La familia de un preso en Cuba presiona a Obama para que logre su liberación
El norteamericano Alan Gross fue encarcelado en diciembre de 2009 en La Habana, donde trabajaba en la mejora de las comunicaciones por Internet
La esposa de Alan Gross, el ciudadano norteamericano encarcelado en Cuba desde diciembre de 2009, pidió este martes a la Administración Obama que refuerce las presiones para que el gobierno cubano facilite su liberación. El Senado estadounidense presentó también una resolución para pedir la puesta en libertad inmediata de Gross por razones humanitarias.
Gross fue detenido en La Habana el 3 de diciembre de 2009 cuando trabajaba para una empresa subcontratada por el Departamento de Estado en la mejora de las comunicaciones y el acceso a internet para la comunidad judía que vive en la isla. El gobierno de Raúl Castro le condenó a 15 años de cárcel por actuar contra la integridad e independencia del Estado, mientras que EE UU defiende que Gross nunca representó una amenaza para Cuba.
“El Gobierno de Estados Unidos le envió a Cuba y ahora debe traerle a casa”, afirmó este martes la mujer de Gross, Judy. “Pido al señor Castro que envíe una señal inequívoca de que quiere mejorar las relaciones bilaterales con Estados Unidos. Y le pido al presidente Obama, ahora que han pasado las elecciones, que convierta la liberación de mi marido en una de sus prioridades e inicie conversaciones de alto nivel con Cuba”.
En el tercer aniversario de su detención, la Casa Blanca y el Departamento de Estado pidió también su libertad por lo que consideran un “encarcelamiento injustificado”. Las autoridades han solicitado durante estos tres años que Gross tenga acceso a un médico independiente que determine su estado de salud, ya que la familia alega que sufre una grave artritis que dificulta su movilidad, y si está siendo atendido por facultativos cubanos.
La detención de Gross es un obstáculo para la mejora de las relaciones entre EE UU y Cuba” Senador Ben Cardin
La renovación de las presiones sobre el gobierno cubano coinciden con el momento quizás más propicio en los últimos años para que Estados Unidos levante el embargo sobre la isla o suavice sus condiciones. Sin embargo, "la detención de Gross es un obstáculo para la mejora de las relaciones entre EE UU y Cuba”, afirmó el senador Ben Cardin, uno de los promotores de la resolución del Senado para exigir la liberación del ciudadano estadounidense. “Pedimos que le dejen marchar por razones humanitarias”, dijo Cardin. “Ha pasado demasiado tiempo y Cuba debe hacer lo correcto”.
El senador republicano Jerry Moran, otro de los autores de la resolución y uno de los legisladores que en los últimos años ha trabajado en las relaciones entre ambos países, en especial en el mercado de productos agrícolas, aseguró que desde la detención de Gross ha abandonado estos esfuerzos. “El Gobierno cubano tiene la responsabilidad de cooperar con EE UU en relación con el injusto encarcelamiento de Alan Gross”, declaró el senador. “La mejora de las relaciones bilaterales siempre ha sido complicada, pero es mucho más compleja e improbable hasta que Cuba le deje en libertad”.
Judy Gross solicitó a ambos Gobiernos que dejen atrás las diferencias que les separan y que empiecen “desde cero” a la hora de negociar: “Den una oportunidad al diálogo y no dejen de conversar hasta que no hayan alcanzado un acuerdo y mi marido esté de vuelta en casa”. Gross afirmó que su esposo ha trabajado durante toda su carrera ayudando a comunidades necesitadas en diversos países y que siempre ha respetado la legislación local.
Desde su detención, tanto la familia como las autoridades estadounidenses han solicitado en varias ocasiones a sus homólogos cubanos que permitan el acceso de Gross a un médico independiente que valore su estado de salud. El norteamericano padece artritis crónica, ha perdido 45 kilos de peso y se le ha detectado un bulto en un hombro. “¿Por qué teme Cuba que se examine a mi marido?”
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