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¿Qué votantes cambiaron su voto el 26-J?

De dónde venían los votos que ganó el PP y a dónde fueron los que perdió Podemos

La noche del 26-J se midieron las fuerzas de cada partido. El PP fue el único de los grandes que ganó votantes —sumó 660.000 más que en diciembre—, y el PSOE se quedó más o menos donde estaba. Los nuevos salieron peor parados: Ciudadanos perdió 390.000 votos y la coalición entre Podemos e IU más de un millón.

Estos resultados son interesantes, pero no dicen realmente cómo se intercambiaron los votos. ¿Cuántos votantes de Podemos se quedaron en casa y cuántos se fueron al PSOE? ¿Qué parte de los votos que ganó el PP vinieron de Ciudadanos y qué parte de la abstención?

Ahora podemos responder esas preguntas porque empiezan a publicarse sondeos postelectorales.

La tabla siguiente resume las transferencias de voto. Representa cómo votaron el 26-J quienes en diciembre votaron por PP, PSOE, Podemos, C's e IU. Así podemos ver la fidelidad de cada partido y los trasvases entre unos y otros.

El éxito del PP se resume en tres datos. Fue el partido con más fieles: el 86% de sus votantes de diciembre repitieron. Además atrajo al 19% de los votantes de C's y fue el partido que menos sufrió la abstención.

El retroceso de Unidos Podemos se explica, sobre todo, porque la fidelidad de los ex votantes de Podemos fue más baja de lo esperado: sólo el 73% repitió su voto. Sus votantes no se fueron al PSOE, simplemente se quedaron en casa —el 15% de los ex votantes de Podemos e IU reconocen que no votaron el 26-J.

El PSOE mejoró a las encuestas porque logró conservar más votantes de los previstos. Antes de las elecciones el PSOE tenía muchos indecisos alrededor —lo que se traducía en una baja fidelidad—, pero al final los convenció. Además, y contra pronóstico, los socialistas sufrieron menos abstención que Podemos, IU y C's.

Lo que cambió de las intenciones a las urnas

En las transferencias que acabamos de ver hay sorpresas. Lo que la gente votó el 26-J no coincide exactamente con lo que la gente decía que iba a votar.

La tabla siguiente representa la diferencia entre el recuerdo de voto tras el 26-J y la intención de voto un mes antes.

En la tabla anterior se observa que el PP mejoró en doce puntos su fidelidad porque convenció a indecisos y tuvo, quizás, algo de voto oculto. Además logró atraer más votantes de C's de los que presagiaba el CIS. Ambas cosas entraban dentro de lo posible.

El PSOE también mejoró su fidelidad. Como decíamos antes, debió convencer a sus indecisos y sufrió poca abstención.

Pero la mayor sorpresa la sufrió Unidos Podemos. En las encuestas preelectorales los votantes de Podemos declaraban pocas dudas y una alta probabilidad de ir a votar. La coalición tenía una fidelidad que rivalizaba con la del PP. Pero al final en Podemos hubo más abstencionistas de los previstos. Muchos ex votantes del partido de Pablo Iglesias, que en mayo decían que repetirían su voto, reconocen que el 26-J al final no votaron.

Datos. Estos datos provienen de la encuesta preelectoral del CIS y del sondeo postelectoral de Metroscopia. Sobre los datos de Metroscopia he hecho un pequeño ajuste —he aplicado un multiplicador del 0,97 para quienes votaron por UP y del 1,14 para quienes lo hicieron por C's—, de forma que las transferencias reproduzcan el resultado real del 26-J.

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Sobre la firma

Kiko Llaneras
Es periodista de datos en EL PAÍS y doctor en ingeniería. Antes de llegar al periódico en 2016 era profesor en la Universitat de Girona y en la Politécnica de Valencia. Escribe una newsletter semanal, con explicaciones y gráficos del día a día, y acaba de publicar el libro ‘Piensa claro: Ocho reglas para descifrar el mundo’.

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