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El crecimiento de la economía española desbordó las previsiones

La 'Diana Esade' recuerda que la predicción media para 2015 fue del 2%, cuando el avance llegó al 3,2%

Alejandro Bolaños

En el verano de 2014, analistas de servicios de estudios y economistas de organismos públicos y académicos daban por iniciada la recuperación de la economía española. Pero cuando hicieron su pronóstico sobre qué ocurriría en el año siguiente, se quedaron muy cortos. Como recoge la Diana Esade, el estudio que realiza la escuela de negocios sobre las predicciones de los expertos, la previsión media se quedó en un crecimiento del 2% para 2015. Pero, tal y como ha indicado ya el Instituto Nacional de Estadística, el avance real del PIB español el año pasado alcanzó el 3,2%. Los expertos no pudieron anticipar los vientos de cola (bajada del petróleo, política monetaria, rebaja de impuestos) que iban a propulsar la economía española unos meses después.

El repunte de la economía española ya cogió a contrapié en 2014 a los 23 servicios de estudios, centros de investigación y departamentos institucionales cuya predicciones sintetiza la Diana Esade. En ese año, la previsión media fue del 0,7% y el crecimiento final de la economía española fue del 1,4%. Si en 2014 el desvío fue de 0,7 puntos porcentuales, el año pasado llegó a 1,2 puntos porcentuales.

Si se tienen en cuenta estrictamente las previsiones y los resultados de 2015, entre los servicios de estudios, el del BBVA fue el que se quedó más cerca (anticipaba un crecimiento del 2,3%), mientras que organismos internacionales como el FMI y la OCDE (1,6%), o el semanario británico The Economist (1,4%) eran los menos creyentes en la recuperación española. Los más acertados si se tiene en cuenta la media de los últimos tres años, a solo medio punto se situaron el Centro de Predicción Económica (CEPREDE) y los economistas de la Universidad Rey Juan Carlos (CEEM-URJC).

El equipo de Esade, que ha presentado este martes la nueva edición del estudio, para las previsiones sobre 2015 opta por fijarse en el pronóstico que se hace en septiembre del año anterior, porque considera que es el momento en que muchas empresas, y el propio Gobierno, usan esas estimaciones para planificar el siguiente ejercicio. Y la piedra angular del estudio son las predicciones del panel de la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas), a las que Esade añade algunas referencias más, sobre todo públicas.

El corte temporal (las previsiones se revisan continuamente) jugó esta vez una mala pasada a los que hacen previsiones. Porque en septiembre de 2014 el petróleo apenas había bajado de 100 dólares por barril, cuando al año siguiente bajaría de 50 dólares. Entonces, solo se intuía que el BCE iba a elevar su política de expansión monetaria, pero no se sabía hasta donde iba Mario Draghi a redoblar su apuesta (en enero de 2015 anunció la compra de un billón de euros en deuda pública y privada). Un estímulo que rebajó considerablemente los costes financieros. Por último, se sabía que el Gobierno de Rajoy iba a revertir la subida del IRPF, pero no que la bajada prevista para dos años (2015 y 2016) se concentraría finalmente en buena medida en 2015. En suma, los factores favorables a la economía española, se convirtieron en un vendaval a favor.

Los más acertados en los últimos tres años

La Diana Esade recopila el desvío medio de las predicciones en los tres últimos años. Ahí es donde Ceprede, el centro que nació de la Universidad Autónoma de Madrid, registra un desvío menor, junto al Centro de Estudios de Economía de Madrid, de la Rey Juan Carlos (0,5 puntos porcentuales). A continuación, los servicios de estudios del BBVA y el Santander. Por el contrario, FMI, OCDE, The Economist y Banco de España se encuentran entre los menos precisos, aunque tanto en el caso del Fondo como del supervisor español se utilizan predicciones de julio.

La falta de acierto en predecir el avance económico hizo que el desvío en la estimación de la tasa de paro fuera aún mayor. Entre otras cosas, porque esa tasa depende además del comportamiento de la población activa, mucho más difícil de anticipar. Así, las previsiones hechas en septiembre de 2014, en promedio, apuntaban a un desempleo equivalente al 23,3% de la población activa para el cierre de 2015. Pero la última Encuesta de Población Activa lo dejó en el 20,9%. Los analistas de la patronal CEOE fueron los que menos se equivocaron (22,4%), mientras que la Comisión Europea, habitualmente rezagada en su valoración del mercado laboral español, la más equivocada (24%).

Entre otras cosas, tal y como refleja la Diana Esade, los expertos consideraron que se iba a necesitar más crecimiento para generar los puestos de trabajo que finalmente se crearon. En suma, no solo es que vaticinaron un crecimiento por debajo del real, sino que pensaron que el avance del PIB iba a generar, proporcionalmente, menos empleo. Finalmente, la elasticidad del empleo en relación al PIB rozó la unidad (0,94): si el crecimiento económico fue del 3,2%, el del empleo fue del 3%. Todas las predicciones, excepto las de la CEOE (1) y La Caixa (0,94) arrojaban elasticidades inferiores, que el FMI rebajó a 0,35. Es decir, que en sus estimaciones un crecimiento del PIB del 3,2% se traducía en un avance anual del empleo del 1,1%, muy inferior al que realmente fue. Son, en todo caso, predicciones cuantitativas, que no entran a analizar la calidad del empleo creado.

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