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El letrado de todos los VIP

El abogado Martell, que defiende a Pujol Ferrusola, es experto en pactos para evitar la cárcel a sus clientes

José Luis Núñez, acompañado por Cristóbal Martell, abandona la Audiencia de Barcelona en julio de 2011.
José Luis Núñez, acompañado por Cristóbal Martell, abandona la Audiencia de Barcelona en julio de 2011.Tejederas

El bufete de Cristóbal Martell no se publicita ni tiene página web. Sin embargo, su cartera de clientes abarca desde el futbolista Leo Messi —en el caso de su supuesto fraude fiscal— hasta Marco Antonio Tejeiro, el cuñado de Diego Torres, en el caso Nóos. Ahora ha asumido también la defensa de Jordi Pujol Ferrusola, el hijo mayor del expresidente de la Generalitat, que está imputado por delitos fiscales y de blanqueo por la Audiencia Nacional, y acaba de renunciar al letrado Javier Melero.

Quienes seguían el 4 de julio el telediario pudieron hacerse una idea de su actividad en casos con resonancia pública. Martell apareció tres veces, en tres noticias distintas. Una, en la Audiencia Nacional, en Madrid, con el extesorero del PP Álvaro Lapuerta, que lo fichó para defenderle en el caso Gürtel. Otra, en un vídeo tomado en Palma de Mallorca, detrás de los hermanos Miguel y Marco Antonio Tejeiro implicados en el caso Nóos (en la información se explicó el pacto de confesión del contable, pero no se desveló que el letrado Martell cocinó directamente el asunto con el fiscal anticorrupción Pedro Horrach). Y en la tercera, en segundo plano, en otro asunto de corrupción, el caso Mercurio en el que asiste en los juzgados de Sabadell al exalcalde Manuel Bustos, del PSC.

Martell es enjuto, barbudo y miope, viste siempre de negro y va armado con una gruesa maleta de cuero de profesor, llena de apuntes y códigos. Sus tres apariciones televisivas de aquel día chocan con su hermetismo frente a los medios y un estudiado estilo de discreción a la antigua usanza. Martell es el penalista de moda, por el peso de sus casos en la actualidad, por su agudeza en los procesos y, en especial, por su trayectoria de éxito al lograr, en general, rebajas de penas y de las sanciones económicas a sus reos VIP y a los anónimos que atiende.

Es un especialista en temas complejos. Busca siempre cerrar pactos de conformidad negociando acuerdos con la fiscalía y con Hacienda. Con Jordi Pujol Ferrusola, su estrategia se conocerá en el primer interrogatorio del juez Pablo Ruz, previsto para el 15 de septiembre.

El abogado acaba de sellar un pacto de calado, al dirigir la confesión del contable de la trama de Nóos, Marco Antonio Tejeiro, en el caso Nóos, con su colega Daniel Pérez Esqué, uno de los más de 15 letrados de su despacho, situado en un rascacielos de la Diagonal de Barcelona. El juez José Castro rechazó incluir en el sumario el pacto del arrepentido, que este expresará en el juicio.

“Martell debe ser hoy el primer penalista de España por los muchos e importantes asuntos en los que participa y por los acuerdos que alcanza”, apunta uno de sus interlocutores habituales en las arduas conversaciones de tira y afloja. “Es duro, frío y seductor al mover las piezas”, agrega otro. “Estudia un sumario, busca la grieta y abre su estrategia”, concreta un seguidor de su trabajo.

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La altura jurídica y la deriva noticiosa de los sumarios en los que está personado Martell son las palancas de su actual estrellato como abogado. Canario, de 52 años, con tres hijos de dos matrimonios, está respaldado técnicamente por su mujer, Debora Quintero, coautora de sus análisis académicos, aunque generalmente en la sombra. Debora es hija del catedrático Gonzalo Quintero, redactor de algunas reformas del Código Penal.

La trayectoria del defensor de los Tejeiro, Messi, Pujol y compañía se aquilató hace más de dos décadas, cuando formó tándem con su antiguo amigo Francesc Jufresa, clásica toga de oro de Barcelona y exjoven compañero de viaje de los comunistas de PSUC como él.

El dúo Jufresa-Martell, hoy separado, defendió al tiburón Javier de la Rosa al estallar sus muy variados escándalos económicos, que le llevaron a la cárcel. Años atrás Martell defendió en un largo juicio al expresidente del Barça y empresario Josep Lluís Núñez. En nombre de Núñez elaboró una querella contra la exlíder de Unió Mallorquina, Maria Antonia Munar, que acabó en la cárcel por la concesión corrupta de un solar público con un soborno de cuatro millones. Martell guió en parte la instrucción y su acusación pesó en el juicio.

En su abanico de clientes hay jueces y abogados, como el exjuez penitenciario de Barcelona José Ramón Manzanares, y también el exdecano del colegio de Abogados de Barcelona Jaume Alonso Cuevillas. Martell ha estado y está en varios de los sonados casos catalanes de corrupción: Palau, Turismo, Mercurio, Pretoria, y su despacho asiste al exalcalde preso de Torredembarra, Daniel Messegué (CIU). Además, defendió al entorno del expresidente de la Generalitat José Montilla, del PSC.

Bastantes fortunas y potencias financieras personales, implicadas en reclamaciones económicas y penales por supuestos fraudes a Hacienda, han buscado la ayuda del hábil y rocoso Martell. Además de Messi, Samuel Etoo y el Barcelona FC (por el caso Neymar) han confiado en él. Su norma es anticipar un pago millonario a cuenta, confesar y negociar no ir a la cárcel.

Así, mediante largas negociaciones con fiscales, abogados del Estado e inspectores tributarios, el penalista buscó la razón y la suerte para los abogados del Bufete Feliu de Palma de Mallorca, especialista en operar a través de paraísos fiscales, según las sentencias. Martell dirigió el operativo, en mesas de café y en despachos, para salvar de la cárcel a cuatro miembros de la familia Feliu, condenados y multados por fraude fiscal, a los que pedían decenas de años de prisión.

Cristóbal Martell es un escudo jurídico y pactista que busca avenirse con el ministerio público. Cooperó en solucionar la demanda a una heredera de Chupa Chups, Marta Bernat, o al exdueño en España de Burberry´s, Eugenio Mora. Acaba de ser designado defensor de la artista Isabel Muñoz, una de las hijas del controvertido potentado, ya fallecido, Julio Muñoz Ramonet, que legó su colección de arte a Barcelona pero de la que desaparecieron las mejores obras, decenas de grandes telas. El Ayuntamiento barcelonés presentó una denuncia penal, y allí aparece Martell, circunspecto, con su andar en balanceo, su sorna y rictus. Su retórica es acerada, irónica y barroca ante los tribunales. Esquemática, de formación alemana. Las minutas, depósitos a cuenta y el volumen final de ingresos de esa maquinaria de defensa son la envidia de la competencia.

Con información de Pere Ríos y Jesús García.

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