Ciudadanos se hunde al perder el pulso con el PP por el voto útil
Albert Rivera se queda por debajo de los 40 diputados que logró el partido el 20-D
Tras sumar ocho diputados menos que el 20-D (32 por 40) y perder casi 400.000 votos, Ciudadanos se convirtió ayer en el partido más castigado por la repetición electoral del 26-J. Sin embargo, la posición estratégica de Albert Rivera ante posibles pactos de gobierno mejoró gracias al buen resultado de Mariano Rajoy: si el PP y Ciudadanos sumaban 163 escaños tras el 20-D, ahora se combinan para 169, a siete de la mayoría absoluta. La formación de centro se vio penalizada en sus resultados por la unión de Podemos e IU, la polarización de una campaña que alejó los focos de Rivera, y la llamada del PP a concentrar el voto moderado.
Ciudadanos defendió la frontera de los tres millones de votos, pero depende de los dos partidos tradicionales para tener peso en las negociaciones para formar Gobierno. El PP ya ha señalado al PSOE como socio preferente, y si los dos se ponen de acuerdo no necesitan un tercer apoyo. Rivera solo tendrá un papel principal en el caso de que Pedro Sánchez mantenga su negativa a hacer presidente a Rajoy. Eso colocaría al líder de Ciudadanos frente a una encrucijada: o mantener su veto a la continuidad del candidato que ha ganado las tres últimas elecciones generales aunque eso impida el acuerdo; o lograr su salida; o desdecirse y pactar.
"Si no hay cambios, estaremos en la oposición", ha dicho Rivera sobre su oposición a la continuidad de Rajoy, que mantiene pese a su retroceso electoral. “Les digo al PP y al PSOE que si están dispuestos a sentarse desde mañana [por hoy] en una mesa para formar Gobierno, Ciudadanos estará en esa mesa”, ha añadido. “Solo una condición: no poner los sillones por delante de los españoles”, ha seguido. “Hay más de tres millones de españoles que han dicho que el centro existe y viene a quedarse”.
Igual que pasó en diciembre, las dos semanas de campaña se le hicieron demasiado largas a Ciudadanos. El 20-D, este partido logró un 13,9% de los votos y 40 diputados. Desde entonces, sus expectativas siempre se movieron por encima de esos resultados, según las encuestas de Metroscopia. Sin embargo, su trayectoria fue descendente a lo largo de las semanas decisivas de junio: arrancó la campaña aspirando a un 16,6% de los votos, según esta compañía de análisis demoscópicos, la continuó con dos puntos menos (14,5%), y la cerró con un resultado por debajo incluso del que sacó en diciembre (13,04%).
Alertado por el CIS preelectoral, que fotografió a los votantes de Ciudadanos como los menos fieles —solo el 59,5% declaraba que repetiría en junio su voto de diciembre—, Rivera se marcó como objetivo prioritario movilizar y fidelizar a sus electores durante 15 días de viajes por toda la geografía española. El resultado indica que no lo logró.
¿Por qué pasó eso? ¿Qué explica esos datos?
Primero, el PP tuvo éxito en su llamada a concentrar el voto moderado como mejor forma de desbloquear la formación de Gobierno. Segundo, Rivera apenas encontró oportunidades para ser protagonista durante una campaña polarizada entre las opciones de Mariano Rajoy y Pablo Iglesias. Tercero, los votantes de centroderecha castigaron el pacto de gobierno que firmó Ciudadanos con el PSOE en febrero, así como el veto de Rivera a Rajoy, y volvieron a votar al PP tras elegir a la formación de centro en diciembre (ese es el grueso de los casi 400.000 votantes que abandonaron a Rivera). Y cuarto, la coalición de Podemos e IU hirió las opciones de los de Ciudadanos en aquellas circunscripciones que le habían permitido dar un salto cualitativo por muy pocos votos en el 20-D.
Ciudadanos no tuvo éxito en una campaña que tenía como uno de sus objetivos estratégicos clave limitar los daños que podía causarle la alianza de izquierdas y la llamada al voto útil del PP. Así, el candidato concentró muchos de sus esfuerzos en Castilla-La Mancha, y pisó Guadalajara, donde su partido logró un acta por solo 800 votos de diferencia en las anteriores elecciones, o Albacete, donde la sumó por poco más de 1.500.
Expectativas diluidas
Consciente de que Unidos Podemos también tenía posibilidades de arrebatarle su escaño por Canarias, la formación de centro intentó mejorar su cosecha en circunscripciones en las que no sumó un diputado por poco en la anterior convocatoria: Burgos (le faltaron 3.239 votos), La Rioja (1.222) o Huesca (2.000 papeletas). En general, ese plan no tuvo éxito: perdió cinco de los seis escaños que logró en las dos Castillas en diciembre. En consecuencia, en la formación de Rivera se sucedieron los lamentos contra la ley electoral. Su reforma, anunciaron los dirigentes de este partido, será clave en cualquier futuro acuerdo en el que participen. En teoría, Rivera no tiene los escaños suficientes para imponer su agenda. El buen resultado del PP, sin embargo, puede hacer decisivo el peor resultado de Ciudadanos.
Todo depende de una pregunta: ¿Puede mantener Rivera su oposición a Rajoy cuando este logró ayer 14 escaños más que en diciembre?
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