Los dos sectores del PSOE afrontan un comité federal a cara de perro
No hay margen de acuerdo entre los oficialistas y el sector crítico a Pedro Sánchez
No hay precedentes en el PSOE en los últimos veinte años de una lucha interna tan encarnizada y sin voluntad de acercamiento. Los casi 300 miembros del comité federal llegarán este sábado a la sede de Madrid convocados por los críticos y por la comisión ejecutiva en funciones con objetivos antitéticos. Los primeros quieren elegir una gestora que tome el poder hasta celebrar un congreso sin prisa, en los próximos meses, al considerar disuelta la ejecutiva de Pedro Sánchez. Los oficialistas defienden llevar ellos las riendas hasta un congreso inmediato, lo que quieren someter hoy a votación. No hay margen de acuerdo.
Todos los puentes están rotos; no hay interlocución. Esta era la situación anoche después de haber fracasado los tímidos intentos de tratar, al menos, unas mínimas reglas del juego de cómo conducir y ordenar hoy la reunión del comité federal. Ya que discutir sobre las cuestiones políticas de fondo que les separan era imposible, al menos se trataba de evitar hoy el caos que se puede vivir en este comité. Tampoco se logró.
Los prolegómenos del comité federal solo han servido para que cada sector consolide sus posiciones. Pedro Sánchez y sus seguidores defenderán hoy que los miembros del comité federal voten la celebración de un congreso, que tendría su primera parte en unas primarias el próximo 23 de octubre para que concurran los aspirantes a la secretaría general; él, desde luego. A mediados de noviembre se elegiría al resto de los órganos.
Esta opción del congreso inmediato es el que quiso truncar el grupo crítico, que logró que 17 miembros de la ejecutiva federal dimitieran. Según la interpretación de este sector, esas dimisiones provocan la extinción inmediata de toda la ejecutiva. Una vez fuera de juego Sánchez y su equipo, según esta interpretación, las reglas marcan que del comité federal sale una comisión política o gestora que tomaría el poder del partido hasta que un congreso eligiera a un nuevo secretario general con el voto de los militantes. Pero no ahora. “No se puede votar en caliente y con las heridas tan abiertas”, señalaba ayer un miembro del sector crítico.
No dudan en el sector oficialista que lo que pretenden los críticos, además de ganarse a los militantes que ahora no comparten la promoción de esas dimisiones para derribar a Sánchez, es preparar el terreno para que la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, pueda presentarse a ese cónclave si se dan las condiciones. Si saliera adelante la propuesta de Sánchez de votar este sábado la convocatoria de un congreso para dentro de 22 días, ningún otro candidato se presentaría. No hay transacción posible entre estas dos posiciones con objetivos estratégicos tan diferentes.
Nunca pensó el sector crítico que Pedro Sánchez no iba a aceptar de inmediato que la ejecutiva se había extinguido y, por tanto, lo que iba a ser una discusión para elegir a una gestora va a derivar en un enfrentamiento a todo o nada. Todo lo que se ha omitido durante estos meses saldrá a la luz en este comité federal respecto al que muchos de sus miembros aguardan con cierta prevención por la posibilidad cierta de un enfrentamiento verbal sin precedentes.
Las chispas se convertirán en fuego cuando desde el sector oficialista se presente el conflicto con los críticos por la defensa de estos de “abstenerse” ante una nueva investidura de Mariano Rajoy para que por fin arranque la legislatura y no haya que repetir las elecciones.
Qué se vota
Este planteamiento choca, según la presentación de Sánchez, con la defensa de “un proyecto autónomo y de izquierdas”. Situar a los críticos, singularmente a seis de los siete presidentes autonómicos, en la derecha ha irritado especialmente a este sector. No es eso, repiten, aunque en el fondo para que no haya terceras elecciones solo cabe la abstención ante Rajoy. “Yo no me opongo a un pacto con Ciudadanos y con Podemos, es que no es posible, es que ellos ya han dicho que no”, señaló ayer el presidente de Asturias, Javier Fernández. Por tanto, “o se acepta la lista más votada o se va a terceras elecciones”, concluyó.
“No a Rajoy, pero no también a seguir perdiendo frente a Rajoy”, lanzó el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, en un intento de explicar las consecuencias de unas terceras elecciones. Del otro lado, la secretaria del PSOE de Madrid, Sara Hernández, se reafirmó en el no a Rajoy, así como la presidenta de Baleares, Francina Armengol, defensora de que el PSOE intente una mayoría alternativa y nunca apoyar al PP.
El problema estará en que no hay garantías ciertas de que estas posiciones políticas puedan ser defendidas como tampoco qué propuestas se someterán a votación. Los críticos no reconocen a la ejecutiva en funciones, y esta ha perdido la confianza en la que hasta ahora era la presidenta de la Mesa del comité federal, Verónica López, que se ha erigido a sí misma como “la autoridad” del partido. Anoche la ejecutiva saliente barajaba abrir el comité federal con la propuesta, como es preceptivo, de que se elija a otra mesa y que se vote. Sería la primera votación de los dos bloques.
Sánchez se irá si el partido acuerda abstenerse
“Si el comité federal cambia la hoja de ruta a la abstención no puedo administrarlo porque no lo comparto”. De esta manera, Pedro Sánchez anunció ayer que se irá si no se impone al sector crítico en el comité federal. “O se monta una gestora que lleve a Rajoy al Gobierno con la abstención o deciden los militantes e intentamos un gobierno alternativo”, afirmó, en una comparecencia en la que no admitió preguntas. Sánchez, que el martes afirmó que no dimitiría —se considera líder en funciones— si no se aprueba el congreso para elegir al secretario general, estableció el debate de tal forma que si los críticos se imponen llevarán al PSOE a que el PP gobierne gracias a la abstención de los socialistas. En cambio, si él se impone, buscaría la formación de un Ejecutivo con el respaldo de las bases.
"Mañana [por hoy] se celebra un comité federal que va a afrontar un debate decisivo. Ni es ni puede convertirse en un debate reglamentario. Se trata de un debate político", abundó Sánchez, que pidió "serenidad y altura de miras" y que el comité federal "no sea un debate interminable" sobre los estatutos.
Sánchez considera que "procede celebrar" un congreso extraordinario "cuanto antes" para elegir al secretario general, tras reivindicar su condición de primer, y de momento único, líder del PSOE votado por los militantes. Buena parte de los mensajes de Sánchez fueron para ellos: "Los socialistas necesitamos tener una única voz y esa es la de nuestros militantes. Sin ellos, el partido no existiría".
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