Royo. Una muestra de esa decisión es que han estado desde la primera edición de la Feria del Millón, un espacio emergente donde las obras cuestan alrededor de un millón de pesos. A Iliana Hoyos y a Ángela Royo las unió el gusto por el arte y la decisión de apoyar a “artistas emergentes pero consolidados”. “La galería comenzó siendo itinerante. Es un ejercicio que tenía mi socia en la ciudad donde vivía en Estados Unidos”, explicaban Hoyos a medios locales cuando la galería cumplía un lustro.

Ahora, en el espacio renovado de esta galería y una década después, está expuesta Ciudades Divididas, una obra de Oscar Villalobos, un artista plástico del Guaviare, una zona selvática de Colombia. “Mi familia y yo llegamos a Bogotá en el 99 por desplazamiento, por toda la violencia que se generaba en las selvas del Guaviare y era como trasladarse de un lugar rural a una urbe. Y fueun poco chocante la realidad de la ciudad para un niño que venía de una vida tranquila en la selva”, contó en las redes de la Galería.

Esa mirada se ve en esta serie de acrílicos sobre lienzo en los que se destaca las imágenes de paisajes urbanos con su transporte público, los buses rojos del Transmilenio; y en esculturas que recuerdan la vida cotidiana de las ciudades. El curador e historiador de arte, Christian Padilla, la define como una obra antropológica y una metáfora cromática. “Porque estudia las conductas y comportamientos erráticos tanto de la ciudad como de sus activos protagonistas; un análisis económico, porque profundiza en la informalidad y la ilegalidad como aspectos cotidianos de la supervivencia en el país”.

Pero también un trabajo poético, “porque incluso en el caos destaca el orden y la belleza al comparar las sombrillas de los puestos comerciales con rosas que se abren en el albor de la mañana y que cierran los pétalos en la noche”; y medioambiental, “porque reflexiona de forma crítica en la pérdida de la naturaleza, y rescata los desechos de esa efímera actividad para convertirlos en un vestigio permanente”, indica el curador de Otros 360° que, tras esa pausa que significó el coronavirus, volvió más amplia y recargada.