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La España federal como medicina

El PSOE prepara una propuesta de reforma profunda de la Constitución que exige disolución de las Cortes y referéndum, aunque tenga posiciones distintas

Rubalcaba, el pasado día 15 en un acto del PSC.
Rubalcaba, el pasado día 15 en un acto del PSC.JOAN SÁNCHEZ

La diferencia entre el veneno y la medicina está en la dosis. Para Alfredo Pérez Rubalcaba, la medicina para las tensiones territoriales es avanzar, con la dosis máxima de descentralización, hacia el federalismo, mientras que para otros la sola mención de la palabra envenena la vida política.

Rubalcaba ha agitado el debate al anunciar su propósito de promover un cambio constitucional hacia un Estado federal. Y el debate no es pacífico porque desde 1978 no han cesado las tensiones territoriales, la derecha encabezada entonces por Manuel Fraga cuestionó la Constitución por su rechazo al título VIII que hace el diseño territorial, cada Estado sigue un modelo diferente con características distintas, el Estado autonómico es una rareza en el mundo, cala la idea de que el Estado descentralizado es despilfarrador y el constitucional es la rama del derecho más creativa. Todo se complica porque se precisaría abrir en canal la Constitución, con una reforma agravada, que exige mayoría cualificada, disolución de las Cortes y referéndum.

Las autonomías tienen más competencias cedidas que los miembros de algunos Estados federales, pero no hay diferencias entre ellos, algunos tienen plena autonomía fiscal (por ejemplo, en Australia) y disponen de mecanismos de cooperación, como cámaras territoriales donde están representados los Estados. Por eso, el único denominador común de constitucionalistas y políticos es que el Senado, el gran agujero negro de la Constitución, necesita un cambio urgente. PSOE y PP han defendido en distintos momentos su reforma, con diferente grado, pero nunca se atrevieron.

Andrés de Blas, catedrático de Constitucional de la UNED, asegura que “en la práctica España es un Estado federal; presenta los rasgos externos de federalismo, que tiene muchos tipos y uno de ellos es el autonómico”. Como diferencias para convertir España en federal, menciona que el Senado no es la segunda cámara, no hay participación de las comunidades en la formación de la voluntad del Estado y no tienen constituciones como garantes de su autonomía. Pero no hay diferencia en competencias.

Ramón Jáuregui, que prepara la propuesta del PSOE, afirma que la Constitución tiene naturaleza federalizante, pero que es preciso ahora avanzar hacia la España federal. Para eso, propone reformas básicas como: que en el Senado estén representadas las autonomías (como en Alemania); que se clarifiquen las competencias, que se fije un modelo fiscal y que se establezcan mecanismos de cooperación. En su opinión, es sostenible que haya diferencias entre miembros de un Estado federal, por sus circunstancias, historia, lengua, insularidad, etcétera. Pero, abierto el melón por el líder del PSOE, ni siquiera hay acuerdo entre los dirigentes de este partido. Sostenía el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero que el PSOE era el partido que más se parecía a España. Se refería a la diversidad en un partido que se dice federal en su organización, y es aplicable a que dirigentes como Txiki Benegas ven innecesario el cambio, mientras otros, como los del PSC, o Jáuregui y Francisco Caamaño, proponen ir a un Estado federal, con un cambio de la Constitución, que afectaría a más de 20 artículos.

Benegas sostiene que la diferencia entre Estado autonómico y federal “es solo nominativa”. En su opinión, el autonómico “ha ido más allá del federal en competencias y es más flexible porque permite hechos singulares” y que algunos tengan competencias sobre policía, prisiones o derecho civil, entre otras. En Alemania, en cambio, todos tienen las mismas. En España también es posible la cesión de competencias con el artículo 150.2 de la Constitución, utilizado una vez para que Cataluña asumiera el tráfico. En su opinión, la expresión federalismo asimétrico es un oxímoron y “el federalismo no es la panacea, aunque se plantee siempre que hay problemas”. Apoya cambiar el Senado para que haya circunscripción autonómica o para que sean designados por las comunidades.

Esteban González Pons, dirigente del PP y profesor de Constitucional, considera que la principal diferencia entre Estado autonómico y federal es que en el primero la soberanía es única y en el federal es de cada uno de los miembros. Eso supone, dice, que si fuera un Estado federal, Cataluña podría votar su secesión, pero en la España autonómica deber votar todo el país. “El autonómico es más descentralizado que el federal y no sería precisa una reforma constitucional sino una nueva Constitución”, asegura.

El propósito federal sí tiene apoyo, con muchos matices, en UPyD. Rosa Díez asegura que “el mejor modelo territorial para España es el modelo federal cooperativo, que contempla una alta descentralización política y exige cooperación entre los Estados (comunidades) y de estas con el Gobierno. El Gobierno tendrá competencias indelegables y exclusivas en todo aquello que sea considerado principio básico de interés general y garantice que los derechos fundamentales sean efectivos en condiciones de igualdad para todos los ciudadanos. Seguridad nacional, política exterior, medio ambiente, educación, sanidad, políticas sociales... serían algunos de los ejemplos”.

Su modelo sería el alemán, con “una reforma constitucional, que cierre con claridad el marco competencial, porque el Estado de las autonomías ha de ser revisado con urgencia, pues ha concluido en un Estado inviable en lo político e insostenible en lo económico”.

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