Llegada a las urnas con un empate total
La incógnita sobre el resultado domina el cierre de una campaña de pesadilla para el PP Unos miles de votos a partidos pequeños pueden alterar el reparto entre populares y socialistas
Desde las elecciones de 2008, en las que hubo algo de emoción hasta el final, ninguna campaña había cerrado con una incógnita tan grande sobre el resultado como la de las europeas. Los partidos echaron el resto anoche con mítines multitudinarios, pese a la escasa movilización que ha dominado estas dos semanas, pero en los cuarteles generales todo eran preguntas sin certezas. “Nadie lo tiene claro del todo, navegamos a vista y las encuestas son muy difíciles con una participación tan baja”, señalaba un dirigente que resumía un análisis muy extendido en las cúpulas del PP y el PSOE.
Los socialistas esta vez no han hecho encuestas propias, según su versión por escasez de fondos, aunque sí están informados de todas las que se han elaborado. En el mundo de la política los datos de encuestas fluyen en todas las direcciones. Los populares sí han hecho tracking diarios, pero diversos grupos internos del PP han encargado otras tantas muestras y los resultados no son coincidentes, sobre todo porque cada uno aplica su propia cocina. Algunos son muy optimistas —20 escaños del PP por 16 del PSOE— y otros apuestan por un empate técnico. Pedro Arriola, el gurú de Rajoy, como siempre prudente, apuesta internamente por la victoria ajustada del PP pero con dudas, según fuentes del partido.
Hay otros tracking que sitúan a los socialistas ligeramente por encima, después de un vuelco justo tras el gran patinazo de Miguel Arias Cañete. Su frase sobre la superioridad intelectual de los hombres, ha marcado una campaña que empezó bien para el PP y terminó de pesadilla.
Todos los dirigentes consultados coinciden: esta vez, realmente un puñado de votos pueden decidirlo todo. Y una de las claves, que hace tan difícil la tarea de los sociólogos que elaboran encuestas —Rajoy tiene siempre a su lado para este asunto no solo a Arriola sino también a José Ignacio Wert— es la incógnita sobre los partidos pequeños.
En las últimas elecciones europeas, en 2009, seis formaciones lograron representación parlamentaria. Esta vez pueden entrar hasta nueve formaciones. Y varias de ellas están al límite, sobre todo Podemos —a la que algunos apuntan hasta dos escaños—, Equo o Vox. Esas coaliciones o partidos pequeños, en el último minuto del recuento, van a competir directamente por esos escaños para arrebatárselos al PSOE o al PP. La única manera de que los dos grandes logren esos escaños es que suba la participación —está previsto que roce el 40%—, lo que implicaría que participan abstencionistas. El PSOE tiene muchos. Eso cambiaría el resultado y dejaría con menos opciones a los pequeños.
Por eso los dos grandes, en el cierre de campaña y en los últimos días, se han concentrado en convencer a los abstencionistas y sobre todo en pedir el voto útil. “Somos los únicos que podemos ganar al PP”, repite Alfredo Pérez Rubalcaba, que con Elena Valenciano lucha para evitar que IU, UPyD y los pequeños como Podemos o Equo le quiten votos. “Un eurodiputado solo no puede hacer nada”, repite Mariano Rajoy, y el PP ha preparado vídeos específicos sobre este asunto, con el objetivo de desinflar el efecto UPyD —que parece haber frenado su crecimiento— y también eliminar las opciones de Vox.
En la campaña del PP, y también ayer en el cierre, ha habido mensajes directos contra Rosa Díez (UPyD) y Alejo Vidal Quadras (Vox), hasta hace poco miembro de la cúpula del PP. Los socialistas tienen aún más frentes que cubrir y a su vez Izquierda Unida, que confiaba en que estas elecciones fueran las de su salto definitivo, ve cómo Podemos le quita parte de su crecimiento. Pero todo está en unos pocos votos, la campaña parece haber movido algo a favor del PSOE, sobre todo después del error del PP, pero todo son incógnitas hasta el domingo a las 23.00. Sólo entonces se podrán ofrecer resultados, por un problema legal derivado del cierre de urnas tardío en Italia.
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