Pedro Sánchez: “No me cierro a un Gobierno en coalición”
El líder del PSOE insta a Iglesias a "abandonar la zona de confort"
Pedro Sánchez no descarta un Gobierno con Podemos u otras fuerzas en el caso de que finalmente fuera investido presidente. Aunque la preferencia del líder socialista es gobernar en minoría, con apoyos puntuales de los distintos partidos a la izquierda y derecha del PSOE, la complejidad de los pactos para posibilitar ese escenario hace que en Ferraz no descarten esa opción, aunque no sea de su gusto. "No me he cerrado nunca a un Gobierno en coalición. El PSOE, con 90 diputados, no tiene la fuerza para un Gobierno monocolor", ha afirmado este miércoles el aspirante a La Moncloa en una entrevista en Cuatro. "No me cierro a ninguna formulación", ha añadido a la pregunta de si aceptaría a Pablo Iglesias como vicepresidente.
Este jueves, cuando se cumplen 80 días desde las elecciones generales del 20 de diciembre, España sigue sin Gobierno. Sánchez confía en formar un nuevo Ejecutivo antes de que termine el plazo, el próximo 2 de mayo. Para ello, el PSOE requiere, como mínimo, la abstención de Podemos,que votó en contra en las dos sesiones de investidura celebradas la semana pasada. La fase en la que se encuentra la política española se resume en la presión con la que Ferraz trata de atraer a la formación que aspira a sustituir a los socialistas como referente de la izquierda. "Tuve que escuchar lo que escuché del señor Iglesias de la cal viva… Plantea un camino equivocado. Yo intenté primero hablar con Pablo Iglesias, pero se descolgó, Iglesias dijo: 'Si hablas con Rivera no hablas conmigo'. Ni chantajes ni vetos. Tenemos que articular una mayoría suficiente, del cambio frente a la continuidad", ha afirmado tajante Sánchez.
El líder de los socialistas ha sido muy crudo con la postura de Podemos: "En este tiempo está quedando meridianamente claro que el PSOE y el PP no somos lo mismo. Mientras, el que ha perdido el tiempo es el señor Iglesias. Tiene que abandonar la zona de confort. Yo me quiero poner de acuerdo con él. No tiene ningún sentido que el presidente en funciones sea Rajoy por la coalición en negativo que tiene con la formación de Iglesias". La mitad de los votantes del partido emergente no comparte el voto en contra del candidato del PSOE, según una encuesta de Metroscopia para EL PAÍS.
Tras renovar el pacto con Ciudadanos, Sánchez trata estos días de sumar apoyos —desde la segunda votación en adelante el presidente necesita mayoría simple y no absoluta, en un Congreso con 350 diputados— a los 131 parlamentarios que le respaldan (90 del PSOE, 40 de Ciudadanos y uno de Coalición Canaria). "La política tiene que hacer más visible los ideales de cada partido. Eso no significa que haya que traicionar los ideales de cada uno en la búsqueda de acuerdos. Se puede llegar a puntos comunes sin la necesidad de traicionar tus ideales", entiende el dirigente socialista, que antepone la consulta a la militancia socialista a las críticas de Pablo Iglesias.
Sánchez no ha renunciado a acudir junto a Ciudadanos a las conversaciones con otros partidos. Ese ha sido el argumento para desmarcarse de la reunión a cuatro promovida por IU con Podemos y Compromís y que ha quedado en nada; en parte, porque el PSOE justificó su ausencia en que Ciudadanos no estaba invitado. "Con Ciudadanos estamos claramente diferenciados en lo ideológico. Me separan muchas cosas ideológicamente de Albert Rivera, como quedó claro en la campaña electoral. Es un partido de centro derecha, liberal, pero nos une a los dos cambiar este país. Además, Rivera nunca ha hablado de sillones", ha valorado el secretario general del PSOE.
El compromiso del aspirante del PSOE, si al final logra lo que para muchos parece imposible, es un Ejecutivo paritario, que no sería monocolor y que contaría con independientes de prestigio. Según sus palabras, se caracterizaría por ser "un Gobierno partidista y transversal, que valga para el centro derecha y la izquierda". "Me veo en Moncloa. Yo voy a ser el presidente del Gobierno y no va a haber elecciones. Estoy seguro de que el señor Iglesias recapacitará", confía Sánchez, pese a las complicaciones que afronta. Su círculo estima desde el 20-D que será presidente "a la tercera".
Ejecutivo monocolor
El 18 de diciembre, el último día de la campaña electoral, Sánchez expresó a las claras su gusto por un Ejecutivo integrado exclusivamente por el PSOE. “Quiero un Gobierno de un color y para eso hay que ganar las elecciones”, afirmó en Barcelona. Dos días después, los socialistas obtuvieron su peor resultado en unas generales, con 5,5 millones de votantes (1,5 millones de votos menos que en 2011) y 90 escaños (20 menos).
Hasta hoy, la postura del secretario general del PSOE al respecto apenas varió. La interpretación en la dirección socialista es que, de esta forma, Sánchez busca restablecer los puentes con Podemos, bajo mínimos, por no decir rotos, desde el acuerdo que el PSOE alcanzó con Ciudadanos hace dos semanas, y que llegó a su punto álgido con la alusión de Iglesias a las “manos manchadas de cal viva” de Felipe González por el terrorismo de Estado. La mitad de los votantes de la formación emergente no comparte el voto contra Sánchez en sus dos investiduras fallidas.
Por otra parte, el descarte formal de Sánchez a gobernar en solitario le acerca a las tesis de Compromís, donde el PSOE ve un interlocutor más cercano que Podemos. “El Gobierno de Pedro Sánchez será plural o no será. Al menos, no será de cambio”, advirtió a mediados de febrero Mònica Oltra, vicepresidenta de la Comunidad Valenciana. Sánchez cuenta con un margen de 54 días para formar Gobierno antes de la fecha límite del 2 de mayo. Si no lo logra, y otro aspirante no toma la alternativa, el 26 de junio habrá de nuevo elecciones.
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