Cataluña es la diana prioritaria de los ladrones de cobre

El ataque a las infraestructuras del AVE que en la mañana de este jueves ha interrumpido la circulación de trenes en Cataluña no ha sido pura casualidad. La comunidad autónoma es la región donde más sustracciones de cobre se producen al año, según fuentes policiales, tanto en el cableado de las compañías ferroviarias como en el de las eléctricas. La avería que ha afectado a unos 13.500 viajeros y a 40 convoyes ha tenido su origen en el corte de fibra óptica, pero los ladrones pretendían, en realidad, adueñarse de cobre y erraron en el tiro, como apuntan fuentes policiales. En 2014, Cataluña sufrió el hurto de 142 kilómetros de este material en la red de Adif, el 41,8% del total sustraído en toda España.

Desde 2012, el robo de cobre ha experimentado un descenso porque el precio de este material ha sufrido una progresiva devaluación en el mercado, entre otros factores. Las empresas ferroviarias, eléctricas y de telecomunicaciones son el principal objetivo de los ladrones, con el consiguiente perjuicio para los usuarios últimos de estos servicios. Pero la tendencia a la baja que se ha mantenido durante los últimos tres años no se ha reflejado de igual manera en todas las comunidades autónomas. En concreto, Cataluña presenta unas cifras desproporcionadamente altas y muy desviadas de la media nacional. Adif perdió en esta comunidad autónoma 142 kilómetros de cobre a causa de los robos, el 41,8% del total y, según las estimaciones de la compañía, durante este 2015 las cifras catalanas aumentarán hasta los 203 kilómetros sustraídos.

Los datos de Adif son similares a los del sector eléctrico. Red Eléctrica de España (REE),  responsable de la alta tensión, refleja también un descenso en el número de ataques en sus instalaciones, aunque Cataluña continúa a la cabeza de este tipo de delitos. La REE fue objeto de 68 robos durante el año pasado, en los que se sustrajeron 11.403 metros de cable. Más de un tercio de las sustracciones —un 35,3%— se produjeron en la región catalana, casi la mitad de todo el entramado español. 

Muy por detrás de Cataluña se sitúan Andalucía y la Comunidad de Madrid. En cada una de las dos regiones se produjeron ocho robos en 2014, un 11,8% del total de sustracciones registradas en España y tres veces menos que en la región catalana. Respecto al número de metros afectados, los lugares cambian. Castilla-La Mancha es la segunda autonomía donde se sustrajo mayor longitud de material. Con solo seis hurtos, los ladrones dejaron al territorio manchego sin 1.287 metros del cableado de la compañía ferroviaria. Cantabria y La Rioja quedaron al margen de este tipo de delitos, pues no se detectó ninguna sustracción en estas comunidades uniprovinciales.

El hecho de que en Cataluña exista una mayor concentración de infraestructuras puede explicar un cierto grado de diferencia en los datos respecto a otras regiones, pero el gran abismo entre las cifras catalanas y las del resto de comunidades tendría otras razones. Como apuntan desde Interior, el problema puede deberse a una "deficiente gestión de las políticas de seguridad en Cataluña y a la existencia de un problema de seguridad ciudadana en relación con la protección de estas infraestructuras".

Red de baja tensión eléctrica

Cataluña es también protagonista de los robos que se producen contra las compañías eléctricas de baja tensión. La empresa que ha sufrido más pérdidas por sustracción de cobre es Endesa. En 2014, la distribuidora fue objeto de 3.113 ataques en todo el territorio español, 366 menos que en el año anterior. No obstante, es especialmente significativo que aunque esta reducción fue del 10,5%, las pérdidas en términos económicos fueron un 32% menores en 2014 que en 2013. Una diferencia que puede obedecer a la devaluación del material en el mercado. De los 9.400.000 euros que Endesa perdió fruto de estos delitos, casi la mitad se registraron en Cataluña.

Al analizar el impacto que el robo de cobre supone para las compañías eléctricas, hay que considerar, además, otras dos empresas cuya presencia en el entramado español está muy extendida. Pero, incluso, con la suma de los datos de Endesa, Iberdrola y Gas Natural-Fenosa, Cataluña sigue sin perder su liderazgo. Un 36% de todos los ataques que se produjeron contra la red de baja tensión se localizaron en en esta comunidad autónoma.

En definitiva, pese a la tendencia a la baja que ha experimentado el robo de cobre desde 2012, Cataluña acusa un considerable problema de seguridad en sus redes de comunicación, como primera diana de las sustracciones dentro de todo del territorio español. En los últimos dos años, en torno al 37,7% de los delitos relacionados con la sustracción de este material que afectaron a grandes redes e infraestructuras de servicios se concentraron en la región catalana.