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EMILIO LOZOYA / Director General de Pemex

“México y Corea del Norte tienen el marco energético más restrictivo”

Miembro de la aristocracia del PRI, Emilio Lozoya, fue el hombre elegido por el presidente de México, Enrique Peña Nieto, para pilotar el destino de Pemex

Emilio Lozoya, Director General de PEMEX, durante la entrevista
Emilio Lozoya, Director General de PEMEX, durante la entrevistaPEP COMPANYS

Miembro de la aristocracia del PRI —es nieto de un general que llegó a gobernador y su padre fue secretario de Energía—, Emilio Lozoya, de 38 años, fue el hombre elegido por el presidente de México, Enrique Peña Nieto, para pilotar el destino de Pemex cuando la reforma energética es la gran apuesta del sexenio. Abogado y economista, con un máster en Harvard pero sin experiencia política relevante, el más joven director de la compañía de la historia no teme al desafío aunque mide sus palabras durante la entrevista. No es para menos. El mes próximo se cumple el 75º aniversario de la nacionalización de Pemex por el expresidente Lázaro Cárdenas y la empresa es uno de los grandes signos de identidad mexicanos.

Pemex es una pieza clave en la reforma energética. Su apertura a la inversión extranjera exige otra reforma, la constitucional. Pero la energética suscita los recelos del poderoso sindicato petrolero, famoso por la corrupción de sus líderes, y del conglomerado de sus proveedores así como una profunda desconfianza entre la izquierda que teme que oculte una futura privatización. Algo que Lozoya niega rotundamente: “Pemex no se va a privatizar. No se trata de abrir su capital a empresas privadas sino de permitir a Pemex constituir joint ventures con otros socios en exploración de yacimientos, refinerías o transporte de gas. El objetivo de la reforma es aprovechar el potencial que tiene México en materia energética, que Pemex deje de ser una petrolera enfocada en generar divisas y mude a una empresa que genere más energía, más barata y más limpia, más empleos y de mayor calidad y también más impuestos”.

“El objetivo es que Pemex produzca más energía, más barata”

Pemex es la séptima petrolera mundial y cuenta con inmensas reservas de gas. Sin embargo, México se ve obligado a importar gasolina y gas. El hecho de que el monopolio represente la tercera parte de los ingresos del Estado ha limitado su capacidad de maniobra para explotar otras áreas de negocio o invertir en su modernización tecnológica. La producción ha caído de 3,4 millones de barriles al día en 2004 a 2,6 millones en la actualidad. El gigante público ha generado una enorme burocracia y la falta de transparencia una corrupción casi legendaria.

De todo esto ha tenido muestras Lozoya en los casi tres meses que lleva en el cargo. En este tiempo Pemex demandó en EE UU a Siemens por 500 millones de dólares al acusar a la empresa alemana de supuesta corrupción. Y semanas después la petrolera reconoció un polémico préstamo blando de 500 millones de pesos (unos 30 millones de euros) al sindicato para que construyera viviendas a sus trabajadores. Su director asegura que quiere una empresa “más transparente ante los mexicanos, que son sus dueños”, y enfatiza la necesidad de que el sindicato petrolero cambie, una tarea a priori titánica: “El sindicato, pero también otros sindicatos mexicanos, debe modernizarse. Haré todo lo posible por modernizar Pemex, independientemente del marco jurídico al que esté sujeto. Hay mucho que hacer en este sentido”, añade.

“La reforma energética supone un impacto en el PIB del 2%”

Lo peor llegó el 31 de enero, cuando una tremenda explosión en la Torre Pemex de la capital mexicana causaba 38 muertos y decenas de heridos. La explicación oficial de que se debió a una acumulación de gas metano ha sido acogida con escepticismo por la opinión pública y no ha evitado que circulen toda clase de teorías conspirativas. Lozoya es tajante: “Somos los primeros interesados en que se esclarezca, pero toda la evidencia científica indica que fue un accidente, una tragedia lamentable. Pemex sigue de luto, pero está en pie”.

¿La explosión acelerará o retrasará la reforma? “Es un accidente absolutamente desligado de los procesos políticos”, responde con sequedad, consciente de que la reforma energética es una “reforma de Estado”, cuyo ritmo debe acordarse en el contexto del Pacto por México, la agenda de transformación del país consensuada con el resto de las fuerzas políticas.

La reforma energética es para Lozoya una necesidad y también una oportunidad única para México. Lo primero es modernizar el marco jurídico en que opera la compañía. “Junto con Corea del Norte, México tiene el marco regulatorio más restrictivo del mundo y hay que generar uno más competitivo porque el mercado de la energía es global. Una empresa que no vea rentabilidad suficiente en sus inversiones en México se irá a Angola o a Rusia. En todo el mundo hay condiciones mucho más favorables para las empresas. Este es un punto crítico”, afirma.

“En todo el mundo hay condiciones mucho más favorables para las empresas”

El segundo imperativo es que Pemex necesita socios con los que compartir riesgos. “El futuro energético de México está en la exploración en aguas profundas, donde los proyectos suponen una inversión de 5.000 millones de dólares o más cuando el presupuesto de inversión de Pemex es de 28.000 millones. Si le entráramos solo a dos proyectos en aguas profundas estaríamos arriesgando una parte importantísima de la inversión anual. Es por eso que todas las petroleras del mundo, incluyendo las estatales, diversifican riesgos y eso no supondría que el Estado mexicano perdiera la propiedad de los hidrocarburos”.

El responsable de Pemex explica que “México tiene 30 años de producción de petróleo garantizada al ritmo actual”, pero que si quiere “explorar el crudo pesado, donde hay que perforar miles de pozos, se requieren socios. No es un tema solo de presupuesto y tecnología, sino de organización y logística”.

“Si no hay cambios, seguiremos importando gas de Estados Unidos”

La oportunidad parece al alcance de la mano. “Con la revolución del shale, gas que permitirá a EE UU ser autosuficiente en 10 años, México está en una situación muy favorable para industrializar ciertas zonas del país. Por ejemplo, el gas produce fertilizantes y tres cuartas partes del campo no está fertilizado y los podríamos producir a precios hipercompetitivos. La abundancia de gas en EE UU es una buena noticia para México y la conectividad que está ya en construcción será en beneficio de todos los países del área. La reforma energética es el futuro de este país, su impacto puede representar un 2% más del PIB”.

¿Y si no logran aprobarla? “Si no la hacemos, creceremos menos, habrá menos empleos y de peor calidad, seguiremos importando gas de EE UU y, sobre todo, México no aprovechará el escenario tan positivo que hay en Norteamérica”.

Lozoya no quiere entrar en batallas del pasado. “Pemex velará por los intereses de México en su inversión en Repsol”, se limita a repetir. Su misión ahora es modernizar Pemex y por tanto transformar México.

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