ETA ocultaba en el zulo de Francia 145 armas de las robadas en Vauvert hace 10 años
La operación supone el último gran arsenal incautado a la banda y el mayor localizado desde 2004
La incautación en Carlepont (Francia) de 145 armas cortas, dos fusiles de caza y munición el miércoles pasado supone el mayor golpe policial contra ETA en este campo desde 2004, cuando se hallaron también en el país galo varios zulos y se detuvo a Mikel Antza y a su compañera Maria Soledad Iparraguirre. Casi la mitad de las armas encontradas ahora son de las procedentes del robo de Vauvert (Francia) en octubre de 2006, en plena tregua, cuando se llevaron más de 300 revólveres y pistolas.
Desde Luxemburgo, donde participa en el Consejo de Ministros de Justicia y Asuntos de Interior de la Unión Europea, el ministro Jorge Fernández Díaz confirmó ayer que el zulo de ETA escondía 75 revólveres y 70 pistolas automáticas, dos fusiles de caza y munición, según el inventario realizado por la policía judicial francesa.
Las armas estaban recubiertas de grasa y envueltas en plástico. Así, además de conservarse mejor, hacen muy difícil obtener huellas para identificar a quienes las han usado. Los cuatro bidones enterrados —tres llenos y uno casi vacío— fueron comprados en 2010, lo cual no implica que fuera entonces cuando se enterraron.
“Las armas son de la marca Sidam, lo cual hace pensar que forma parte del robo que se produjo hace diez años, en 2006”, explicó Fernández Díaz en referencia al robo de Vauvert, a más de 800 kilómetros de donde ahora han sido recuperadas. “Entonces se robaron 196 revólveres y 145 pistolas automáticas, además de 60.000 cartuchos, lo cual da una idea de lo que en este zulo se ha incautado”, detalló. La mayor aprensión de armas de la década.
El arsenal de la banda
Según los servicios de información, ETA dispondría antes de esta última operación en Carlepont de dos o tres toneladas de explosivos, munición de diversos calibres y entre 200 y 300 armas largas y cortas.
Según Interior, la operación “Descubrimiento” ha asestado otro duro revés a las estructuras logísticas de ETA en Francia y a sus depósitos estratégicos, una de las prioridades de la Guardia Civil y de la DGSI tras el robo de Vauvert.
El 20 de julio de 2014, se publicó un comunicado de ETA en el que la organización terrorista anunciaba que estaba realizando una reestructuración interna que contemplaba el desmantelamiento de su entramado “logístico-militar” y la creación de una nueva rama “técnico-logística”, encargada del sellado de sus depósitos de armas, y el reforzamiento de su aparato político, todo ello sin suprimir las estructuras necesarias para su funcionamiento interno.
El 28 de mayo de 2015 se consiguió el primer gran golpe al incautar un total de 26 armas cortas, muchas de ellas procedentes tambien del robo de finales de octubre de 2006 en la empresa de Vauvert (sureste de Francia). “Cuantiosa munición, además de material explosivo, sustancias para su fabricación y placas de matrícula francesas, que se ocultaban en una vivienda unifamiliar del centro de la localidad francesa de Biarritz”, recuerdan fuentes de la lucha antiterrorista. A raíz de la Operación “Brique” fueron detenidos dos presuntos colaboradores “legales” de la organización terrorista ETA encargados de la ocultación y custodia del material.
El segundo revés hacia la estructura “técnico-logística” se produjo el 7 de julio de 2015, consiguiéndose, en el marco de la pperación “Tonel”, localizar y detener a los dos máximos responsables de la mencionada estructura.
Xabier Goyenechea Iragorri, implicado presuntamente en el robo de seis turismos de alta gama perpetrado por numerosos miembros de ETA en marzo de 2010 en el concesionario Auto Contac de Dammarie Les-Lyes, a 60 kilómetros de París, y que terminó con el asesinato del policía francés Jean-Serge Nérin, primera víctima mortal de la policía francesa por parte de ETA, Y Joseba Iñaki Reta de Frutos, cuyas huellas fueron reveladas entre el abundante material de ETA incautado por la Guardia Civil en enero de 2010 en Bermillo de Sayago (Zamora).
Esta operación conjunta entre la Guardia Civil y la DGSI francesa representa la tercera contra el departamento “técnico-logístico” de ETA en sus algo más de dos años de existencia, siendo especialmente meritoria al haber logrado recuperar un cuantioso número de armas procedentes del robo perpetrado por la organización terrorista en 2006 en la localidad francesa de Vauvert.
Pérdida de armas
Según los investigadores, la operación Descubrimiento constituye un duro golpe a las estructuras de ETA, pues supone la pérdida de una importantísima cantidad de su arsenal armamentístico. En este sentido, la brillante actuación de los equipos permanentes de información de la DGSI y la Guardia Civil, realizada en el marco de la cooperación policial internacional, dificulta sobremanera la gestión del material de que aún dispone la organización terrorista.
La operación se enmarca dentro de las investigaciones que desarrollan la Guardia Civil y la DGSI francesa sobre las estructuras clandestinas que ETA mantiene activas en territorio francés, suponiendo otro importante paso hacia el desmantelamiento definitivo de las mismas y poniendo en valor la firme voluntad de ambas instituciones en continuar hasta el final de la organización terrorista.
“Es un paso más hacia el final irremisible de ETA, es un ejemplo del trabajo meticuloso y continuado en el tiempo efectuado por la Guardia Civil y la DGSI, y una prueba más de la derrota de facto de la banda terrorista por parte del Estado de Derecho”, aseguran desde Interior.
Fernández Díaz insitió en que “además de estar operativa y policialmente derrotada”, esta operación hispano-francesa permite que ETA “no pueda hacerse publicidad”. “Ni pretender otras cosas con la presuntas maniobras de entrega de su armamento y llegar a escenificaciones tan grotescas como las que protagonizó hace un tiempo”, sostuvo.
El titular en funciones del Ministerio del Interior insistió en que no cabe ninguna posibilidad de negociación con ETA, como pretenden los terroristas desde su derrota policial y su anuncio, el 20 de octubre de 2011, del cese de la violencia. “Deben entregar las armas y certificar su defunción haciendo pública su disolución”. “ETA es un cadáver al que solo le falta expedir su certificado de defunción”, afirmó el ministro, que aseguró que si la banda terrorista se disolviera, la política de dispersión penitenciaria se reconsideraría.
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