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Salvar el modelo de ejército o salvar a los soldados

El despido de hasta 18.000 militares que cumplirán 45 años en la próxima década divide a los partidos

Miguel González
La patrulla Águila del ejército del Aire sobrevuela el circuito de Jerez. este domingo.
La patrulla Águila del ejército del Aire sobrevuela el circuito de Jerez. este domingo.Jose Manuel Vidal (EFE)

“La temporalidad es irrenunciable para las Fuerzas Armadas, Si se eliminara, repercutiría negativamente en su operatividad”, advirtió el pasado 21 de marzo el subsecretario de Defensa, Arturo Romaní. “La tropa constituye el 54,7% del personal desplegado en operaciones en el exterior. La gran mayoría está destinado en puestos operativos que requieren una edad acorde con las necesidades de disponibilidad y condiciones físicas. La edad media de nuestros soldados es de 34 años, durante los próximos diez años podría pasar a una horquilla de entre 35 y 45. Un cambio de modelo generaría un aumento de edad aún mayor”, agregó.

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Romaní fue el último de los 31 altos cargos, expertos y representantes de asociaciones que compareció a puerta cerrada ante la subcomisión del Congreso que, desde febrero de 2017, debate el régimen profesional de los militares.

La patata caliente que tienen sobre la mesa los diputados, que este mes deben aprobar su informe, es la suerte de los soldados y marineros con Contrato de Larga Duración (CLD) que deben abandonar las Fuerzas Armadas cuando cumplan 45 años.

Unos 600 ya lo han hecho, y se han convertido en Reservistas de Especial Disponibilidad (RED), obligados a reincorporarse a filas si son llamados. A cambio, reciben 618,92 euros al mes (7.427,4 al año), una paga incompatible con un sueldo público, pero no privado. La espada de Damocles pende sobre otros 18.000 con más de 35 años (4.600 mayores de 40) que en la próxima década irán al paro si no encuentran una salida laboral.

Cuando se puso en marcha el sistema vigente, en 2006, parecía una oferta atractiva. Defensa recibió un aluvión de solicitudes que le permitió llenar los cuarteles en un momento en que la falta de reclutas ponía en riesgo la profesionalización del ejército. Más de dos lustros después, los ingresados entonces —muchos con un ínfimo nivel educativo, pues la premura obligó a bajar el listón— se ven abocados al desempleo a una edad en la que que conseguir trabajo es casi una proeza, sobre todo si se carece de cualquier titulación.

Inicialmente, todos los soldados recibían el título de Técnico Militar, equivalente a la Formación Profesional de Grado Medio. Sin embargo, la reforma educativa de 2006 suprimió esta homologación, al endurecer los requisitos. Durante más de una década no se hizo nada para dotarles de un título oficial. Solo recientemente se ha puesto en marcha Defensa para certificar centros y profesores y que los soldados puedan homologar parcialmente su formación.

Otras fórmulas no han tenido mayor éxito: de los seis convenios firmados con comunidades autónomas para reservar plazas en la policía local, tres fueron anulados tras las últimas elecciones; mientras que los recortes presupuestarios redujeron al mínimo las convocatorias para ingresar como personal laboral de Defensa o convertirse en tropa permanente (con derecho a seguir en filas hasta los 58 años). La previsión legal de que el tiempo de servicio en las Fuerzas Armadas sirviera como mérito para acceder a empleos públicos jamás se desarrolló. El ingreso en la Guardia Civil (donde se les reservaba el 40-50% de las plazas) funcionó con altibajos; en la Policía Nacional (20%) ni eso.

Los cuatro grandes partidos (PP, PSOE, Ciudadanos y Unidos Podemos) han presentado ya sus propuestas de conclusiones. El PP considera que, “a pesar de algunos problemas en su aplicación”, el actual modelo “está consolidado”, por lo que los cambios deben circunscribirse a “mejoras normativas”, en las que ya trabaja Defensa, sin tocar la ley.

También el PSOE cree que el modelo actual “es válido”, por lo que rechaza convertir a todos los soldados en permanentes o prolongar el límite de edad. Aun sin descartar una reforma legal, los socialistas apuestan por cambios normativos. “La ley no ha fallado”, alegan, “el fallo es que no se ha cumplido”.

Por el contrario, Ciudadanos aboga por “suspender la salida [forzosa] de más militares cuando vayan alcanzado la edad crítica de 45 años”, abre “la posibilidad de que puedan reincorporarse” los que han sido despedidos; y propone estudiar un modelo que permita a los soldados permanecer en filas “con carácter general” hasta el pase a la reserva, como oficiales y suboficiales.

Finalmente, Unidos Podemos plantea, entre otras medias, una reforma de la ley de la Carrera que integre a la tropa y revise sus tipos de contrato; y un paquete de medidas urgentes para compensar a los soldados por los incumplimientos de la ley y facilitar su reinserción laboral.

Las asociaciones de militares se echan a la calle

Cuatro de las cinco asociaciones profesionales representativas de las Fuerzas Armadas --Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME), Asociación de Tropa y Marinería Española (ATME), Asociación de Militares de Tropa y Marinería (AMTM) y Unión de Militares de Tropa (UMT)-- han convocado una concentración ante el Ministerio de Defensa el próximo día 12. Aseguran que su paciencia "ha llegado al límite" y reclaman, además de una solución para los militares temporales, una retribuciones justas, una carrera profesional para todos, unos derechos íntegros y una atención social suficiente.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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